El futuro del clima está en Venus
Un nuevo modelo climático de Venus podría explicar lo que sucederá con el calentamiento global de la Tierra
11 julio, 1999 02:00Venus es el gran olvidado de la exploración planetaria, a pesar del misterio que esconde tras sus nubes. La sonda Magallanes ofreció una serie de espléndidas imágenes de este vecino planetario antes de estrellarse contra su superficie. Ahora, científicos de EE UU han elaborado un nuevo modelo climático de Venus con las claves para averiguar la futura evolución del clima de la Tierra.
Es una de las "estrellas" más brillante del firmamento nocturno, aunque se trate de un planeta. Y a pesar de su espectacularidad, Venus parece el gran olvidado de la exploración planetaria, que entra ya en un nuevo milenio. Tiene más o menos el mismo tamaño que la Tierra. A ambos se les ha denominado los "gemelos planetarios". Pero la atención científica internacional se ha centrado en Marte, un planeta seco y helado, casi sin atmósfera, y en otros vecinos más grandes, como Júpiter o Saturno.Una gran paradoja, por cuanto si existe un planeta más parecido a la Tierra, ese es Venus y no Marte, según los científicos Mark Bullock y David Grinspoon, del Laboratorio de Física Espacial y Atmosférica de la Universidad de Boulder en Colorado (EE UU ).
Venus es el segundo planeta más cercano al Sol y el sexto más grande. Con un diámetro de unos 12.103 kilómetros, su tamaño es casi igual al de la Tierra (un 95 por ciento de su volumen y un 80 por ciento en masa). Su rotación es muy lenta. Cada día venusiano consume unos 243 días terrestres, y su rotación está además sincronizada de forma que siempre presenta la misma cara a la Tierra.
Tambien comparte otras cosas con nuestro planeta. A pesar de la espesas nubes que lo cubren, Venus contiene relativamente pocos cráteres en su superficie, y su densidad y composición química también es parecida. En un principio se pensó que podría haber vida allí.
Lo cierto es que Venus es un lugar mucho menos prometedor que Marte para buscar formas de vida. Por un lado, la presión que ejerce su densa atmósfera sobre cualquier cosa en su superficie es de 90 atmósferas terrestres; sería la misma que sufriría una persona si se encontrase a un kilómetro de profundidad, soportando el peso de una columna de agua de esa longitud sobre sus espaldas.
Señas de identidad
Esa atmósfera está compuesta fundamentalmente por dióxido de carbono, y capas de nube de ácido sulfúrico de varios kilómetros de espesor, que calientan el planeta hasta una temperatura de más de 400 grados, capaz de derretir el plomo.
Venus es quizá el lugar más parecido al infierno. Sufre de un efecto de invernadero sobredimensionado, por culpa de ese exceso de dióxido de carbono. Dado el rápido nivel de cambio que se viene registrando en el clima de la Tierra durante este último siglo, en especial los gases de invernadero inyectados a la atmósfera mediante la acción humana, científicos como Bullock y Grinspoon creen que este planeta podría ser muy bien un ejemplo de lo que podría ocurrir con la Tierra si persiste este aporte de gases y la intensificación del consiguiente efecto invernadero.
"Nuestro modelo muestra que Venus ha cambiado de forma dinámica en el pasado reciente", ha declarado Bullock. "Dado que Venus y la Tierra comparten un número de similitudes, existen claras implicaciones acerca de nuestro futuro".
Los datos más recientes indican que Venus pudo sufrir un volcanismo muy activo hace quizá unos 800 millones de años; por entonces, grandes cantidades de lava fluyeron de la boca de numerosos volcanes, alterando la morfología de la superficie. Según Bullock y Grinspoon, la cantidad de lava expelida fue tanta que bastó para formar una capa alrededor del planeta de 9,6 kilómetros de espesor.
Modelo computerizado
Esta evolución fue simulada en ordenador. Los volcanes son formidables productores de vapor de agua y dióxido de azufre. Esas cantidades expelidas pudieron incrementar diez veces las de vapor de agua en Venus, y quizá en cien veces las de dióxido de azufre.
¿Cuáles serían las consecuencias para el clima? Ambos tipos de gases producen efecto invernadero (reflejan de nuevo hacia la superficie parte del calor que despide el planeta). Es muy posible, argumentan estos dos científicos, que se pudiera haber aumentado el grosor de las nubes. Por un lado, se incrementaría el efecto invernadero, pero por el otro, una mayor cantidad de nubes reflejaría con más eficiencia la luz que llega del Sol. "Eventualmente, las nubes habrían bloqueado la cantidad de luz solar requerida para alimentar el efecto invernadero, lo que daría lugar a un enfriamiento del planeta", ha declarado Bullock.
En definitiva, el planeta, en vez de calentarse aún más, se habría enfriado unos 93 grados. Eso habría impulsado al vapor de agua a subir más alto en la atmósfera.
El vapor de agua contiene hidrógeno. Pero la radiación ultravioleta ejerce un efecto de fotodisociación, robando ese hidrógeno, el cual por su baja densidad escaparía al espacio. De esta manera, Venus podría haber estado perdiendo enormes cantidades de hidrógeno.
De acuerdo con este modelo propuesto, los cambios atmósféricos en Venus se habrían producido de la siguiente forma: la mayor parte del dióxido de azufre expelido por los volcanes habría sido reabsorbido por las rocas carbonadas de la superficie.
Este "robo" produciría un adelgazamiento de las nubes, que ya no serían tan efectivas para reflejar la luz del sol, por lo que ahora el planeta se calentaría. Al aumentar la temperatura de la superficie, las nubes más bajas se evaporarían. Y a la larga, Venus perdería esa inmensa sábana de nubes que lo cubre y aparecería "desnudo" en el espacio. Tal extraordinario acontecimiento podría haber sucedido hace unos 200 millones de años.
Este nuevo modelo climático presenta a Venus como un planeta muy dinámico, lejos de la imagen estática habitual de no hace mucho. Durante unos 100 millones de años, este Venus sin nubes se mantuvo, si bien el volcanismo activo, con una vida de 30 millones de años, es un motor generador de tales nubes. Ese sería precisamente la causa por la cual observamos que Venus está completamente cubierto por ellas. "Creemos que durante esos 30 millones de años el volcanismo ha alimentado la capa de nubes que observamos ahora", ha manifestado Grinspoon.
¿Existen aún volcanes activos en Venus? El único cuerpo planetario del que se tiene certeza de que los volcanes "rugen" es Io, la luna de Júpiter. Pero los datos procedentes de la sonda Pioneer referentes a la concentración de dióxido de azufre indicaron que las concentraciones disminuyeron drásticamente entre 1978 y 1983, indicando una posible y masiva erupción volcánica ocurrida una década atrás.
Por otra parte, Venus tiene similitudes con la Tierra, a pesar de su gruesa atmósfera actual. Los científicos están de acuerdo en que tras su formación, ambos planetas dispusieron de abundante agua líquida, en el "punto de partida". Sin embargo, sus destinos fueron bien distintos. En Venus todo el agua se ha evaporado por el inmenso calor, mientras que la Tierra continúa siendo un planeta océanico. Explicar el por qué estos destinos tan dispares es uno de los enigmas más fascinantes de la planetología.
Pero nos queda el clima de Venus, una pista de lo que puede suceder como el nuestro. Venus es un laboratorio gigantesco en el que el tiempo opera y cuyos resultados podrían ser un reflejo de los que se producirían en nuestro planeta.
Un modelo único
"Venus nos ofrece la única oportunidad para estudiar como evoluciona un sistema climático similar al terrestre en todo el Sistema Solar" explica Grispoon. Los investigadores han averiguado que el cloro destruye las cantidades de oxígeno libre en las nubes venusianas, un buen modelo para ver cómo el cloro destruye la capa de ozono en la Tierra.
En Venus pueden reflejarse los efectos de las subidas bruscas de las temperaturas. Los estudios de los depósitos glaciares muestran aumentos en una década de hasta cinco grados, a nivel local, en la Tierra. El estudio de cómo evoluciona el clima de Venus resulta interesante para comprobar qué puede ocurrir a nivel global con el clima de la Tierra. Venus es un buen ejemplo de los efectos resultantes de un intensísimo efecto invernadero. "Los climas parecidos al nuestro pueden experimentar transiciones súbitas debido a la interacción de los procesos a escala planetaria", afirma Grinspoon.
De acuerdo con el punto de vista de estos dos científicos, dentro de mil millones de años, a medida que el Sol envejezca y aumente su intensidad, los océanos de la Tierra se evaporarán, lo que dará lugar a un cambio brusco de clima. Entonces la Tierra se asemejará a lo que es Venus hoy en día, un planeta tórrido y muy caliente, sin ningún rastro de vida.