Aunque el dogma no fue proclamado hasta el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII en la Munificentissimus Deus, la creencia popular en la Asunción de la Virgen es anterior. Su origen podría remontarse al festival que los romanos celebraban en torno a la diosa de la caza Diana durante la luna llena de agosto.

Si bien es cierto que la Iglesia quiso eliminar de su calendario esta celebración pagana, el Papa Nicolás I, consciente del arraigo de la festividad, decidió adaptarla a la cristiandad. En la actualidad, la Asunción de la Virgen se celebra cada 15 de agosto y es una de las fechas más importantes en el calendario católico.



Como no podía ser de otro modo, este ha sido un tema tratado en numerosas ocasiones en la Historia del Arte por maestros como Tiziano, El Greco, Rubens e incluso Dalí.

Algunas de las representaciones más antiguas son las de Johan Koerbecke, cuyo lienzo pintado en 1457 para el retablo mayor de la abadía de Marienfeld se puede ver en el Museo Thyssen-Bornemisza, o el fresco de Andrea Mantegna ejecutado entre 1448 y 1450 en la iglesia de los Ermitaños de Padua que fue gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial.

Tiziano: 'La Asunción de la Virgen', 1517

Sin embargo, Tintoretto acometió su propia versión en 1555 inspirándose en ella y representa a los apóstoles en posturas más escorzadas y añade colores manieristas como el amarillo haciendo que la atmósfera que envuelve la escena cobre una relevancia mayor.

Jacopo Tintoretto: 'La Asunción de la Virgen', 1555

Este motivo religioso también lo abordó un Greco recién instalado en Toledo. Fruto del encargo del deán de la catedral de la ciudad, Diego de Castilla, esta obra de 1577 fue originalmente destinada al Retablo Mayor de Santo Domingo el Antiguo (hoy forma parte de la colección del Chicago Arts Institute). En esta obra que se convierte en la carta de presentación del artista en nuestro país la Virgen flota hacia arriba y se apoya en una luna creciente que simboliza su pureza al tiempo que las expresiones de los apóstoles muestran asombro.

Domenikos Theotokópoulos, El Greco: 'La Asunción de María', 1577

El protagonismo del color en la pintura, la columnata corintia que se observa al fondo de la composición y las notas de naturalismo que emanan de los apóstoles y la Virgen llevan a creer que la pieza puede pertenecer a una etapa de clara influencia de la pintura veneciana. En la escena de Carracci la Virgen no depende tanto de los ángeles como en otras composiciones, lo que la convierte en protagonista de su ascensión mientras acentúa el dramatismo del momento con unos personajes que se presentan de perfil.

Annibale Carracci: 'La Asunción de la Virgen', 1587

Mientras que se sabe que la versión de Bolonia fue encargada por el abad Astorre di Vincenzo Sampieri, se desconoce el origen de esta que descansa en Madrid con unos matices más oscuros. Prácticamente ningún gran maestro ha pasado por alto la Asunción y dando un pequeño salto en el tiempo nos topamos con la Asunción de la Virgen del barroco Rubens ejecutada en la Catedral de Amberes entre 1624 y 1627.

Pedro Pablo Rubens: 'La Asunción de la Virgen', 1626

El encargo data de 1611 aunque algunos problemas económicos retrasaron su concepción hasta 1618, cuando el artista firmó un contrato con el deán Johannes del Rio. A pesar de que Rubens comenzó su obra en 1624, la epidemia de la peste le hizo abandonar la ciudad hasta 1626. Para su escena el pintor toma como referencia la versión de Tiziano y hace que toda una corte de ángeles baile de manera rítmica en torno a la Virgen.

Tan solo cuatro años después el clasicista Nicolas Poussin se enfrascó en su propia representación. Aunque se desconocen muchos detalles, se piensa que la obra registrada en el inventario póstumo de Vincenzo Giustiniani pudo ser encargada por el propio coleccionista. En cualquier caso, este lienzo fechado entre 1630 y 1632 es un raro ejemplo de la etapa romana del pintor.

Nicolas Poussin: 'La Asunción de la Virgen', h. 1630-32

La más surrealista

Salvador Dalí: 'Assumpta Corpuscularia Lapislazulina', 1952

Una de las piezas que más llama la atención en este recorrido es Assumpta Corpuscularia Lapislazulina, que actualmente pertenece a la Colección Masaveu de Oviedo. Dalí hizo esta peculiar interpretación en 1952, tan solo dos años después de que Pío XII declarase el dogma. Aunque para entonces las representaciones religiosas ya no eran motivo principal de la pintura, el surrealista abordó esta —hoy en la Colección Masaveu de Oviedo— en la que convierte a Gala en la Virgen María. Y no será la única: Dalí repite la iconografía de la Asunción en la Assumpta antiprotonica de 1956, hoy en el Morohashi Museum of Modern Art de Fukushima, Japón.