¿Qué libro tiene entre manos?
Como me ocurre siempre, tengo varios. Uno es ¿Por qué E = mc2?, de Brian Cox y Jeff Forshaw. Otro es Alejandro Magno en la Casa de la Muerte, de Paul Doherty. Hay más libros a medias en la mesilla de noche y me esperan sin empezar Utz, de Bruce Chatwin, y La fiesta de la insignificancia, de Milan Kundera.
¿Qué libro abandonó por imposible?
La verdad es que me empeño en terminarlos por muy aburridos que sean. Me he tragado unos cuantos bodrios y reconozco que no pude terminar El gran Gatsby.
¿Con qué escritor, científico o artista le gustaría tomar un café mañana?
Con el zoólogo George Schaller, por ejemplo. Y espero hacerlo un año de estos. Tampoco me importaría charlar con Bob Dylan, pero admiro a muchos más científicos, artistas, pensadores y escritores.
¿Recuerda el primer libro que leyó en su vida?
Siento decir que no, pero El libro de la Selva fue uno de los primeros y me marcó. Aprendí a amar con Romeo y Julieta. Después, un Baroja tras otro...
¿Cuántas veces va al teatro al año?
Entre media y una docena aunque me gustaría ir más.
Alguna obra de teatro que le dejara clavado en la butaca...
El visitante, de Eric-Emmanuel Schmitt. Y Amadeus antes de que Milos Forman hiciera la película basada en la obra de teatro de Peter Schaffer.
Cuéntenos la experiencia cultural/científica que le cambió su manera de ver la vida.
¡Caray, que preguntas tan profundas! Yo soy mucho más sencillo: ir al monte de niño a recoger setas con mi familia o salir a pasear por el campo. Ahora que lo pienso, los campos de Castilla en pleno verano con las mieses doradas me impresionaron mucho.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Me esfuerzo por entender los nuevos lenguajes y desde luego despiertan mi curiosidad las expresiones artísticas contemporáneas. Es curioso, con los años he pasado de lo clásico a lo moderno, en lugar de hacer el viaje contrario como suele ser la norma.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en su casa?
De Benvenuto Cellini, la verdad. En todo caso, una escultura. Tampoco rechazaría una de Policleto.
¿Es usted de los que recela del cine español?
En absoluto. Creo que debería ser protegido y apoyado. Necesitamos nuestro cine bastante más de lo que muchas personas se creen, aunque haya también películas flojas, como no podía ser de otro modo.
¿Cuál es la película que más veces ha visto?
Quizá Blade Runner. Y también Las aventuras de Jeremiah Johnson, Lawrence de Arabia, 2001...
¿Qué libro debe leer urgentemente el presidente del Gobierno?
Como todo el mundo, El Quijote, la mayor lección de humanidad que se ha escrito nunca. Y le recomendaría que lo leyera varias veces.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me encanta España y no tengo razones.
Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Solo hay una: más y mejor educación, pero eso lo sabe todo el mundo. Yo creo que en nuestro país hay verdadera sed de cultura y de conocimiento. La tierra espera la lluvia y tiene que llover a cántaros. El nuestro es un pueblo sensible y culto.
¿La mejor marca España?
Cervantes, sin dudarlo, y El Guernica de Picasso, ni más ni menos que la obra de arte más representativa de todo el siglo XX. ¡Y está en Madrid! A veces leo que Madrid no tiene un icono con el que identificarse y no doy crédito. ¡El Guernica, hombre!
¿Existía el Homo Corruptus en el paleolítico?
Existían los seres humanos con sus grandezas y sus miserias. En el paleolítico era más difícil engañar porque las adversidades de una vida constantemente a prueba ponen a cada uno en su sitio.
¿Qué manifestación artística destacaría de esa época?
Altamira, ¿cómo dudarlo?