Vista de la obra Estratos, 2014
Hal Foster, en El retorno de lo real, se ocupa de la etnografía y las tendencias archivistas como una de las más interesantes derivas del arte contemporáneo. Los archivistas, sostiene, buscan historias perdidas frente a los artistas etnógrafos. Trabajan con vestigios e historias que se han perdido y recurren al pasado para ser constructivistas y utópicos. Quieren construir (o reconstruir) momentos perdidos, tradiciones fragmentadas para recuperar un comienzo, un punto de partida para el presente, para el futuro, e insisten en la materialidad del conocimiento, de la historia.Xavier Arenós (Villarreal, 1968) en la exposición Fragmentos, opera entre la arqueología y la archivística. Recurre a materiales que surgen de fuentes y disciplinas distintas sin perder de vista la Historia, como reveladora del presente. Javier Cercas en El impostor apunta que "el pasado no pasa nunca, ni siquiera es pasado; el pasado es sólo una dimensión del presente", mientras habla de la impostura de la memoria en la construcción de la Historia. Diacronía y sincronía se conjugan en la obra de Arenós para revelar un espacio de descubrimientos y tensión crítica.
Partiendo de la historia inconclusa de la Guerra Civil Española, por un lado, y el devenir de la Revolución Rusa y el fracaso de las vanguardias por otro, Arenós urde una fecunda trama de relaciones que regresan al presente de forma inquietante. En la obra Pantone Tokarev plantea una concienzuda gráfica relacional que suma los acontecimientos políticos de la Revolución Rusa, el régimen estalinista y la España de los años 30 hasta la dictadura, salpicado de una amplia gama de encuentros y desencuentros artísticos, políticos y sociales, de la que se desprenden relatos puntuales en el resto de obras. Abre la exposición Cuadrado negro craquelado sobre bandera roja desteñida (2014), fotografía que, a modo de palimpsesto, trae al presente las miradas diversas de una historia borrada por sucesivas capas que el tiempo no acaba de tapar del todo. Aquí, como en el resto de trabajos, el pasado muestra estratos distintos con los que emparentar episodios aparentemente dispares.
De ahí, el relato episódico de la muy interesante serie de fotografías Sucesos y gradación (mayo 1937), en la que un parte meteorológico determina los posibles distancias entre el blanco y el negro en apenas seis días. Algo sobre lo que, en otras variaciones tonales, se abunda en Estratos (1936-39), antes de operar en el subsuelo en el díptico Fragmentación del búnker de Antonov-Ovseenko (2014) en el que se objetivan panorámicas con las que airear las producciones utópicas de las vanguardias sepultadas en la magnífica proyección Madriguera 10. Proun. Desenterramiento.