Desde que la pandemia se instaló en Madrid y obligó a la gente al confinamiento, el fotógrafo Clemente Bernad ha realizado a diario el mismo ritual: cruzar el umbral de su puerta, recorrer la ciudad, fotografiar lo que en ella encuentra y regresar a casa con imágenes del exterior. Una exposición virtual, que acoge la página web del Museo Reina Sofía, recorre ahora treinta de sus instantáneas bajo el título Desde el umbral.
A lo largo de esta muestra, comisariada por Jorge Moreno Andrés, el fotógrafo camina entre seres invisibles, enmascarados, deambulantes, abandonados, como un fantasma que merodea por esa especie de atmósfera o laguna estigia en la que ha quedado convertida la calle en esta muestra virtual. Las calles que hoy transita Bernad no son las de ayer. Aunque parezcan las mismas, hay una atmósfera que ha transformado un ámbito familiar en un lugar extraño. Observamos esa extrañeza al ver espacios habitualmente llenos convertidos en zonas por completo vacías, como si el tiempo de una larga noche hubiera anidado en las entrañas de la ciudad y no la soltara. El fotógrafo camina entonces por paisajes conocidos como si estuviera pasando por un arrabal o un callejón oscuro, un territorio donde los límites y las distancias se desdibujan y se vuelven amenazantes. La ciudad convertida en umbral.