'Amantes', de Álvaro del Amo
[caption id="attachment_333" width="150"] Álvaro del Amo[/caption]
El lunes pasado, en un interesante y magníficamente concurrido coloquio, dentro de las sesiones de “Los lunes con voz” del Centro Dramático Nacional, tuve ocasión de recordar que las adaptaciones de películas al teatro, aun siendo minoritarias respecto a su viceversa –del teatro al cine-, tampoco son tan excepcionales.
Hablábamos de Amantes, la función teatral representada en la madrileña sala Francisco Nieva (CDN, Teatro Valle-Inclán), que proviene de la muy considerable película homónima dirigida por Vicente Aranda en 1991, una de las grandes películas españolas de las últimas décadas.
Por sólo poner algunos ejemplos, recordé que la pieza teatral Mi adorado Juan, de Miguel Mihura, procede de la película del mismo título, escrita por Miguel y dirigida años antes para el cine por su hermano, Jerónimo Mihura. También recordé que La vida en un hilo, de Edgar Neville, fue primero película, sin éxito, y luego obra teatral –triunfante- del mismo autor.
Álvaro del Amo fue uno de los tres co-guionistas de la película Amantes –con Carlos Pérez Merinero y Vicente Aranda- y ahora es el director y el autor de la dramaturgia –término eufemístico que no refleja la extraordinaria labor de Del Amo en la escritura- de la función teatral que podemos ver en el CDN. Y que podemos leer, pues el texto de Del Amo ha sido editado, con intención perdurable, por el mismo CDN y está al alcance, como singular pieza dramática literaria, de los interesados.
Tres personajes. La tarea de Del Amo, el dramaturgo, ha consistido en reducir a sólo tres los personajes puestos en pie por el Del Amo co-guionista de la película. Y no sólo eso: ha esencializado el argumento y la trama, ha afilado y perfilado los diálogos, ha concentrado el núcleo de sentido de la historia y, por supuesto, le ha dado su orientación teatral con excelente volcado en el espacio escénico: espacio y tiempo, elipsis, transiciones, uso pluridimensional del escenario…Gran trabajo, orientado a un alejamiento del costumbrismo y de la crónica negra que latía en la película, pero sin renegar ni negar. Estilizando y universalizando.
[caption id="attachment_336" width="450"] Maribel Verdú y Jorge Sanz en Amantes de Vicente Aranda[/caption]
El joven solado licenciado Paco, su novia Trini –bondadosa y enamorada- y la casera de Paco, Luisa, viuda ardiente y con tretas de supervivencia, forman un trágico triángulo, en el duro Madrid de los 50, por el barrio obrero de Tetuán.
Tengo un inmejorable recuerdo de la terrible película de Vicente Aranda –con Jorge Sanz, Maribel Verdú y Victoria Abril-, pero esta versión y este texto teatrales, visibles y legibles, me dan ahora –no sé si también por las circunstancias y el paso sabio del tiempo- una visión más nítida todavía de una mirada moral y social: la que se vuelca sobre personajes zarandeados por su pasado, su presente y su miseria material, envueltos en una pasión amorosa y sexual en la que es difícil mantener la compostura ética, pues todos, los tres, son árboles agitados por vientos de deseo, inconsistencia, necesidad y debilidad que, más allá del bien y del mal, provocan una fragilidad que mueve a la compasión y a la comprensión, la que nos provocan ahora sobre las tablas la inocente criadita Trini (Natalia Sánchez), el tornadizo Paco (Marc Clotet) y la febril Luisa (Marta Belaustegui), quizás todos culpables y todos víctimas de circunstancias y tiempos muy duros, de deseos muy comprensibles, de impulsos que las pautas morales no pueden regir, se tengan o no, por desbordamiento de las propias fuerzas.
[caption id="attachment_330" width="450"] Marta Belaustegui y Marc Clotet en Amantes de Álvaro del Amo[/caption]
Paco le pregunta a la agresiva y sensual Luisa, tan voluptuosa para no estar sola, si vive de timar al prójimo, de devorarlo. Y ella – la mala frente a la buena Trini- le contesta que se defiende de la miseria y del frío. Y de la soledad, puede añadirse. Y le espeta al jovenzuelo sin hacer, errático y pelele entre dos amantes, sin construirse en sus criterios: “¿Sabes tú lo que es la vida?”.
“Amantes”, como si lo fuera –y ya hablaríamos-, no es una obra de relativismo moral o ético. Es una obra, un texto, que, sin aspavientos ni maniqueísmo, expone y dice algo interesante con emoción y con ideas sobre la dificultad de vivir, sobre la quimera de la ejemplaridad. ¿Quién no quisiera ser ejemplar? Y debiera. ¡Quién pudiera!