Hallazgo del cráneo del ‘primer asesinato de la historia' en Atapuerca. Foto: Javier Trueba/Madrid Scientific Films
El Cráneo 17 hallado en la Sima de los Huesos de Atapuerca (Burgos) presenta dos orificios en el hueso frontal, por encima de la órbita ocular izquierda. Su estudio ha permitido demostrar que estas aberturas se produjeron posiblemente por el impacto de un objeto duro justo antes o después de la muerte del individuo, cuando aún tenía tejido blando, según un estudio que publica la revista Plos One.
Los estudios realizados en los últimos años han permitido descartar estas dos últimas hipótesis, dejando solo dos alternativas para el origen de la acumulación de cadáveres: los individuos cayeron accidentalmente por la sima vertical de trece metros que da acceso a esta cavidad o se acumularon los cadáveres intencionalmente. Para los investigadores, discernir de manera inequívoca entre estas dos hipótesis era muy complicado.
Dos impactos con el mismo objeto
El Cráneo 17 presenta dos orificios en el hueso frontal, por encima de la órbita ocular izquierda. Su estudio ha permitido demostrar que estos orificios se produjeron posiblemente por el impacto de un objeto duro justo antes o después de la muerte del individuo, cuando aún tenía tejido blando. Este impacto podría haberse producido durante la caída de trece metros por la sima que da acceso al yacimiento, lo que sería compatible con la hipótesis de caída accidental.Utilizando las más modernas técnicas forenses ha sido posible demostrar que ambas lesiones fueron producidas por el mismo objeto en dos impactos diferentes y con distintas trayectorias, lo que descartaría la teoría de la caída accidental, según un trabajo que publica la revista Plos One. "El tipo de lesiones, su localización y el hecho de que fueran producidas en dos golpes independientes con el mismo objeto nos lleva a interpretar que probablemente fueron producidas durante un acto de agresión mortal por otro individuo, en lo que constituiría el primer caso de asesinato conocido en la historia de la humanidad", aseguran los científicos.
Estos datos indicarían que el individuo del Cráneo 17, si ya estaba muerto, no pudo llegar por su propio pie hasta Sima de los Huesos, sino que su cadáver tuvo que ser transportado hasta allí, muy probablemente, por otros humanos. Esta hipótesis sugiere que fueron los humanos los responsables de la acumulación de cadáveres de la Sima de los Huesos, por lo que se trataría del primer acto funerario de la humanidad.