Ignacio Llamas, el silencio del bonsai
Gritos de silencio
18 enero, 2013 01:00S/T-VI, 2009 (de la serie Cercar el silencio)
En la exposición de Salamanca, en la que nos centraremos, encontramos obras que casi podrían ser una sola instalación. Asistimos al montaje de paisajes recreados a modo de dioramas en los que el blanco de las superficies rugosas de su orografía sólo es roto por la presencia de figuras arbóreas, ramas quemadas a modo de bonsáis silenciosos, que dibujan sobre esa textura su sombra de ceniza. Del mismo modo, entornos minimalistas en los que pequeñas réplicas de mobiliario, sillones o sillas, conviven con pequeños árboles bajo la atenta mirada de una luz cenital.
Instalación en la galería AranaPoveda, Madrid
La obra de Llamas discurre así, por la habitabilidad de los espacios vacíos. De sus cajas blancas, cuyas pequeñas aberturas dejaban ver interiores al mismo tiempo inquietantes y pacíficos, asistimos ahora a una extensión en la que lo natural se filtra como parte de pequeños escenarios teatrales. Es como si Llamas hubiera decidido ocupar el espacio interior de los cubos modulares del minimalismo, dotándolos de una vida interior recargada con un nuevo potencial simbólico. Quizá podamos encontrar en ese acto de ocupación, de recreación del juego de luces y sombras del cubo blanco abierto y sutilmente habitado, una íntima transgresión que repercute en el espacio interior de las obras y en el más alusivo que nosotros, como espectadores, utilizamos al transitar por la sala para asomarnos a esos escenarios.