Algunas de las obras más importantes de Pepe Espaliú expuestas en García Galería
Siempre es un gran acontecimiento encontrarse con la obra de Pepe Espaliú (Córdoba, 1955-1993). En torno al veinticinco aniversario de su prematura muerte, tras el homenaje del IVAM y la muestra dedicada a sus años de formación en Barcelona celebrada en Tecla Sala la pasada temporada, el comisario Jesús Alcaide ha confeccionado para Madrid este tributo ejemplar, con una docena de piezas de su última etapa. Recoge aquellos siete años mágicos, cuando Espaliú se convierte en principal referente de la extraordinaria generación de escultores en España, mientras sigue ampliando sus estancias en capitales del arte del panorama internacional: París, Londres, Nueva York. Y como el muy viajado y también prematuramente fallecido Juan Muñoz, se da cuenta de la importancia de no renunciar a la más importante tradición propia, barroca, en el caso español. Y por tanto, teatral.Sus piezas forman parte siempre de una escena, de algo que ocurrió, objetos antes usados y que después fueron transformados, que ocultan tanto como desvelan: intervalos entre la protección y la ausencia, el contorno y el vacío, la máquina deseante y la herida. Registros de acciones íntimas y movimientos anímicos que, al final, desencadenarían auténticas actuaciones, como El nido (1993), eco del hipnotizante baile de los derviches, realizada en Arnheim, en esta exposición sustituyendo a las coetáneas y muy conocidas acciones públicas para la visibilización del VIH -Carrying- llevadas a cabo en San Sebastián y Madrid y que, no nos engañemos, siguen estigmatizando su legado.
El reto de presentar al Espaliú "esencial" se ha salvado con éxito. Las jóvenes generaciones hallarán claves para reconstruir el universo ideológico del escultor. Una pieza como Genet reenvía a otros escritores y pensadores, como Oscar Masotta, quien en Barcelona le introdujo a Lacan, del que sería alumno en la Universidad de Vincennes. Itinerarios intelectuales presentes hoy en su biblioteca recreada en el Centro Pepe Espaliú de su ciudad natal. Una raigambre cordobesa muy reconocible en las máscaras de cuero Santos, así como en campanas y botas de bronce, elementos iconográficos junto a barras y muletas de hierro que conforman el abecedario de su poética.Sorprende que, después de un cuarto de siglo, todavía puedan adquirirse piezas importantes de Espaliú
Sorprende que, después de un cuarto de siglo, de Espaliú todavía puedan adquirirse algunas piezas únicas tan importantes. Revisando las colecciones del Museo Reina Sofía y del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en Sevilla, que compartieron la gran retrospectiva dedicada al artista diez años después de su muerte, comprobamos la ausencia aún de núcleos esenciales de su trabajo. Como el conjunto de piezas mostrado aquí, con una importante escultura y dos grandes dibujos, Sin título, realizado en 1990, en torno a la iconografía de la escoba embolsada y siniestra. Pero también los modestos coleccionistas pueden optar a piezas más asequibles, dibujos en pequeño formato y máscaras tuneadas de goma espuma, en donde se encuentran la misma elegancia perfecta, el ritmo preciso, la cerrada alternancia. Incluso, puede ser una excelente ocasión para iniciar una colección que con el tiempo pudiera engrosar una ulterior edición de la primera cartografía Cien coleccionistas en España, recién publicada por Arteinformado, con la que el sistema del arte en nuestro país gana en transparencia y madurez.
@_rociodelavilla