La fotografía, más allá de las pantallas, en las paredes del museo
El IVAM reúne en una exposición de sus fondos a premios nacionales y grandes nombres internacionales.
21 enero, 2024 01:52La aparición de la fotografía hace ya casi dos siglos contribuyó de manera definitiva a que la pintura modificara aquella función que anclaba su proceder a la copia de la realidad tal y como se suponía que se veía. Desde entonces el desprendimiento de lo retiniano en el arte, como más tarde advirtió Marcel Duchamp, marcaría su evolución en el siglo XX. Ese efecto de perturbación inicial que tuvo sobre el arte y que aun ahora sigue trasladando, ya desde sus entrañas, no ha estado exento de constantes recelos.
Si en un principio la fotografía fue considerada por los garantes del oficio como un artilugio diabólico, esa idea sigue en parte prevaleciendo hoy cuando ese artilugio se ha democratizado y puede estar en manos de cualquiera. Se cuestiona ahora si tiene algún mérito tomar esas imágenes como si la máquina tirara fotos por sí sola y detrás no pudiera haber un artista.
Ese prejuicio fue precisamente el que obstaculizó, hasta entrado el siglo XX, su aceptación como un soporte artístico más, aunque ya antes los artistas acudieran a ella y el MoMA iniciara en 1930 su gran colección de fotografía.
La fotografía como práctica artística es capaz de atribuir nuevos significados a lo que hay detrás de lo que vemos
Aun cuando la digestión del medio fotográfico fue lenta, otros museos después fueron normalizando su relación con él, bien en sus colecciones o en las exposiciones temporales, otorgándole la relevancia necesaria ante el impacto de la imagen en las sociedades contemporáneas.
Desde su fundación, el IVAM también dedicó a la fotografía un apartado específico en su colección, constituyéndose como una de las instituciones públicas pioneras en España en la creación de estos fondos.
Procedente de la sede del IVAM Centre d’Art Alcoi, la exposición La fotografía en medio bucea en sus fondos para llevar a la superficie algunos aspectos de los que se ha ocupado la fotografía desde dentro del arte. En una versión reducida ahora en la sede del IVAM en Valencia, la muestra plantea un recorrido por los hitos que marcaron la evolución de la fotografía desde 1950 y hasta la actualidad.
Aun no tratándose de un recorrido historicista, el propósito de esta propuesta consiste en vislumbrar el modo en el que la fotografía no solo hizo acopio por sí misma de los acontecimientos del tiempo en el que se daban sino, y particularmente, de la forma en la que la fotografía participó de la evolución del arte hacia el presente y, con ella, la relación del arte con la realidad.
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Aunque cabría preguntarse si una exposición centrada exclusivamente en un medio –ya sea pintura, escultura o fotografía–, puede aportar algo nuevo, al margen de lo demás y en base a la dimensión abierta e híbrida del arte actual, nunca está de más que se haga un paréntesis desde el que acotar un análisis preciso de cómo se comportaron ciertas prácticas artísticas por sí mismas, aquí las fotográficas, aun a riesgo de amputar las inexorables relaciones entre soportes, técnicas y disciplinas.
Por tanto, más allá de lo promiscuo relacional entre medios –los del arte–, la exposición propone una revisión de la fotografía en cuanto imagen. Desde los usos y aproximaciones a la publicidad o el cine, el recurso del registro o la pura plasmación de la realidad, un amplio elenco de artistas que usaron la fotografía o fotógrafos que operaron como artistas se suman aquí para poner de relieve las “hazañas” del medio dentro del arte.
Desde esas consideraciones cabe entender la amplitud de miras que plantea la exposición desde las que reconocer no solo el modo por el que la fotografía palpa la realidad de nuestro mundo, sino también cómo es capaz como práctica artística de atribuir nuevos significados a lo que hay detrás de lo que vemos.
Huellas, narrativas y conceptos son las herramientas con las que el comisario, Enric Mira, disecciona la colección para que las fotografías, unas seguidas de otras, planteen relaciones más allá de ellas mismas. Así, temas recurrentes como la identidad y el cuerpo, la memoria y la historia, o la propia práctica artística, van surtiendo en unas fotografías y otras para establecer dudas en el mirar y pausar así el ver acelerado al que estamos sometidos por una imagen atropellada que en la actualidad lo invade todo.
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Destacan desde los márgenes de la fotografía y la fotografía aplicada como registro las obras Weekend (1971) de Sigmar Polke, A movie (1972-1973) de John Baldessari, Photem Series (1981) de Robert Rauschenberg y las copias cronomagnéticas de Richard Prince.
Por su parte, obras como Hombre de Tautabel. Cova de l’Arago (2003), de Bleda y Rosa, Comb Fell (1976), de Hamish Fulton y Sin título, Huella nº 40, de Montserrat Soto, apelan a la memoria en el marco del paisaje.
Las cuestiones relativas a la identidad podemos acotarlas en muy diversos trabajos, como la obra temprana Alex and Lutz looking at crotch (1991), de Wolfgang Tillmans, Eros/ion HV (1971-1996), de Valie Export, Rock’n’Roll 70 (2015), de Gillian Wearing, Julie, Den Haag, Netherlands (1994), de Rineke Dijkstra, y Museo del hombre (1996) de Carmen Navarrete. Por otro lado, siguiendo la estela de Bernd & Hilla Becher en Fachwerkhäuser (1993), la fotografía objetiva aparece representada con conocidas obras como Jpeg gr01 (2004) y Doppelportrait (1996), de Thomas Ruff, o Stadt 9/07 (Berlin) (2000), de Frank Thiel.