PHG.02_I, 2013
Thomas Ruff es uno de los fotógrafos internacionales más importantes de los surgidos en los últimos veinte años, y uno de los más enigmáticos y prolíficos de la conocida como escuela de Düsseldorf. La Sala Alcalá 31 muestra, hasta el 24 de noviembre, 59 imágenes en distintos formatos y tamaños que nos acercan a una figura central en la fotografía contemporánea.
Se cuenta también que fue en una cena en honor de Galileo cuando uno de sus amigos le dio nombre. Antes al telescopio se le llamaba lente espía porque se usaba con fines militares; servía para estudiar los movimientos de las tropas enemigas en el campo de batalla. Una lente espía y 'mira lejos' que utilizaba Thomas Ruff (Zell am Hamersbach, Alemania, 1958) cuando era un adolescente y todavía no sabía manejar una cámara fotográfica. Espiar y mirar lejos o, mejor, más allá como base de su sistemática investigación sobre el estatuto de la imagen y la fotografía como medio. Esa investigación que se aproxima al método científico, como reconoce el propio fotógrafo y los comisarios de la exposición, José Manuel Costa y Lorena Martínez de Corral, parece haber querido subrayarse en la idea de serie que da título a esta exposición.
Vista de la exposición
Así sucede con esas imágenes de la superficie de Marte (2011-13) realizadas por la NASA y de las que Ruff se ha apropiado, alterando la perspectiva para que simularan las vistas desde una nave espacial que aterriza sobre el planeta rojo y convirtieran al espectador en un astronauta siempre en vuelo. O las que de Saturno y sus anillos ha tomado la sonda Cassini-Huygens (2008-11), modificadas y recortadas para resultar aún más abstractas de lo que ya lo son en origen, tanto como las fórmulas algebraicas trasladas digitalmente al lienzo de Zycles (desde 2008). Fotografías sin fotógrafo, podría afirmarse, o en las que el papel del fotógrafo ya no es disparar la cámara, sino elegir entre todas las imágenes posibles y editarlas. Fotografías que provocan la sospecha, como las de Nacht (1992-96), en las que utiliza un dispositivo de visión nocturna para llevar la guerra a la puerta del hogar: Düsseldorf como territorio de batalla.
Son series que hablan también del modo en el que se conforma lo real, como ocurre en la conocidísima jpegs (desde 2004), que igual que muchas de las anteriores, lleva lo virtual, -ahora el viaje infinito por la Web, la navegación sin fin por la Red- al ámbito de lo objetual, la fotografía de gran tamaño, en la que se han magnificado los píxeles para señalar lo que de construcción tiene cualquier imagen. Finalmente, otra vez, la fotografía como la herramienta, la lente espía, con la que mirar lejos o, mejor, más allá.