
Sakiko Nomura: 'Naked Time 053', 1997. © Sakiko Nomura courtesy of Akio Nagasawa Gallery
Sakiko Nomura, la fotógrafa de los desnudos masculinos: "Sigo fotografiando como si estuviera en un sueño"
La Fundación Mapfre acoge la primera retrospectiva de la artista japonesa. 142 instantáneas de un universo visual marcado por la penumbra y el misterio.
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La pequeña llama de una vela ilumina parcialmente un entorno oscuro en el que cuesta adivinar lo que ha ocurrido o está a punto de suceder. Muy cerca, un cigarro enciende una escena de la que emerge un hombre semidesnudo. Poco después, las luces de la pista de un aeropuerto avisan de la salida, o llegada, de un avión que observamos difuminado.
Adentrarse en Tierna es la noche, la exposición de la fotógrafa Sakiko Nomura (Japón, 1967) en la Fundación Mapfre, significa tomarse un descanso en el ajetreo diario para recorrer despacio sus salas e intentar entender lo que vemos.
Esta exposición, la primera de la fotógrafa japonesa en Europa, nos introduce en un universo visual marcado por la penumbra y el misterio. Flores que se marchitan, escenas nocturnas, edificios en penumbra, animales confinados en zoos, cuerpos masculinos semidesnudos o completamente desnudos, la fotografía de Nomura revela más a través de lo que esconde que de lo que muestra.
"El día antes de la inauguración me tomé mi tiempo para recorrer la exposición a solas. Sentí una sensación extraña, como si estuviera reencontrándome con mis propias fotos y crucé miradas con cada uno de los modelos retratados", confiesa Sakiko Nomura a El Cultural.
Nomura se licenció en Fotografía en 1990 y rápidamente llamó la atención del reconocido fotógrafo Nobuyoshi Araki, con el que trabajó como asistente durante más de 20 años. Su trayectoria comenzó en 1993 y tan solo un año más tarde publicó el fotolibro Naked Room (La habitación desnuda), donde aparecieron sus primeros desnudos masculinos.

Sakiko Nomura en la Fundación Mapfre. Foto: Cortesía Fundación Mapfre
"Tenía 18 años cuando comencé y durante mucho tiempo lo seguí haciendo como si estuviera en un sueño, hasta que me di cuenta de que había llegado el presente. Aún hoy sigo fotografiando como si estuviera en un sueño", recuerda.
En los años 90, la sociedad japonesa, aún cerrada y patriarcal, ejercía una fuerte discriminación hacia la mujer, aspecto que también tenía su reflejo en el mundo del arte y la fotografía. Mientras Araki escandalizaba con sus desnudos femeninos que rozan el sadomasoquismo y la pornografía, Sakiko Nomura convirtió al hombre en sujeto pero lo alejó de la idea del cuerpo desnudo como fantasía sexual.

"Se decía que los desnudos masculinos eran algo raro, pero en realidad nunca escuché críticas porque los fotografiara. Al mismo tiempo, me preguntaban qué significaba que una mujer fotografiara a un hombre, pero mis imágenes no estaban destinadas a transmitir ningún mensaje", confiesa.
Desde entonces, Sakiko Nomura no ha abandonado las atmósferas oníricas en habitaciones de hotel o casas privadas. Estas escenas a menudo son nocturnas, en penumbra y transmiten intimidad y una cercanía cómplice. Su fotografía es discreta, poética, contenida e incluso melancólica.

Sakiko Nomura: 'Hotel Pegasus 030', 2013. © Sakiko Nomura courtesy of Akio Nagasawa Gallery
"Capturo el momento mientras el tiempo fluye en silencio", sostiene la fotógrafa. Aunque revela que el tiempo que emplea fotografiando "no es necesariamente melancólico, al tratarse de un desnudo puede haber un dolor o una tristeza que solo aparece en las fotografías".
Si bien gran parte de sus retratados son hombres jóvenes y atractivos, su fotografía va más allá y también captura ambientes nocturnos, chimeneas humeantes, calles y carreteras vacías, fuegos artificiales o cementerios.
Más allá de los desnudos
Su manera de entender la fotografía nada tiene que ver con el sujeto que retrata sino con el vínculo que establece con la persona u objeto que tiene delante. "Se trata -explica- de presenciar la vida y la muerte, lo visible y lo invisible, y el proceso de existencia y desaparición de las cosas".
La exposición avanza por diferentes series como Another Black Darkness, que requiere una contemplación activa para descifrar un contenido que se mantiene en las sombras; My Last Remaining Dream, en la que Nomura retrata al actor de kabuki Koshiro Matsumoto X en casi 600 ocasiones; o algunas imágenes de majestic, su fotolibro centrado en los hombres tatuados de la asociación Edo-choyukai en su peregrinación anual al monte Oyama.

Sakiko Nomura: 'Naked Time 052', 1997. © Sakiko Nomura courtesy of Akio Nagasawa Gallery
Tierna es la noche, que toma el título de la novela de F. Scott Fitzgerald, avanza de manera temática ya que Nomura ni nombra ni fecha sus imágenes para que el espectador se detenga a observar. "Es diferente de querer que me entiendan a través de una explicación con palabras. Tal vez se trate más de que se encuentren con mis fotografías", apunta.
En este encuentro en el que el visitante en ocasiones puede sentirse un voyeur al que le miran de frente, se complementa con alguno de los 30 fotolibros que Nomura ha publicado a lo largo de su trayectoria. Como para Araki, estas ediciones tienen especial relevancia: "La experiencia de observar una fotografía en una exposición y en un fotolibro es completamente diferente y ambas son igualmente importantes. Para mí, un fotolibro debe ser personal e íntimo", subraya.
Aunque aún lejos de los 500 volúmenes que editó su maestro, Nomura se mantiene fiel a un estilo que tiene sus orígenes hace más de 30 años. "Afortunadamente, mi fotografía no ha cambiado", asegura. Y citando a su maestro, concluye: "Un fotógrafo no debe evolucionar".