Sobre la arena, playa de Zarautz (Museo Sorolla), hacia 1910
Joaquín Sorolla estaba al tanto de las tendencias que estaban en boga en ciudades como Nueva York, Londres y París por sus recurrentes viajes de trabajo. En uno de ellos, mientras volvía a casa de América, hizo una parada en la capital francesa donde compró un vestido firmado por Fortuny y Madrazo. Ese diseño lo llevaban personalidades como la coleccionista Peggy Guggenheim y la bailarina Isadora Duncan. En una versión en amarillo lo adquirió para su hija Elena, a la que retrató vistiéndolo en 1909. Esto "demuestra que Sorolla era radicalmente moderno y esta obra habla del cambio de rol de la mujer y la moda en ese momento", explica Eloy Martínez de la Pera, comisario de la exposición conjunta y simultánea Sorolla y la moda que inauguran este martes el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Sorolla.Fue un momento en el que "la mujer dejó de necesitar a dos personas para atarse el corsé y dejó de vestirse para su marido para hacerlo para sí misma", comenta Martínez de la Pera. A través de más de 70 pinturas y varios vestidos ambas instituciones hacen hincapié en la importancia que tuvo la moda en el pintor. "Con los trajes las pinturas cobran otra vida porque se conectan dos mundos; el real y el imaginario", afirma Guillermo Solana, director del Thyssen-Bornemisza. Es como una ventana que se abre, un juego de espejos en el que Clotilde (la mujer del pintor) se refleja como si se los estuviera probando para el espectador.
Clotilde con traje negro 1906, (Metropolitan Museum of Art) y, a la derecha, a un traje del Musée des Arts décoratifs de París
En ambas pinacotecas Sorolla y la moda se divide en cuatro secciones en las que se muestran cuatro facetas de la trayectoria del pintor valenciano. Sorolla íntimo recoge piezas en las que el artista retrata a su mujer y a sus hijas, las cartas que desde París envió a su familia en las que recoge las novedades que observaba en la ciudad y hablaba de las compras que hacía para ellas. "Sorolla fue el personal shopper de Clotilde porque conocía los códigos de la indumentaria". Aquí, la pintura Clotilde con traje negro (Metropolitan Museum of Art) se muestra junto a un traje del Musée des Arts Décoratifs de París y Clotilde vestida de blanco (Hispanic Society os America) con otro vestido de ceremonia de la colección Ana González-Moro.
Bajo el toldo, Zarautz, 1910 (Saint Louis Art Museum) y, a la derecha, un traje de blusa y falda dek Centre de Documentació i Museu Tèxtil de Terrasa
En Retrato de sociedad se exponen algunos de los encargos que recibió de la alta alcurnia y con los que Sorolla descubrió las tendencias de diferentes ciudades. La Reina Victoria Eugenia (Hispanic Society of America) se muestra frente al vestido de baile de Charles F. Worth y Retrato de María Lorente (colección privada) con el traje de novia de Antonia Montesinos del Museo del Traje de Madrid. En la segunda mitad del siglo XIX se descubrió "el poder curativo del agua y la playa empezó a ser el lugar de veraneo de la gente acomodada", apunta Martínez de la Pera. Muestra de ello da la tercera sección, El veraneo elegante, donde Sorolla refleja a Clotilde en las playas de Zarautz, San Sebastián, Biarritz o San Juan de Luz.Ya a mediados del siglo XIX "empezaron a surgir los cafés, el teatro y la ópera",recuerda el comisario, y con ellos Sorolla conoció de cerca la alta costura. En París y la vida moderna concibe Elena con túnica amarilla, el vestido amarillo que Fortuny firmó hacia 1909.
Pero para completar el relato en torno a la influencia que la moda tuvo en la familia, la muestra se termina de completar en el Museo Sorolla, donde, los trajes y las obras se adaptan a las características propias de la casa. Así, a través de otras cuatro secciones; Una casa a la moda, El retrato de sociedad, Una familia elegante y Un Fortuny escondido la exposición se convierte en "un homenaje a la mujer, a la Europa de 1900 y a lo bello", concluye el comisario de esta doble exposición.
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