"Las películas de Pixar han renovado el cine de animación desde hace 28 años, cuando se estrenó Toy Story (1995) y se han ido incorporando a nuestras vidas gracias a la espectacularidad de sus animaciones", afirma Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación "la Caixa".
Toy Story, Coco, Up, Cars han acompañado el crecimiento de todo el mundo. El estudio cinematográfico de animación por computadora nació en 1997 y, hasta hoy, siguen creando animaciones, siempre más elaboradoras, reales y naturales. Pero, ¿qué hay detrás de esos personajes? ¿Cómo se convierte una idea en película?
La Ciencia Pixar es una exposición creada por el Museum of Science de Boston y Pixar Animation Studios que enseña lo desconocido, aquello que ocurre detrás de las pantallas de las películas Pixar. "Es una exposición única porque el equilibrio entre el entretenimiento, el contenido y el valor pedagógico es casi perfecto", afirma Javier Hidalgo, director de Exposiciones de Ciencia de la Fundación "la Caixa".
En los 815 metros cuadrados que ocupa la muestra, se recrea este universo complejo que existe detrás de las pantallas. Los visitantes encontrarán estatuas de los personajes más famosos del mundo Pixar, juegos interactivos, maquetas, videos explicativos de los técnicos e informáticos de la empresa, imágenes digitales.
"En la película de Ratatouille había cocineros que querían que se percibiera el olor de la comida y este es el detalle que marca la diferencia en Pixar", cuenta Hidalgo. En ocho pasos claves, se explican los mecanismos de creación de una película animada, y todas sus curiosidades. A partir de hoy, la muestra podrá verse en CaixaForum Madrid hasta el 8 de septiembre.
Aprender jugando
"El universo Pixar se puede analizar desde varios puntos de vista. En esta exposición lo vamos a hacer desde el mundo de la ciencia", cuenta Durán. La muestra analiza, por un lado, el uso de la ciencia, la tecnología, la economía, las matemáticas en las diferentes etapas de creación. Por otro lado, utiliza el punto de vista de la observación y la idealización para conseguir réplicas verosímiles.
En las diferentes salas, se analizan todos los detalles, las formas, los movimientos, los escenarios, los efectos visuales. Los conceptos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, se mezclan con entretenidos elementos interactivos porque "para aprender es fundamental observar, probar y jugar".
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Durante el recorrido de las diferentes salas, el espectador se sumerge en las películas y acompaña a los técnicos en el proceso de realización de cada escena. Detrás de cada movimiento animado están las leyes de la física y de la informática para crear movimiento y las de la óptica para crear profundidad y reflejos. Al final, la exposición pone de relieve el gran trabajo organizado y sistemático de un equipo que actúa como una gran orquesta.
El público también actúa porque interpreta las escenas, proyecta sus ideas del mundo y completa el sentido global del proyecto. "No basta con dotar de anatomía al personaje. Hay que dotarlo del poder de la interpretación", William Reeves, director técnico de la empresa Pixar.
Se descubre que la protagonista Mérida de Brave (2012) tiene más de 1.500 pelos rojos rizados, la boca de Bruce en Buscando a Nemo (2003) tiene 202 dientes y cada uno es animable de forma individual y que hay un total de 21.566 luces en cuatro tomas diferentes en la escena del viaje de Cars (2006). El mundo desconocido detrás de las pantallas sale a la luz por primera vez.
El boceto inicial
La exposición se compone de 8 pasos, el proceso que convierte los esbozos iniciales en película final. En esta primera fase de Modelado, el artista empieza a generar la historia dibujando bocetos de los personajes.
El proceso empieza de manera simple, sin embargo, se complica cuando la idea dibujada en 2D se convierte en escultura de arcilla para que cada personaje quede bien definido con el fin de generar apariencia de realidad. "Acabas empatizando con un pez y puedes llorar con un insecto y esto se ve en este momento", explica Hidalgo.
El segundo paso se denomina Rigging. "Para articular un personaje hay que darle superficie", explica Hidalgo. Los 'riggers' se encargan de generar la sensación de movimiento. En esta sección, los visitantes pueden jugar con el movimiento de las expresiones faciales o de los brazos de algunos personajes conocidos para generar las distintas emociones.
"Una vez que tienes el personaje, hay que darle textura", afirma Hidalgo entrando en la tercera fase: la Superficie. Aquí los espectadores pueden dar formas, texturas y colores diferentes a varios objetos de las películas. Un artista de superficie crea la apariencia de cada escena con programas de ordenadores y cada fotograma está minuciosamente cuidado. Rayo McQueen (Cars) tiene 14 variedades de pintura diferentes a lo largo de la película.
Sin embargo, las películas necesitan algo más que un personaje. Y es en esta quinta fase que se percibe cómo el decorado de cada escena y la forma en que se enmarca cada imagen, transmiten el contexto, la historia y la emoción.
"Los escenógrafos son arquitectos que construyen entornos virtuales desde cero, a menudo inspirados en la vida real", afirma el director de Exposiciones. En este ámbito, los visitantes podrán sumergirse en Bichos (1998), ensimismarse en una de las hormigas protagonistas y percibir diferentes perspectivas.
Completar el cuadro
La Simulación, la sexta fase, es lo que engaña a nuestro cerebro. Mientras los animadores construyen el personaje, los programadores de simulación crean sus movimientos. Este es el único ámbito donde se utiliza la inteligencia artificial para crear la naturalidad de las escenas.
La Iluminación es esencial para contar una historia. Por esto, este séptimo paso controla los cambios de luces, los focos y las tonalidades en función de las expresiones de los personajes. Los visitantes pueden probar en primera persona cómo se ajustan las luces de una escena para cambiar el ambiente por completo.
El último paso para convertir todos los elementos en película es el Renderizado. Todo está listo para ejecutarse: los personajes están dibujados, las luces funcionan, los movimientos están creados. El proceso de renderizado convierte los datos en imágenes 2D finales para generar la realidad virtual final que vemos en la pantalla.
Como se observa en la muestra, el tiempo es clave. Para renderizar el fotograma final de la película de Coco (2017) se necesitaron más de 89 horas y se requiereron casi dos semanas para recrear en pantalla la toma más complicada de Los Increíbles (2004).
La exposición enseña la parte artística que existe detrás de la realización de cada película. Se ilumina algo que nunca se había observado tan atentamente antes. El universo Pixar funciona gracias al trabajo de programadores y diseñadores que, a través del uso de diferentes herramientas, dan vida a los escenarios de animación más famosos del mundo cinematografico.