El incomodador por Juan Sardá

El hipnotista: ¿Qué fue de Lasse Hallström?

12 julio, 2013 02:00

Una de las secciones más populares en cualquier revista siempre es aquella de "¿Qué fue de?" en la que nos enteramos que el antiguo héroe televisivo ahora tiene un bar de strippers o el ex campeón de tennis hoy se dedica a ayudar a refugiados en Ruanda. Lasse Hallström podría protagonizar una de esas historias pero con final infeliz. Porque sabemos muy bien qué fue de Hallström digamos en persona pero no en espíritu. Lo suyo es la decadencia absoluta y para muestra un botón, su estreno de hoy, el fallido thriller El hipnotista.

De Hallström nos enamoramos hace casi 30 años cuando Mi vida como un perro (1985), una bellísima película sobre una torturada infancia en la Suecia rural, se convirtió en un éxito mundial. Hallström se mostraba allí como un artista hipersensible capaz de contarnos una historia de iniciación con dosis de amargura y humanidad. Su salto a Hollywood era quizá inevitable y al principio a Hallström le vino muy bien. ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993) es otro hermoso retrato del mundo rural con personajes extravagantes y dosis de sentimentalismo y, sobre todo, Las normas de la casa de la sidra, una obra maestra, una indagación maravillosa en los misterios de la infancia.

Desde entonces, todo ha ido de mal en peor. La popular Chocolat (2000) es simpática pero vemos los primeros signos de cómo el talento de Hallström para manejarse en el proceloso mundo de los sentimientos comienza a convertirse en sentimentalismo de segunda clase. Atando cabos (2001) es un horror, Casanova (2005) es simpática pero flojita, y las últimas tres son un estropicio cada vez mayor: la sensiblera Siempre a tu lado Hachiko (2009), la cursi e indigna Querido John (2010) y la directamente absurda La pesca del salmón en Yemen (2011), película que misteriosamente tuvo un gran éxito en nuestra país porque es incluso más tonta que su título, que ya es decir.


Escena de El hipnotista

Como se puede observar por las películas mencionadas, aunque su nombre quizá no sea muy conocido, Hallström es un director muy popular cuyas películas ha visto muchísima gente. Hay una regla por la que se supone, de forma bastante absurda porque ejemplos contrarios los hay a miles, que los directores europeos se vulgarizan cuando pisan Hollywood y mejoran cuando regresan a sus raíces. Ese pretexto, de hecho, fue el que justificaba su selección en el último Festival de San Sebastián con una película tan floja como El hipnotista, vendida como su "regreso" a Suecia y por tanto a un cine más personal y menos industrializado que el de la última década.

El hipnotista, además, supone un cambio de tono para el rey del pastel. Dentro de la onda de thrillers nórdicos con tanto predicamento en nuestro país y el resto del mundo, la película cuenta la investigación del brutal asesinato de una familia cuyo único testigo, un chaval de quince años, está en estado de shock. La aparición de un hipnotista como último recurso para resolver el caso por parte de un policía con problemas personales casado con una señora que parece su abuela (Lena Olin, mujer del director) da pie a un relato policial bastante aburrido y convencional en el que Hallström logra una cierta atmósfera pero que en ningún momento logra interesar.

Lo peor del asunto, quizá, es que Hallström da la impresión de tomarse absolutamente en serio una película que, al mismo tiempo que pretende funcionar como drama familiar, también quiere ser un thriller de terror de infarto quedándose a medio camino de todas partes con una película que no conduce a ninguna parte.

Image: Querido Salvador, Querido Lorquito. Epistolario 1925-1936

Querido Salvador, Querido Lorquito. Epistolario 1925-1936

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