Image: Cristina Iglesias

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Exposiciones

Cristina Iglesias

21 febrero, 2001 01:00

Galería Pepe Cobo. Plaza del Cristo de Burgos, 5-6. Sevilla. Hasta el 27 de marzo. De 1.000.000 a 16.000.000 pesetas

La presencia de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) en espacios privados no ha sido, en la última década, excesivamente abundante -en España, casi nula-. Su trabajo ha brillado más en las exposiciones que han dedicado a su obra algunas instituciones artísticas internacionales, como el Museo Guggenheim de Nueva York, el Reina Sofía y el Guggenheim de Bilbao, además de su participación, en 1993, en la XLV Bienal de Venecia, ocupando junto a Antoni Tàpies el Pabellón de España. A través de éstas y otras ocasiones, Cristina Iglesias ha llegado a situarse como uno de los nombres más significativos en el arte español de los últimos tiempos. Ha jugado, en particular, un papel determinante en el relanzamiento de la escultura, que en nuestro país había sido menos decidida que la pintura en la defensa de sus posiciones.

Pepe Cobo ha llevado hasta su galería sevillana a una Cristina Iglesias en plena madurez creativa, con una obra que se distancia estructuralmente de los grandes registros escultóricos a los que nos tenía acostumbrados. En esta ocasión, se trata de una afortunada instalación donde, a modo de habitación vegetal, la artista donostiarra recrea un bosque imaginario, cubriendo uno de los espacios de la galería con madera, resina y polvo de bronce, hasta crear una situación envolvente capaz de los más imprevisibles desenlaces emocionales. El espectador se siente invadido primero por una fuerte sensación natural, al contacto con el frío trasunto vegetal, para acabar sometido a una inquietante sensación de agobio al verse inmerso en una espesura laberíntica. De este modo, la instalación suscita la complicidad del espectador y desencadena en él una cascada de percepciones y de asociaciones metafóricas. La exposición se completa con tres grandes serigrafías sobre seda en las que la autora nos pone ante unos paisajes inquietantes, que provocan de nuevo profundas sensaciones evocadoras.
El nuevo trabajo de Cristina Iglesias permite los encuentros más inesperados, con toda una gama de sugerencias que van desde la emoción de la textura hasta la experiencia total del espacio.