
Los socios del estudio Mesura: Carlos Dimas, Jaime Font, Jordi Espinet, Marcos Parera y Benjamín Iborra. Foto: Mesura
De la casa de los Javis a la sala vip de ARCO: el estudio Mesura, de lo mínimo a lo múltiple
El diseño del Guest Lounge de la feria es un paso más en un currículum creciente y diverso, vertebrado por una interpretación artesana de aspectos como la sostenibilidad.
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"Nacimos en 2010, en plena crisis, y aprendimos que para sobrevivir teníamos que hacer cosas muy distintas, trabajar con presupuestos pequeños y a pequeña escala". Ni que fuera fácil. Para el estudio barcelonés Mesura, fundado por Carlos Dimas, Jaime Font, Jordi Espinet, Marcos Parera y Benjamín Iborra (todos nacidos en torno a 1985 salvo Font, diez años mayor), esa pluralidad abarca, de momento, tomen aire, oficinas, restaurantes, casas, muebles, camisetas y gorras de merchandising, un museo en Arabia Saudí ya-no-tan-pequeño y, durante los cuatro días de la feria, aunque no solo, el Guest Lounge de ARCO 2025. Empecemos por el final.
La propuesta con la que Mesura ganó el concurso de la sala interpreta a su manera el vaporoso tema anual de ARCO: Wametisé: ideas para un amazofuturismo –en serio–. El concepto se tradujo en una serie de membranas textiles que evocasen unos meandros fluviales, para segmentar así el interior del pabellón en una serie de curvas y contracurvas capaces de ofrecer cierta sensación de intimidad.
La metáfora venía subrayada por una precisa definición material. Sobre las cabezas de los visitantes, el abismo del techo industrial rielaría de luces arrastradas por una corriente imaginaria, mientras que las paredes blandas serían trozos de moqueta de feria sin manipular, para que pudiesen reutilizarse a posteriori.
El sentido común dicta que lo que es objeto de un consenso generalizado suele carecer de matices. Véase el término sostenibilidad, tantas veces usado como coartada: ¿de verdad no queremos ser nada más que sostenibles? La cuestión debería leerse al revés: no se trata de ser o no ser (verdes), sino de ser algo –pongamos, por ejemplo, bello– y no contaminar, envenenar o cargarse el planeta por el camino.
Esta es una lógica que Mesura lleva tiempo aplicando en su trabajo o, de manera más concreta, en los procesos constructivos de sus obras. En el caso de ARCO, consiste, sobre todo, en hacer que un pabellón tenga sentido como arquitectura efímera, y no sea un puro desperdicio en cuanto la feria cierre sus puertas.
Las paredes blandas son trozos de moqueta de feria sin manipular para que puedan reutilizarse a posteriori
Otro caso claro de ese cuestionamiento logístico de la sostenibilidad sería su reciente tienda para la firma de cosmética Aesop, en la Diagonal de Barcelona. Sobre un fondo neutro, un conjunto de rocas se ensambla artesanalmente en expositores y lavamanos. Esas 78 piezas tienen una historia: la mayor parte son mermas, trozos defectuosos de otros edificios que se construyeron con piedra de Montjuic.
El resultado, bautizado como "anastilosis creativa" –una puesta en pie de restos arqueológicos–, incorpora la memoria de esos fragmentos al espacio y saca partido a los materiales del territorio inmediato, una ingeniosa variante de lo que suele llamarse un producto de kilómetro cero.

Vista del Guest Lounge de ARCO diseñada por el estudio Mesura. Foto: Mesura
¿Quién puede costearse el tiempo y el esfuerzo que exige un proyecto así? ¿Lo sostenible lo es también en términos económicos? "No creemos que se pueda aplicar indiscriminadamente. En nuestro caso, siempre hemos combinado proyectos que nos dan beneficios con otros en los que invertimos y perdemos dinero. Cuando empezamos, hicimos, junto a encargos que nos ilusionaban, como la rehabilitación del castillo de Peratallada (Girona), montones de tiendas. No son conocidas, ni lo serán nunca, pero las afrontamos con profesionalidad, porque nos permitían hacer la arquitectura que queríamos".
Uno de esos trabajos anónimos les condujo hasta Arabia Saudí, un contexto que les interesó y se les resistió en la misma medida. La oportunidad les llegó a través de un cliente que decidió encargarles una casa tras conocer su obra por las redes sociales.
Terminada en 2021, la Villa AM en Yeda es otro ejercicio coherente, que emplea recursos tradicionales como la orientación, la captación del viento o la creación de patios para atenuar la dureza del clima y reducir la dependencia del aire acondicionado.
Tampoco es que practiquen el ludismo: esta casa les llevó a participar en un concurso para un museo de arte digital en Riad. Actualmente en construcción, sus 16.000 metros cuadrados parecen alejarse por completo de esa arquitectura al mínimo de los inicios.

Maqueta de Mesura para el Guest Lounge de ARCO. Foto: Mesura
Mesura tiene ahora cerca de medio centenar de empleados y los encargos han pasado de lo alimenticio al couché. Durante la pasada Nochevieja, se hizo viral una fiesta en una de sus casas, la de Javier Calvo y Javier Ambrossi, Los Javis: Rosalía y la bandera de España, Anne Igartiburu dando las uvas, ya saben. "No por ellos, porque la relación fue muy buena, sino porque los arquitectos no estamos acostumbrados a ese nivel de atención, aunque lo asumimos desde el principio y agradecimos la confianza y la visibilidad. Es un trabajo del que estamos muy contentos, y otras cosas como la tienda de la Diagonal, que terminamos a la vez, nos permitieron mostrar otra cara distinta de lo que hacemos".
Es de suponer que las aventuras internacionales, al igual que el Guest Lounge de ARCO, reforzarán ese perfil ecléctico. Habría que preguntarse si tanto cambio no les ha conducido a las antípodas de lo que predicaban en sus inicios, pero sería confundir lo accidental –ser pequeño, verde, moderno o mediático– con lo sustantivo. Nos diferenciamos en lo que nos parecemos, decía Ortega. La cuestión es parecerse a uno mismo, esto es, colocarse en el mundo. Lo transversal es la pregunta, única constante a la que Mesura se sienten obligados.
Metropolitanismo ferial
Pedro Pitarch es de nuevo el arquitecto encargado de organizar las zonas comunes de esta edición de ARCO. Es, como él mismo ha explicado, "una metrópolis pop-up, que aparece 5 días al año encapsulada en los pabellones 7 y 9 de Ifema para posteriormente desaparecer integrándose en una economía ferial circular".
Un diseño urbano que une grandes manzanas de galerías con piezas públicas más compactas, de diseño especifico, generando entre ellas una serie de espacios a caballo entre la feria y la galería, entre el museo y la sala de estar.
Además, se ha reducido la producción material al mínimo, usando sistemas industrializados reutilizables.