Uno de los collages del lote de obras de Picasso confiscadas en 2010 a Pierre Le Guennec.
Este lunes, 31 de octubre, comenzó el juicio de apelación del caso del electricista de Picasso, Pierre Le Guennec, y su esposa, que ocultaron durante casi cuatro décadas 271 obras del artista malagueño. Fue el propio acusado quien sacó a la luz las obras en 2010 porque quería que la Picasso Administration, que reúne a los herederos del pintor, certificara la autenticidad de las obras. En ese momento, Claude Picasso, como representante de la familia, denunció el supuesto robo de unas obras desconocidas hasta entonces.En una primera versión, Le Guennec aseguró que las piezas se las había regalado el propio Picasso como agradecimiento por unos trabajos que consistieron en la instalación de las alarmas antirrobo de sus tres residencias francesas. Más tarde, cambió su declaración y dijo que había sido la viuda del pintor, Jacqueline Roque, quien se las había dado, en 1971 o 1972, antes de la muerte de Picasso en 1973.
En marzo de 2015, el electricista y su esposa, de 76 y 72 años de edad respectivamente, fueron condenados a dos años de cárcel, exentos de cumplimiento, por ocultar bienes procedentes de un robo. Aunque no se pudo determinar la autoría del robo, el fiscal consideró que Le Guennec actuó como peón a las órdenes de comerciantes de arte corruptos.
Ahora, en la vista inicial del juicio de apelación, Le Guennec ha precisado más detalles y asegura que la viuda de Picasso le pidió que guardara entre 15 y 17 bolsas de basura que contenían obras del artista y que más tarde le pidió que se las devolviera todas menos una en señal de agradecimiento. Según informan agencias y medios franceses, Le Guennec cree que Jacqueline Picasso le pidió que escondiera las bolsas para evitar que aparecieran en el inventario de la herencia del artista.
Cuando Le Guennec contactó con Claude Picasso, le envió fotos de las obras, sin fechar ni firmar, y le pidió que certificara su autenticidad. Como este no accedió a hacerlo, el electricista jubilado se presentó en su despacho con las obras. Entonces los expertos de la Picasso Administration confirmaron su autenticidad e inmediatamente denunciaron el caso a las autoridades. La fundación que gestiona el legado del artista español sospecharon que se trataba de un robo por varios motivos: Picasso era muy generoso y solía regalar obras suyas a amigos y empleados, pero siempre las fechaba y firmaba cuando lo hacía. Además, nunca había regalado un lote tan grande de obras a una sola persona y no conocían la existencia de estas piezas.
El conjunto tiene un valor estimado de 60 millones de euros. Aunque la mayoría son obras menores, realizadas según los expertos en el primer tercio del siglo XX, hay entre ellas una colección de nueve collages cubistas realizados probablemente en 1912 y valorados en 40 millones, así como dibujos de su periodo azul y un estudio sobre tela de las propias manos del artista.
En todo momento los Guennec se han declarado inocentes y aseguran que no dijeron nada antes por miedo a ser acusados de robo, y que decidieron pedir los certificados de autenticidad de las obras pensando en su posible valor económico con el objetivo de legárselas a sus hijos. En el nuevo juicio, se enfrentan a una pena máxima de 5 años de cárcel y una multa de 375.000 euros.