Cuando Orson Welles se propuso dirigir la película Otelo viajó por diferentes lugares en busca de localizaciones. Una de ellas fue Venecia, ciudad en la que visitó el almacén en el que se guardaban los vestidos que Mariano Fortuny Madrazo había hecho para una representación teatral del mismo título diez años antes. A Welles les gustaron tanto que quiso utilizarlos en su proyecto. Dos de ellos, que pertenecen a la colección del Museo del Traje de Madrid, se pueden ver en Mariano Fortuny Madrazo. De Granada a Venecia, una exposición que recorre la trayectoria de este artista multidisciplinar en CajaGranada hasta el próximo 27 de marzo.
La muestra, en la que se reúnen 300 objetos entre pinturas, maquetas, vestidos, telas, artefactos, diseños textiles y audiovisuales, además de mostrar sus creaciones también explora la relación que el artista mantuvo con Granada, su ciudad natal en la que tan solo vivió durante los primeros compases de su vida. "Queríamos profundizar en si ese vínculo fue algo casual pero la historia nos demuestra que no. El símbolo de la granada lo usó de diversas maneras", explica María del Mar Villafranca, coordinadora general de la muestra.
Granada, París y Roma
Mariano Fortuny Madrazo (Granada, 1871-Venecia, 1949) fue hijo del también pintor Mariano Fortuny y Marsal y de Cecilia Madrazo. Cuando Mariano padre obtiene un éxito rotundo con la venta de la obra La Vicaría, que se vendió por 600.000 francos, convirtiéndose en la obra de un artista vivo más cara, busca huir de la presión. "Aceptó aquello y buscando nuevos escenarios para un momento de cambio en su obra decidió trasladarse a Granada", recuerda Villafranca. En la ciudad se hospedaron en la pensión de los Siete Suelos, situada junto a la Alhambra, para más tarde instalarse en una casa en el barrio del Realejo Granadino. La familia no tenía relación previa con la ciudad pero la correspondencia con otros amigos artistas afincados allí muestra que "le decían que se instalara en Granada, que había una luz especial y que les dejaban trabajar en La Alhambra".
Hubo un tercer motivo y es que Fortuny y Marsal coleccionaba objetos de las culturas árabes, norteafricanas e hispánicas como armas, cerámicas o textiles y en Granada "se aprovisionó de piezas que ahora están dispersas en diferentes colecciones del mundo". Este es el entorno en el que nace Fortuny Madrazo en 1871 pero poco después, tras unas vacaciones en Nápoles, el padre regresa enfermo y en 1782 muere. En ese momento, Cecilia Madrazo vende algunas pertenencias familiares y se traslada a París, donde residían sus hermanos, con sus dos hijos.
De allí, cuando Fortuny tenía 18 años, se asientan en Venecia, ciudad en la que el artista reside hasta su muerte. Si bien es cierto que nunca volvió a vivir en Granada, la ciudad siempre estuvo presente y ese mundo oriental se refleja en distintos formatos como en vestidos y diseños. Pero no solo, la granada se convirtió en el pictograma de su firma.
De la pintura al teatro
Desde luego el ambiente familiar en el que vivió Fortuny Madrazo propició su sensibilidad hacia las artes. En buena medida se formó de manera didacta, no acudió a ninguna escuela aunque sí trabajó en el taller de Benajamin Constant, un pintor orientalista amigo de su padre, y su abuelo Federico Madrazo le corregía los dibujos. Su familia, lejos de ponerle cortapisas, fomentó ese carácter inquieto.
Muy pronto le atrajeron las artes industriales, el mundo de la técnica, la escenografía y la iluminación. En París las exposiciones internacionales también mostraban inventos y Fortuny vio en la "luz eléctrica un elemento que investigar e incorporar". Se da la circunstancia de que vivió un ambiente "no solo de vanguardias sino también de transformaciones de un siglo a otro y sobre todo de teatro", incide Villafranca.
Al teatro llegó de la mano de Rogelio de Egusquiza, "un wagneriano muy delicado que le lleva a un ballet y le fascina el mundo de las bambalinas". De hecho, en la exposición se muestran algunos de los grabados que hizo inspirado en óperas como Parsifal, La Valquiria o Sigfrido en los que incluye la escenografía como parte clave del drama musical.
El camino hacia el mundo textil con Henriette Nigrin
En un viaje a París conoció a su mujer, Henriette Nigrin, con quien se casó en 1924. A partir de ese momento, aunque ya había un poso en él, advierte Villafranca, Fortuny entra de una manera más decidida en el mundo del textil, disciplina que quizá más ha reivindicado su figura. En este campo Fortuny Madrazo destacó por la creación de algunos vestidos singulares como el delphos, un diseño del que Charles Chaplin compró en torno a 20 ejemplares para su mujer. Dos de ellos, que Geraldine Chaplin donó al Museo del Traje, demuestran la formación meticulosa y la eterna búsqueda de la perfección de Fortuny.
En la muestra, recuerda la coordinadora, se plasman sus procesos de trabajo. "Tenemos las matrices con las que estampaban el terciopelo hasta 1910. Luego inventa un sistema más rápido pero que también tiene un componente artesanal", comenta María del Mar Villafranca. La contribución de Fortuny al mundo artístico no se limitó a pintar o crear vestuario sino que también fue creador de inventos. En este sentido, "da un paso hacia lo industrial e inventa máquinas para hacer una especie de serigrafía a través de matrices de un papel entelado".
A él le debemos el velo Knossos, matrices inspiradas en lo hispanomusulmán y en el arte persa. "Su concepción del arte en general, y su aplicación concreta al mundo textil y de la indumentaria, basada en su educación clásica como pintor, le enseña a respetar el cuerpo, es decir, el desnudo, como una forma natural y bella que debe cubrirse sin transformarla", sostiene Lucina Llorente, comisaria de la muestra. Fortuny consiguió tanto prestigio con sus vestidos que mujeres de referencia de la época, como Isadora Duncan o Peggy Guggenheim vistieron sus diseños. En cierto modo esta parte de la exposición se convierte en el atelier que Fortuny instaló en el Palacio de Orfei y que se ha convertido en el museo veneciano que lleva su nombre.
Inventor y defensor de los derechos de autor
El recorrido por su trayectoria incluye fotografías, lámparas, telas de inspiración orientalista y un prototipo de luz de mesa de un creador "que abre otras puertas", defiende Villafranca. Su interés también se centró en la fotografía, disciplina a la que dio diversos usos que hoy en día siguen teniendo plena vigencia. "Fue el padre de las proyecciones visuales que rompen la bidimensionalidad de la representación teatral", apunta.
En la muestra también se reproducen algunas películas que grabó este gran creador al que en España "no se le ha sabido dar su lugar", lamenta Villafranca. A fin de cuentas, Mariano Fortuny Madrazo fue un artista total al que se le puede situar "entre las Arts & Crafts, aunque las supera porque no renuncia a la máquina, y La Bauhaus". Por otro lado, Fortuny siempre reivindicó la propiedad intelectual convirtiéndose en un pionero al "registrar sus inventos". Es más, llegó a emprender un litigio contra las prestigiosas Galerías Lafayette "por una copia de un delphos".
En definitiva, se trata de un viaje de Granada a Venecia, ciudad en la que desarrolló su actividad tanto intelectual como artística y donde era conocido como "el mago de Venecia". Sin duda, Fortuny aunó la tradición y la modernidad y transitó un camino de búsqueda y fascinación por la renovación técnica y la belleza. Aunque nadie mejor que él mismo para resumir su trabajo: "un creador debe pensar como un artista y trabajar como un artesano".