En 1985, en el arranque de su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan (actor, al fin y al cabo, y conocedor de los poderes de la escenografía) dio inicio a una pequeña tradición que se mantiene más de tres décadas después: la mesa presidencial del Inauguration luncheon, comida de gala en el Salón de Estatuas del Capitolio que se produce después del juramento, tiene como fondo una obra de arte, una pintura. En el mismo momento en que escribo este artículo (comienza a las 13:00 h. en Washington, 19:00 h. en España) está celebrándose el almuerzo inaugural del 45º presidente, Donald Trump. También él tiene su cuadro, y es muy diferente a los que sus predecesores han elegido.
Mañana sabremos qué incidencia ha tenido la huelga en las artes (Art Strike) convocada para hoy por organizaciones y artistas de todo tipo, y dentro de unas semanas, empezaremos a ver cómo Trump redecora el Despacho Oval y el resto de la Casa Blanca con obras de arte que expresen su visión de Estados Unidos y del mundo. Estaremos atentos.