La guerra de Ucrania, el conflicto político de Colombia, la lucha del movimiento LGTBI en Cuba; el fotógrafo Álvaro Ybarra Zavala (Bilbao, 1979) lleva más de una década capturando conflictos y realidades en todo el mundo. Por lo que, al ser cuestionado por el motivo de su último proyecto, El legado que seremos, centrado en la transición energética, es él quien pregunta a El Cultural: “¿Cómo no voy a fotografiar una revolución industrial que está cambiando el mundo tal y como lo conocemos?”.
El proyecto, puesto en marcha con el apoyo de Endesa y que concluirá en 2026, busca recorrer la transición energética de nuestro país. “Como fotógrafo es un proyecto muy personal, porque al igual que nos pasó en la pandemia, éramos testigos y éramos parte. Del mismo modo, la transición energética está cambiando el mundo y nos está afectando a todos”, apunta Ybarra.
El desconocimiento generalizado por este proceso fue otro de los incentivos que tuvo el fotógrafo bilbaíno para poner en marcha la exposición. “Una de las cosas que me llama muchísimo la atención es que no es un tema que esté presente en el día a día de la sociedad civil en general, y se están tomando decisiones que están marcando el futuro que dejamos para las siguientes generaciones. Por ello, quería poder acercarlo a la sociedad en general, para que luego esa siguiente generación pueda también sacar conclusiones de qué se quiso hacer, qué no se pudo hacer y qué no nos dejaron hacer”. Ybarra lamenta también que no exista todavía “un debate sin camisetas, sin ideologías, sin activismo, sin hooligans, de una manera que realmente acerque esta realidad tan importante”.
Respecto a la muestra, el fotógrafo reconoce que todavía tiene mucho camino que recorrer. “Para poder contar una historia necesitas tiempo. Los cambios los ves poco a poco, sobre todo cuando se trata de este tipo de cambio. Por ejemplo, la transformación a una movilidad eléctrica no se vio de la noche a la mañana”.
Además, matiza que, al ser un proyecto de aquí a seis años, “es un proyecto vivo”. “La muestra final será en 2026, pero mientras, va a estar activo. Vamos a estar en la calle, vamos a llevar arte urbano. Vamos a hacer muchas cosas para acercar toda esta realidad que estamos viviendo. Es ambicioso, sin duda, pero yo creo que es algo que, insisto, somos testigos y somos parte”.
Sin embargo, tras sólo un año de trabajo, Ybarra ya ha sido capaz de capturar ese cambio silencioso, pero profundo, que se está produciendo en diferentes territorios españoles. Sus fotografías transportan al espectador a lugares como As Pontes (La Coruña), Villablino (León) o Andorra, donde se está viviendo esta transición energética con el desarrollo de proyectos renovables. Allí, tres generaciones distintas conviven, desde abuelos que vivieron en la época de la mina del carbón, padres que presenciaron la llegada y desmantelamiento de las centrales térmicas, hasta hijas que ahora llevan a cabo proyectos de aerogeneradores.
Este vínculo entre pasado, presente y futuro se refleja muy bien en fotografías como en la que aparece la recuperación de la escombrera y la mina abierta de As Pontes. En ella, Ybarra reconoce haberse tomado la licencia documental de realizar un juego meta fotográfico, con una una instantánea de Manuel Vila Vidal, recreando así ese relevo entre los protagonistas de la primera revolución industrial y sus generaciones futuras. “Esa fotografía está hecha sobre lo que fue esa mina. He querido juntar una época que ya no está. Como un abuelo o un padre que se va, que dice: “Aquí te paso el testigo. Te he generado un legado de desarrollo y de memoria, pero te dejo todo otra vez, tal y como lo encontré”.
Sobre este cambio generacional, Ybarra tiene claro que “nosotros no podemos analizar la historia con ojos actuales”. “La época del carbón generó muchísima riqueza, oportunidades y desarrollo económico en muchas regiones, pero las formas de hacerlo eran diferentes. Ahora llega la transición energética y las renovables, los usos y las costumbres han cambiado. Con la transición energética no solamente hablamos de energía, exigimos un cambio, pero también que sea con una serie de valores de respeto medioambiental y sostenibilidad, sin perder ni un solo derecho social. Nadie se puede quedar atrás, tiene que ser un cambio socialmente justo”.