El Museo del Prado ha presentado este martes su programación para 2023, el año que probablemente será el de la "plena recuperación" en términos de visitas, tras la pandemia. Al menos así lo espera el presidente de su patronato, Javier Solana. Hay un par de datos que invitan al optimismo. 2022 ha sido un año "muy, muy bueno" que concluyó con casi 2,5 millones de visitas, más del doble de las que tuvo el año anterior. Aunque la cifra está aún lejos del récord de 3,3 millones alcanzado en 2019, "la última semana del año ha sido la mejor en la historia del museo", asegura Solana.
En cuanto a la nueva programación, el director del Prado, Miguel Falomir, ha definido el primer semestre del año como una "primavera barroca", ya que sus dos exposiciones más importantes estarán dedicadas a sendos pintores de dicho periodo: Guido Reni, "uno de los más grandes pintores del barroco, la alternativa a Caravaggio en su época", y Francisco Herrera "el Mozo", "uno de los pintores más importantes de la segunda mitad del siglo XVII".
La de Reni (del 28 de marzo al 9 de julio) será la exposición más importante del Prado en la primera mitad del año, así como "la mayor dedicada a él hasta la fecha", asegura el director del museo. Para llevarla a cabo, el Prado ha unido fuerzas con el Städel Museum de Fráncfort, aunque cada uno de los dos museos presentará "su" Guido Reni, ha precisado Falomir.
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El Prado mostrará un centenar de obras de Reni —algunas de ellas podrán verse por primera vez— que incluirán pintura, escultura y obra gráfica, y de las que aproximadamente veinte forman parte de la colección del museo, más otras quince "de atribución cierta y realizadas en su taller".
En esta exposición, comisariada por los conservadores Andrés Úbeda de los Cobos y David García Cueto, destacan obras como Hipómenes y Atalanta, restaurada para la ocasión, y una de las versiones de San Sebastián realizadas por este artista que fue "muy apreciado en España" en su época, y que ha ejercido una gran influencia en artistas posteriores.
Del 25 de abril hasta el 30 de julio podrá verse Francisco de Herrera 'el Mozo' y el Barroco total, dedicada a uno de los artistas "más singulares e innovadores" de aquel periodo en España. A pesar de la trascendencia que tuvo en vida, sigue siendo un artista poco reivindicado y desconocido en muchos aspectos. La exposición del Prado, comisariada por Benito Navarrete, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Alcalá de Henares, recupera su obra restaurada casi al completo, en "una campaña sin precedentes" llevada a cabo por el museo.
Herrera 'el Mozo', que se formó en Sevilla con su padre, Herrera 'el Viejo', y tuvo contacto con Murillo, fue "uno de los más prolíficos, geniales y versátiles dibujantes de nuestro Siglo de Oro", así como una "rara avis del panorama español" por su perfil polifacético. Fue pintor, pero también se dedicó a la arquitectura, la escultura e incluso la escenografía.
También en primavera, el Prado exhibirá una pequeña selección de obras de la Frick Collection, "una de las más exquisitas colecciones de arte privadas del mundo", que nunca abandona su sede en la Quinta Avenida de Nueva York. No obstante, las obras de remodelación del edificio han permitido que, excepcionalmente, nueve importantes obras de la colección viajen hasta Madrid, donde se exhibirán repartidas por el museo, junto a los cuadros del Prado "más afines a ellas". Entre las obras de la Frick Collection que se mostrarán en la pinacoteca madrileña, las hay del Greco, de Goya, de Murillo, y destaca especialmente un magnífico retratado de Felipe IV pintado por Velázquez en 1644.
Segundo semestre
Las exposiciones principales del segundo semestre del año son "más conceptuales" y proponen "nuevas narrativas y formas de aproximarse al arte del pasado", explica Falomir. Una de ellas es Reversos. El lado oculto, comisariada por Miguel Ángel Blanco, que podrá verse a partir del 7 de noviembre. El hecho de que el cuadro más famoso del Prado, Las meninas, esté ocupado en gran parte por el reverso de un lienzo, fue el origen del leitmotiv de esta exposición que mostrará la "cara B" de los cuadros, la parte del soporte pictórico que queda pegada a la pared en los museos y por tanto oculta a los ojos de los visitantes. Según Falomir, se trata de una exposición "fascinante" y "muy novedosa" que "plantea una historia distinta de la obra de arte como objeto".
Otra exposición temporal de la segunda mitad del año será El espejo perdido. La imagen medieval del judío y el judaísmo, a partir del 10 de octubre. Está organizada en colaboración con el Museu Nacional d'Art de Catalunya y comisariada por Joan Molina Figueras, jefe del Departamento de Pintura Gótica Española del Prado. Esta exposición mostrará cómo "el arte español de la Baja Edad Media (siglos XIII al XV) "fue escenario de la compleja y poliédrica construcción de la imagen del judío". Las obras exhibidas permitirán descubrir que "las estrategias figurativas fueron mucho más allá de la mera estigmatización o demonización y dieron lugar también a imágenes positivas que muestran la coexistencia y el intercambio cultural".
Otras exposiciones
Además de las exposiciones mencionadas, el Prado contribuye a la conmemoración del 50.º aniversario de la muerte de Picasso con la muestra Picasso-Greco, del 13 de junio al 17 de septiembre, que mostrará una selección de obras del artista malagueño en relación con otras del Greco, mostrando la importante influencia que el pintor de la época final del Renacimiento tuvo en la génesis del cubismo.
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También se inaugurarán este año dos pequeñas exposiciones de obra sobre papel: del 5 de mayo al 30 de julio, dibujos del pintor paisajista sevillano Emilio Sánchez Perrier (1855-1907), y, a partir del 17 de octubre, El dibujo para grabar en la España ilustrada. De Carmona a Goya, un recorrido en torno a los dibujos preparatorios que se realizaban previos al grabado sobre la lámina de cobre.
Más importancia de la escultura
Más allá de las exposiciones temporales, la disposición de la colección permanente seguirá renovándose. Un proceso que comenzó hace dos años y que implican "cambios poco a poco", ya que se hacen con el museo abierto. "Seguiremos apostando por volver a otorgar a la escultura la importancia que debería haber tenido siempre", ha señalado Falomir, ya que el Prado se inauguró como "un museo de pintura y escultura". En este sentido, a la galería jónica con bustos y esculturas griegas y romanas, novedad del año pasado, se añadirán más del Renacimiento y el Barroco.
También se presentarán dos nuevos itinerarios que permitirán recorrer la colección permanente "con otros ojos": uno que pondrá en relación a Calderón de la Barca con la pintura de su época, y otra que pondrá el foco en la importancia de los marcos en la historia del arte.