Situations with Levitating Rabbit (detalles), 2008
Desde principios de los años ochenta, los juguetes, miniaturas y otros objetos considerados banales o tontamente decorativos han configurado la obra de Liliana Porter (Buenos Aires, 1941): un universo de representación física, cómica y fingidora de la realidad, sustentada en unos modos personales y trascendentes del relato. Sus piezas construyen una historia menor, que nos involucra y concierne, y que nos hace pensar.La galería Espacio Mínimo, donde ahora muestra algunas piezas de su producción más reciente, ha dado a conocer su obra tanto en España, en las seis exposiciones que le ha dedicado, en ARCO y en otras ferias internacionales. Cada una de ellas ha sido ocasión para la reflexión y el disfrute; la última en 2007, cuando presentó el vídeo Fox in the Mirror. Porter siempre ha combinado técnicas diversas, pero esta vez las obras son exclusivamente collages-instalaciones sobre lienzo y alguna exenta sobre balda de madera.
La pieza principal es la que da título a la muestra, Situaciones con un conejo levitando, perteneciente a una serie más amplia de trípticos, dibujos y collages con un mismo protagonista, el dibujo esquemático, a pura línea, de un conejo que levita, se disfraza o actúa de otras diferentes maneras. Él centra un políptico en el que confluyen, como es habitual, personajes en miniatura, en su mayoría soldados de juguete, operarios, armas bélicas, medios de transporte, maletas y utensilios diversos en una aparentemente azarosa composición asentada, como las restantes obras de la muestra, en un fondo blanco, en el que la pintura se adensa en trazados y acumulaciones o babas de pincel que constituyen una geografía, un escenario de pintura para el suceder de los acontecimientos. Hay unos componentes visuales y narrativos que son casi fijos en el hacer de Porter.
Así, como ejemplo más significativo, los trabajadores de diferentes ramos de la artesanía o de la industria que desempeñan sus labores en simulacros de las prácticas artísticas: en la obra citada un leñador que abre tajos y cortes en la superficie de la tela; en otra, que recuerda obras conceptuales de los setenta, un hombre que traza un perfecto círculo excavado. Igualmente, hombres y mujeres se enfrentan a tareas imposibles, en las que destaca su nimiedad física frente a la gigantesca masa de la tierra, el carbón, la madera o, como en la imagen que ilustra estas líneas, un hilo-soga enredado en inextricable maraña.
Vinculados biográficamente a la artista, aparecen también los viajeros, las maletas, aquellos que quieren regresar... Hay cierta poética de la errancia en una mujer que desde los 22 años vive en Nueva York, antes lo hizo en México, piensa en español y siempre ha sentido la radical pertenencia argentina. En la exposición, la delicadeza infantil del bordado en un pañuelo se constituye en paisaje To go back (Para volver), habiendo hallado en el fondo carnoso de pintura blanca el camino expedito para hacerlo.