¡Cuánto río allá arriba! Asunción Molinos Gordo. Galería Travesía Cuatro.San Mateo, 16. MADRID. 22.000 €. Hasta el 31 del julio
Hay un elemento que atraviesa la obra de muchos artistas actuales, el medioambiente y los recursos naturales, el agua entre ellos. Se ha abordado desde distintos acercamientos: los microplásticos en los océanos, el a veces difícil acceso a este recurso, las sequías… Asunción Molinos Gordo (Aranda de Duero, 1979) lleva tiempo trabajando sobre la agricultura, reivindicando la actividad de los campesinos como un trabajo intelectual.
En su último proyecto en el IVAM de Valencia, hace unos meses, creaba una instalación en la que acudía a la técnica del tapial, de esas paredes ancestrales de tierra amasada con las que hablaba de la huerta valenciana, de su origen y de su sistema de regadío. Colaboró para ello con ceramistas de Manises y dejó sembrada la semilla de lo que vemos ahora en la exposición de la galería de Travesía Cuatro en donde la cerámica continúa, pero se depura su presentación.
El hilo conductor son todos estos objetos pensados para transportar agua. Hablamos de botijos, lebrillos y ánforas, de distintas formas y combinaciones. Apoyan sobre variados soportes –maceteros metálicos, peanas de madera– y están tratados con distintos acabados, de reflejos metálicos a colores crudos.
Las formas e iconografías nos resultan muy familiares. Ahí está, fuerte, la huella islámica pero también las figuras de animales de la cultura mesopotámica o los elementos decorativos vegetales egipcios, a lo que se suman las pequeñas licencias de la artista. Subyacen muchísimas capas de lectura, de la importancia del agua para nuestra subsistencia a su comercialización, así como una interpretación de este líquido mágico como elemento sagrado. Un proyecto en el que se citan humor, tradición, artesanía, denuncia y una estética muy cuidada.