Esto es lo que pasa cuando el arte abstracto se inspira en la naturaleza
CaixaForum Barcelona reúne una selección de obras de grandes artistas para demostrar la relación de la abstracción de Miró o Kandinsky con el biomorfismo.
31 octubre, 2023 02:15Arte y naturaleza. Un siglo de biomorfismo es un proyecto que se presenta como una colaboración entre el Centre Georges Pompidou y la Fundación ”la Caixa” que recorrerá diferentes sedes de la entidad hasta 2026. La exposición ha sido concebida desde y por el museo francés y realizada prácticamente con obras de su propia colección.
La comisaria, Angela Lampe, apuntaba el punto de partida de la muestra, la noción de biomorfismo que, como se desprende etimológicamente del griego, hace referencia a bio de biología o vida, a morphé, de forma y a ismós de ismo, esto es doctrina, teoría o pensamiento.
Aunque este término se empezó a utilizar en el ámbito de la historia del arte a finales del XIX, fue Alfred Barr –director del MoMA– quien lo difundió a partir de la exposición Cubismo y arte abstracto (1936) cuando sustituyó la rúbrica “abstracción no geométrica” por la de “biomorfismo”. Y con ello se aglutinaba, además de la escultura o la pintura, a la arquitectura y el diseño.
Las esculturas de Jean Arp, Miró, Calder o Kandinsky encajan como anillo al dedo a esa idea de biomorfismo
Biomorfismo no designaba ninguna agrupación con líderes y manifiestos, sino una manera transversal de entender el arte abstracto vagamente asociado a la naturaleza y a formas vegetales. El Art Nouveau y el surrealismo se citaban como referentes.
Lo que preocupaba a Barr era situar un modelo de abstracción que no encajaba con la deriva geométrica, es decir la pintura realizada con regla y cartabón como pueden ser algunos ejemplos del constructivismo o el neoplasticismo. Por el contrario, biomorfismo se asocia a formas orgánicas, esféricas, informes...
Las esculturas de Jean Arp, muy bien representado en la exposición, Joan Miró, Alexander Calder, o las delicadas piezas de la última etapa de Vassily Kandinsky que se exhiben en la muestra encajan como anillo al dedo a esa idea de biomorfismo.
Y, sin embargo, tenemos la convicción de que el término, en el caso de Barr, más que una categoría estética cerrada, era una expresión metafórica o simbólica. ¿Acaso el cubismo es un arte cubos, por ejemplo? El siglo XX está plagado de palabras terminadas en ‘ismo’ que explican muy poco si se toman al pie de la letra o si se pretende realizar con ellas grandes genealogías del arte. Así, el cubismo o el biomorfismo se nos antojan maneras poéticas o lúdicas de nombrar.
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La muestra, sin embargo, parece que se toma en serio la rúbrica del biomorfismo y la selección de obras de arte está acompañada por audiovisuales interactivos e interesantes y variados documentos de la época (fotografías o reportajes) con la intención de confirmar la hipótesis de la exposición bajo el signo del biomorfismo: la vinculación del arte y su inspiración en la biología y en los procesos naturales.
De este modo, los óleos de Kandinsky se exhiben asociados a un curioso documental anónimo titulado Gusanos de mar (1912) o junto a las fotografías del mundo subacuático de Jean Painlevé de 1929 y 1930.
En este juego de espejos y asociaciones, las formas abstractas de Kandinsky parecen inspiradas, efectivamente, en criaturas marinas o microscópicos seres vivientes que traslada al lienzo. Y, acaso, Kandinsky se inspirara en grabados procedentes de libros de ciencias naturales.
Oportuna en unos casos, forzada en otros, la exposición hilvana un diálogo entre obras de arte y otro tipo de materiales con la voluntad de justificar el biomorfismo.
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Este término de biomorfismo tendrá continuidad en la segunda mitad del XX, especialmente en ciertas manifestaciones de la arquitectura y el diseño que experimentan con estructuras y modelos basados en la naturaleza. No obstante, en esta lectura del arte del siglo XX a la luz del biomorfismo se advierte un cambio de orientación a medida que avanza el tiempo. Y eso es así porque el debate y las inquietudes en el mundo del arte también evolucionan.
Las lecturas formalistas, como la de Alfred Barr, quedan desplazadas por la incorporación de nuevas especulaciones y contenidos más allá de la abstracción y los lenguajes tradicionales, o la experimentación con nuevos soportes etc., que acontecen con esa nebulosa que, para entendernos, denominamos conceptualismos. Hay inquietud por la naturaleza, pero se expresa en otros términos.
Acaso la aportación de la exposición, una ambiciosa reflexión sobre la naturaleza a través del arte, se sitúa en la exhibición de una larga nómina de artistas que han iluminado la historia del arte el siglo XX y que se conservan en el Pompidou.
Al margen de los que hemos mencionado, la muestra exhibe joyas y curiosidades de Picasso, Alberto Giacometti, Paul Klee, Max Ernst, Yves Tanguy, Giuseppe Penone, Giovanni Anselmo y Robert Smithson, entre otros muchos justifican, por ellos mismos, la visita.