El acto de vandalismo cometido en el Museo del Prado por dos activistas ecologistas este sábado —y que se suma a la oleada de 'ecovandalismo' que está afectando a museos de todo el mundo— obliga a preguntarse por la eficacia del protocolo de seguridad de la pinacoteca española, que alberga muchas de las obras más importantes de la historia del arte universal.
El Prado ha publicado un comunicado en el que "condena y repudia la acción ocurrida hoy", refiriéndose a la acción cometida por dos jóvenes de la organización Futuro Vegetal que han pegado sus manos a los marcos de la Maja vestida y la Maja desnuda de Goya y han escrito con pintura negra "+1,5º" para alertar sobre la subida de temperatura global provocada por el cambio climático.
El museo también informa de que "tras una primera inspección, los lienzos de las dos obras atacadas no han sufrido daños, aunque los marcos se han visto dañados, en particular el de la Maja desnuda". Asimismo, comunica que "la sala donde se ubican las obras está actualmente cerrada y el Museo trabaja para poder reabrir cuanto antes".
[Dos activistas pegan sus manos a los marcos de los cuadros de 'Las Majas' de Goya en El Prado]
Aparte de este breve difundido en su página web, la pinacoteca ha publicado un tuit en el que rechaza "poner en peligro el patrimonio cultural como medio de protesta".
Más allá de estas declaraciones, el Museo del Prado ha rechazado por el momento dar más explicaciones sobre el ataque y sobre sus medidas de seguridad vigentes a El Cultural.
En este vídeo del suceso, puede verse que, desde que el primer activista, que dice llamarse Samuel, pega su mano al marco de la Maja vestida, una primera vigilante de sala tarda unos 20 segundos en acercarse al lugar y dar aviso al personal de seguridad a través del walkie-talkie.
La otra manifestante tarda en total casi un minuto en escribir el mensaje en la pared, quitarse el jersey, pedir el pegamento a su compañero y adherir también una de sus manos a la Maja desnuda, ante los gritos de repulsa del resto de visitantes. Mientras, otra vigilante de sala pide a gritos al público que no haga fotos, trata de desalojar la sala sin éxito, comunica que la policía está en camino y llega a decirle a una mujer "está grabando y no nos interesa que grabe".
En ningún momento de los casi dos minutos que dura la grabación nadie establece contacto físico con los activistas y no se ve aparecer a ningún vigilante armado ni policía.
Normas de seguridad
En la web oficial del Prado puede consultarse la normativa actual para la visita al museo, fechada el 6 de mayo de 2022. En el apartado de normas de seguridad se establece que "está terminantemente prohibido acceder al edificio con objetos o sustancias que puedan suponer un riesgo para la integridad de las personas o bienes del museo".
En concreto, la lista incluye:
- Armas, municiones y sustancias o materiales peligrosos.
- Objetos o bultos que por su tamaño no puedan pasar el control del escáner de seguridad.
- Todo tipo de animales, excepto perros guía o auxiliares terapéuticos con la acreditación correspondiente.
- Patinetes, monopatines, bicicletas o patines.
- Obras de arte.
- Cualquier otro objeto que el personal de seguridad considere que puede ser un riesgo para las obras de arte o las personas.
El último elemento de la lista deja a criterio del equipo de seguridad dejar acceder o no a los visitantes al museo en función de los objetos que acarreen consigo.
También se especifica en las normas de seguridad que "en el momento de acceder al edificio los visitantes deberán pasar los controles de seguridad establecidos por el Museo" y que "todos los bolsos y bultos deben pasar el control del escáner de seguridad".
Ante la oleada de ataques ecologistas que están ocurriendo en museos de todo el mundo —todos ellos como forma de llamar la atención sobre el cambio climático y sin daños para las obras—, el Museo del Prado recordó la semana pasada en Twitter su campaña de 2019 en colaboración con la organización WWF para concienciar sobre el cambio climático: