El oasis en Europa: Art Basel 43
Un recorrido por la feria de arte contemporáneo más importante del mundo, donde la crisis no existe
13 junio, 2012 02:00Las obras que están teniendo lugar en Messeplatz y que están transformando radicalmente el cityscape de este barrio de la ciudad suiza de Basilea han menguado los metros cuadrados del pabellón anexo a la feria principal, donde habitualmente puede verse Art Unlimited y Art Statements. Son las dos secciones con las que iniciamos este año nuestro recorrido, antes de abordar los dos pisos de stands del pabellón principal, y que esperemos pueda servir de guía para los visitantes del fin de semana.
El nuevo aspecto de Messeplatz, donde tiene lugar la feria
Laric, Pica y Froment son artistas ya consolidados en el concierto europeo. Quien todavía no es del todo conocido en el continente es el iraní Rokni Hareizadeh, autor de unos interesantes collages en la galería Van den Eyde de Dubai, ciudad en la que vive el artista tras ser censurado, junto a su hermano Ramin en su Irán natal. Y lo fue por su lenguaje subversivo ante la eterna presión que sufre quien no se pliega a los dictados del poder en un país en el que la libertad de expresión continúa siendo una quimera.
En Art Unlimited las cosas siguen como siempre. Instalaciones demoledoras de inmensos formatos, piezas históricas deslumbrantes, precios que se intuyen prohibitivos... La escala es colosal pero el interés no siempre es proporcional, pues son trabajos dirigidos, en su mayor parte, a las grandes colecciones públicas que cuenten con suficiente presupuesto y capacidad para adaptarlos a sus espacios. ¿A quién le cabe ese Franz West de tan obsceno tamaño? Nos quedamos con trabajos más discretos, como la sensacional película en 35 mm de Runa Islam, una reflexión sobre el tiempo y la fotografía que parte de una imagen de contenido político. La pieza se encuentra en el arranque del recorrido y genera buen ánimo, pero éste se va diluyendo entre ambiciosas y costosas producciones, como la de Damián Ortega, una de sus clásicas deconstrucciones, esta vez la de un interior doméstico (¿recuerdan el antiguo Volkswagen que seccionó en aquella Bienal de Venecia?). Caminamos por el lado derecho hasta el final del espacio y damos con la pieza de David Claerbout, un artista belga que rara vez falla. Se nos invita a ser pacientes y a acostumbrarnos a las condiciones lumínicas de la sala antes de discernir una oscura y levísima imagen de un director de orquesta. La propia orquesta a la que guía ha desaparecido de la imagen y solo nos queda la audiencia a su derecha, haciendo que el espectador de esta fotografía entre a formar parte de la performance frente a un público expectante. Es un trabajo, como muchos suyos, realmente sugerente.
Franz West en Art Unlimited
Ya en la "feria grande", como se le llama habitualmente a lo que sería nuestro "programa general" en ARCO, la variedad es infinita. Es difícil hacer un recorrido en tan solo unos párrafos pues la calidad es altísima. Tal vez potenciada por la crisis económica, la pintura es protagonista. El piso superior ofrece la posibilidad de enfrentarse al trabajo de un grandísimo número de pintores. Algunos de los que más están llamando la atención es Rudolf Stingel en Paula Cooper, con obra (imponente) también en Art Unlimited, o Matthias Weischer, con cuadros estupendos en Eigen + Art, donde también podrán ver piezas de un clásico como Neo Rausch.
El mejor stand de la feria es, en mi opinión, el de la galería belga Jan Mot, algo que no resulta ninguna sorpresa. Limpio y muy cuidado, muestra trabajos históricos de David Lamelas, Marcel Broodthaers e Ian Wilson que enfrenta a otros, de estética similar, de artistas más jóvenes como Mario García Torres y Tris Vonna-Mitchell. No es fácil encontrar "momentos" de diálogo intenso entre diferentes artistas en una feria de arte, pues aquí se va a lo que se va, pero una de esas relaciones especiales se teje en la galería Miguel Abreu de Nueva York, donde la pintura de R.H. Quaytman, de quien ya hablamos el pasado año con motivo de su estupenda exposición en la Kunsthalle de Basilea, se enfrenta a las obras de Liz Deschenes. Es extraordinario.
En todas las ediciones hay artistas que se imponen sobre los demás con obra en muchas galerías. Este año, Matt Mullican y Ceal Floyer reinciden en varios espacios con obras importantes. Especialmente llamativo es el políptico de obras de diferente época que de Mullican muestra Klosterfelde, su galería de Berlín. De Ceal Floyer hay buenos trabajos en Lisson. El español Juan Uslé tiene también una presencia importante, con obra de Thomas Schultte, la barcelonesa Joan Prats y Frith Street, Londres (donde también puede verse una pieza muy bonita de Tacita Dean, una de las triunfadoras de Documenta).
De España, con una de sus más escasas participaciones por la ausencia de Soledad Lorenzo y Elba Benítez, destaca el stand de Helga de Alvear, dedicado exclusivamente al italiano Ettore Spalletti. Es un stand arriesgado pero da gusto estar en él. Eso sí, los precios son altos. Pueden comprarse individualmente, pero si quieren la instalación completa vayan preparando medio millón de euros.