Finlandia

Lejos del bullicio de la ciudad, en mitad de un frondoso bosque y rodeado de un gran lago, emerge una imponente mansión. Ubicado en Mänttä-Vilppula, un pequeño municipio finlandés de diez mil habitantes cerca de Tampere, el museo Serlachius parece mimetizarse con el ambiente.

¿Qué hace un museo así en un lugar como este? La historia se remonta a 1933, cuando Gösta Serlachius (1876-1942), nieto del rey de la industria papelera de Finlandia, Gustaf Adolf Serlachius, decidió que el arte y la cultura no debían ser un privilegio exclusivo de quienes vivían en Helsinki. 

Influido por las relaciones que su tío había tenido con artistas como Akseli Gallen-Kallela, pionero del arte gráfico finlandés, y otros artistas destacados, se convirtió en el gran mecenas del país. Su visión iba más allá del mero coleccionismo, buscaba crear una institución que sirviera de centro cultural para la comunidad, apoyando la cultura finlandesa. 

Museo Serlachius. Foto: Sampo Linkoneva.

De ese deseo, nació en 1945 la Fundación Gösta Serlachius, creada años después de su muerte por sus herederos en la antigua residencia privada de Serlachius. 

El museo, que hoy en día es una de las colecciones de arte privadas más grande de los países nórdicos, fue ampliado en 2014 para acoger exposiciones de arte contemporáneo junto con las obras de arte clásico de la colección, conformada en gran medida por los maestros de la Edad de Oro del arte finlandés. 

En él destacan la pionera Helene Schjerfbeck, una de las pintoras más valoradas y cotizadas de Finlandia, el escultor Emil Wikstrom, Albert Edelfelt, modernizador del arte nacional aunque muy influenciado por el ambiente en los cafés parisinos, o Magnus Enckell, una suerte de Sorolla finlandés. 

Fruit Basket with Cardoon, 1643. Juan de Zurbaran. Gösta Serlachius Fine Arts Foundation

Junto a las grandes maravillas del país de los mil lagos, se exhibe una colección de pinturas de maestros europeos antiguos. Algunas de sus grandes perlas son Un pajar bajo el sol del atardecer (1888), el único cuadro de Claude Monet que se puede encontrar en toda Finlandia, y o Cesta de fruta con cardo (1643) de Juan de Zurbarán. 

Adquirido en 1930 por la familia Serlachius, originalmente pensaron que el cuadro tenía procedencia italiana. Y es que los bodegones del hijo del también pintor Francisco Zurbarán están muy influenciados por los maestros barrocos, en concreto por el tenebrismo de Caravaggio.

Nacido en Llerena (Badajoz), Juan de Zurbarán desarrolló su carrera principalmente en Sevilla, en el estudio de su padre, capital artística del sur de España durante el Siglo de Oro a la que llegaron los vientos italianos de Nápoles, que en aquella época pertenecía al Reino de España. 

Juan de Zurbarán supo desarrollar una personalidad pictórica distinta a su padre,— aunque consta que pintó obras religiosas como él éstas no se han conservado—, y se convirtió en uno de los pintores más destacados en la historia de la naturaleza muerta española del siglo XVII. 

Los fuertes contrastes entre las luces y las sombras, los brillos de las coloridas frutas, y la composición meticulosa son características destacadas de su obra, que raramente llevaba su firma.

Esto, junto con su breve carrera, ha dificultado la atribución de muchas de sus pinturas por parte de los historiadores de arte. La prometedora carrera del artista se vio truncada debido a la peste negra que arrasó con la mitad de la población de la ciudad en 1649. Murió con sólo 29 años, junto con varios de sus hermanos. 

Bodegón con granada y uvas (1643), Juan de Zurbarán Foto: Museo del Prado.

En el bodegón que posee la colección Serlachius, a pesar de la oscuridad que impregna el lienzo, se puede apreciar la firma del pintor. Esto otorga a la pintura la categoría de rara avis, añadiendo no solo un mayor valor sentimental, sino también monetario, convirtiéndolo en uno de los cuadros más cotizados de la colección, casi más que el Monet finlandés. 

La obra se relaciona directamente con otra de sus obras, Bodegón con granada y uvas (1643), realizada el mismo año que la finlandesa, que se encuentra en el Museo del Prado. Como explica Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española de la pinacoteca, prácticamente ambas composiciones son casi idénticas, aunque la radiografía del cuadro indica que el cuadro finlandés fue pintado antes que el madrileño. 

"La radiografía del cuadro del Prado permite estudiar qué tipo de relación existe entre ambas obras. Tras la manzana del extremo derecho del cesto se observa en la pintura del Prado una hoja de vid, mientras que en la finlandesa lo que se ve es un racimo de uvas. La radiografía muestra que en origen ese racimo de uvas también existió en nuestra obra, pero en un momento dado Juan de Zurbarán decidió variar la composición y sustituir esas uvas por la hoja. Eso indica que la composición finlandesa es previa", señala Portús en el informe emitido por la pinacoteca. 

Bodegón con limones y cesta de mimbre, hacia 1643-1649, Juan de Zurbarán. Foto: National Gallery de Londres.

En total, se han identificado menos de veinte cuadros de Juan de Zurbarán, de los que solo tres están firmados. El tercero, junto al del Museo del Prado y el del Museo Serlachius, fue adquirido por la National Gallery de Londres en 2018. Bodegón con limones en una canasta de mimbre llegó a la pinacoteca tras una venta privada negociada por la casa de apuestas Sotheby's, siendo la primera pieza del artista que entró en una colección pública británica.