El físico y filósofo argentino Mario Bunge (Buenos Aires, 1919) ha muerto a los 100 años de edad este martes en un hospital de Montreal, ciudad en la que residió durante 40 años. Fue un pensador racionalista, defensor del realismo científico y de la filosofía exacta, y uno de los científicos de lengua española más reconocidos y citados de la historia según The Science Hall of Fame.
En 1982 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por su contribución “al análisis y fundamentación de teorías en el campo de las Ciencias Naturales y Sociales con una larga serie de trabajos que vienen influyendo grandemente en la investigación que se realiza en estas materias tanto en España como en Hispanoamérica”.
Bunge fue autor de medio centenar de obras. En 1967 publicó un ambicioso tratado de teoría de la ciencia, Scientific Research, que se tradujo al español dos años después (La investigación científica) y ha tenido una gran repercusión en el campo de la filosofía de la ciencia.
El filósofo tuvo una brillante carrera universitaria que comenzó a los 18 años, estudiando física y matemática en la Universidad Nacional de La Plata y doctorándose en 1952 en Ciencias Físicomatemáticas. Fue fundador, en 1944, de la Asociación Física Argentina. Su compromiso ético y político truncó su carrera universitaria durante el peronismo, pero fue reincorporado tras la caída de Perón a la Universidad de Buenos Aires y nombrado catedrático de Física Teórica y Filosofía de la Ciencia. en 1963 abandonó Argentina y tras pasar por varias universidades alemanas y americanas se estableció definitivamente en la Universidad McGill de Montreal, Canadá, aunque continuó ejerciendo como profesor visitante en universidades de varios países.
Entre sus obras en lengua castellana destacan, además, Teoría y realidad, Filosofía de la física, Epistemología, Materialismo y ciencia, El problema mente-cerebro, Economía y filosofía, Filosofía de la psicología (en colaboración con R. Ardila), Mente y sociedad y Las ciencias sociales en discusión. En 2011 publicó un ensayo en titulado Las pseudociencias, ¡vaya timo!, en el que arremetía contra todo tipo de disciplinas de escaso fundamento científico, desde la parapsicología al psicoanálisis.