Juana de Aizpuru y Carlos Urroz. Foto: Sergio Enríquez-Nistal
Juana de Aizpuru, galerista fundadora. Carlos Urroz, director desde 2010. Entre ambos, 35 años de historia de una feria que es también la historia del galerismo y del mercado del arte español. Hablamos con ellos del pasado, presente y futuro de ARCO a las puertas de la inauguración de este año.
El optimismo que rodea a la celebración de esta 35 edición tiene algo de deja vú. Todos los años, ARCO se dispone a abrir sus puertas tratando de insuflar confianza y ánimo en el todavía débil mercado del arte español. "Va a ser todo un acontecimiento", dice Juana con esa naturalidad exagerada y alegre que tienen casi todos sus gestos. "De lo que no hay duda es de que la feria siempre ha sido una válvula de escape, desde su creación, y 35 años después lo sigue siendo", añade Urroz más prudente. El equilibrio queda así asegurado en la conversación que con ellos mantenemos en el despacho de la galerista.
Pero, ¿qué queda del espíritu del ARCO de 1982? "La feria tiene ahora ese carácter ilusionante del principio. En estos 35 años ha evolucionado y yo no siempre he estado de acuerdo con su devenir. Creo que después de dejar la dirección, cogió otro carácter. Se creó la Asociación de Amigos, que fue una muy buena idea, y se puso de presidente a Mario Conde, que entonces era uno de los personajes más populares y mediáticos que había en España; se encargó el programa VIP a Jaime de Marichalar... Se hizo más mundana, más popular, supongo". Para Juana de Aizpuru, que no ha ocultado nunca sus discrepancias con las distintas direcciones de ARCO, las galerías dejaron de ser protagonistas. "Pero ahora está recuperando ese carácter que tuvo al principio".
Lugar de encuentro
"Del 82 queda el apoyo de las galerías", tercia Urroz. Un apoyo esencial de las galerías españolas que vienen cada año, también en momentos difíciles, y de las extranjeras porque, "aunque ARCO es quizá una feria menos comercial, saben que aquí encuentran a determinados directores de museo y comisarios, que es una feria distinta. El entusiasmo del público, el apoyo de la prensa. Es una feria que trasciende el mero hecho de comprar y vender arte y eso ha sido así desde el principio".Pregunta.- ¿Cuál era el objetivo de la feria en 1982?
Juana de Aizpuru.- Después de los años de aislamiento, de habernos perdido todo lo que pasaba a nuestro alrededor, creí que lo mejor que se podía hacer por las galerías y por el arte era crear una feria. Era un tren que teníamos que coger en marcha, la única posibilidad que teníamos de internacionalizarnos. No pensé en montarla yo, pero tampoco vi a nadie con intención, así que lo hice. Yo entonces ya había visitado alguna extranjera, pero sabía que la nuestra tenía que ser diferente. España no era ni Alemania ni Suiza. Aquí tenía que tener un marcado carácter cultural y atraer a público de peso. No había mercado, pero estábamos haciendo un trabajo y creando una situación interesante, yo quería que lo vieran y lo contaran luego en sus países.
P.- ¿Y cuál es el de hoy?
Carlos Urroz.- El objetivo de una feria es siempre que sirva a las galerías, que hagan contactos y que encuentren gente interesante que no haya en otras ferias. Hay que procurar traer a un grupo que, de no ser por ARCO, no vendría a España: comisarios, directores y coleccionistas que visitan la feria, pero también instituciones, museos, estudios de artistas... Vinieron desde el primer ARCO, los trajo Juana en el 82 y hoy ya son más de 150 que luego van a Bilbao, a Barcelona. Y, por supuesto, dar una visibilidad al arte contemporáneo en los medios generalistas que de otro modo no se tendría.
Juana de Aizpuru ha sido muy crítica con la feria en algunos momentos a lo largo de estos años: su salida de la dirección, la llegada de Rosina Gómez-Baeza, las críticas en 2008 y una dura carta pública en 2010... Sin embargo, con el tiempo y perspectiva, la galerista se muestra hoy satisfecha y orgullosa de ver hasta dónde ha llegado ARCO. "Viajo mucho y visito muchas ferias y cuando hablo con clientes me doy cuenta de que es una de las ferias más importantes y queridas del mundo. Ha habido momentos difíciles, no siempre se ha acertado, pero se ha desarrollado de forma natural. Hoy está muy consolidada y cuenta con esa madurez de quien tiene todo ganado, aunque hay que mantenerlo, que eso no es fácil, pero con tranquilidad y autoridad; es respetada y reconocida. La feria tiene que ser querida y sentida, y ARCO lo es".El índice de fidelidad de ARCO es altísimo, está en más del 85%. ARCO se posiciona como feria de descubrimiento" Carlos Urroz
Modelos de galerías
Pausa casi obligada para tomar un té que han preparado en cuanto nos hemos sentado alrededor de la mesa de trabajo de Juana de Aizpuru y que se está quedando helado. Azúcar, un poco de leche y retomamos el hilo hablando de las galerías y de cómo han cambiado.P.- ¿Hacia dónde va el modelo de galería hoy?
J.A.- Hay que distinguir entre dos tipos de galerías, las "de siempre" y las que mueven a determinados artistas para crear un negocio alrededor con un carácter más especulativo. Esas "de siempre" han evolucionado pero la base del trabajo sigue siendo la misma. No es un negocio sino la realización de un proyecto vital. Si te lo planteas como un trabajo es demasiado lo que te pide para lo que te proporciona económicamente. Todavía tiene mucho de romanticismo y de ilusión. Frente a ellas, un grupo de galerías, con dueños pudientes y con gran capacidad económica, que llevan artistas-estrella, con precios desorbitados y compradores con mucho dinero. Se ha juntado todo esto en un mercado ya de por sí mediático y tenemos a un conjunto de galerías que juegan en otra liga.
Abiertos a lo joven
Pero hay otro tipo de espacios más pequeños, de una generación más joven. Un tipo de galerías que ARCO ha buscado con programas como Opening (este año comisariado por Juan Canela y Chris Sharp), que se parece, pero también se diferencia de la galería anterior, explica Urroz: "Una galería siempre es la suma de sus artistas. Las galerías que venían a ARCO en los primeros años traían a artistas rompedores que hoy son artistas consagrados y estas galerías jóvenes traen a artistas rompedores que serán los grandes artistas del mañana. Se diferencian en el modelo de galería y en el modelo de funcionar en el mercado. Son mucho más pequeñas pero también más internacionales. Hacen al año cinco o seis ferias, cuando antes se hacían dos o tres, y tienen coleccionistas extranjeros, que les siguen y les visitan en todas esas ferias. Son espacios más de producción de obra que luego se venden en las ferias y lugares de conversación, donde se habla con artistas, con comisarios, con coleccionistas, se hacen relaciones que luego generan obras".P.- Y los coleccionistas, ¿quién compraba antes en ARCO y quien compra ahora?
J.A.- Cuando empezó ARCO las galerías que venían no tenían a quién ofrecer sus piezas. Desde entonces, ha habido varios conatos de coleccionismo. Hubo un primer intento en los años 80, con el boom económico. Eran personajes mediáticos, sobre todo del mundo de las finanzas; yuppies bien preparados que querían su propia colección de arte. Si eso hubiera durado un poco más se hubiera creado un gran coleccionismo, pero vino la crisis y derrumbó aquello que todavía no había cuajado. En los 90 surgió otro coleccionista más enterado, crecido en la internacionalización y con ARCO, no era tan pudiente pero eran muchos y poco a poco se creó cierto tejido. Pero la crisis de 2008 llegó de nuevo a fastidiarlo. Y ahora la bonanza que se atisba no les ha hecho resurgir. Los recuperaremos, pero va a costar.
C.U.- A ARCO vienen todos, los que quedan de los 80, los de los 90, los más jóvenes… Y sí, se ven las diferencias. Los coleccionistas actuales están muy informados, han leído publicaciones de todo tipo, no tienen complejos a la hora de comprar en galerías extranjeras, lo que a veces deja desprotegidas a las nacionales. Ahora tenemos que generar un coleccionismo nuevo y para eso trabajamos desde ARCO, para que no se pierda la dinámica de seguir creando coleccionistas, pero para eso la gente tiene que tener recursos.
En estos años ha sido fundamental la invitación a los coleccionistas extranjeros. Las colecciones públicas y de las comunidades han desaparecido y la feria lo suple trayendo compradoresde todo el mundo. Este año vienen 250. "Los coleccionistas no aceptan la invitación para ahorrase la noche de hotel -añade Urroz- sino porque se sienten de algún modo especiales. Este año hemos hecho un grupo de coleccionistas jóvenes que visitarán distintos lugares acompañados por críticos y otro grupo de Estados Unidos. Organizamos que coleccionistas españoles les abran su casa, que las galerías hagan un brunch para ellos, que visiten la Colección de Patrimonio en el Palacio Real..."
La presencia extranjera
P.- También la presencia de galerías extranjeras ha sido un tema espinoso a lo largo de la historia de ARCO. En 1989 por primera vez la presencia de stands foráneos superaba a los nacionales, aunque no siempre han sido tan de primera fila como se hubiera querido...J.A.- Al principio invitamos a muchas y vinieron muy buenas. Dentro de las dificultades y de que no nos conocía nadie vinieron muchos, ¡hasta Sidney Janis! Fue el primer galerista que metió el grafiti en la galería así que invité a sus grafiteros para que vinieran a pintar a la feria. Vinieron también Leo Castelli, Bruno Bischofberger, Lisson, Yvon Lambert, pesos pesados que luego se perdieron... Lo más triste que le puede pasar a un director de feria es perder a un buen participante.
C.U.- A pesar de todo, el índice de fidelidad de ARCO es altísimo, está en más del 85 por ciento. Hoy el mundo es enorme y ARCO se posiciona como una feria de descubrimiento, donde se intenta que una galería que hace muchas ferias venga aquí con un artista más joven, pero que venga. Trabajamos de forma especial ese vínculo con Latinoamérica. La invitación a las galerías del 35 aniversario ha sido un éxito, todas han dicho que sí: Fortes Vilaça, Lisson, Marian Goodman… En que vuelvan el año que viene es en lo que tenemos que trabajar.
Había que crear una feria, la única posibilidad que teníamos de internacionalizarnos" Juana de Aizpuru
J.A.- Llevo desde el año 81 yendo a varias ferias de las más importantes del mundo y puedo asegurar que ARCO es una feria en la que se cuida mucho al expositor, con detalles que no tiene ninguna otra del mundo. Si se echa de menos algo es a las instituciones que se han retirado todas, de manera tajante, eso no ha sido buena estrategia. Podían haber reducido el gasto al mínimo, pero desaparecer...
P.- Y a Carlos Urroz, ¿qué le queda pendiente?
C.U.- A mí me hubiera gustado que hubiera habido más riqueza, que todo este esfuerzo que hacemos se viera más recompensado, que los directores de museos tuvieran todos 20.000 euros para comprar en ARCO. No hay ley de mecenazgo que anime a la compra de arte, tampoco a donar, no hay medios, ni reconocimiento público, ni ayudan los impuestos. Todo eso queda pendiente.
Aunque en ARCO 2016 no hay espacio para la melancolía, antes de despedirnos se ponen un poco nostálgicos: "El primer año todo salió perfecto. Veías a Chillida, a Palazuelo, a Saura por los pasillos, montando sus piezas... La visita sorpresa ya el domingo de cierre del presidente Calvo Sotelo y su señora fue un colofón perfecto", recuerda Juana de Aizpuru. "Para mí sigue siendo muy especial el primer ARCO en el que trabajé como director adjunto con Rosina Gómez-Baeza, en 1995. Venían las galerías americanas, volvían al nuevo recinto ferial... Yo conocía la feria desde el 82 pero ahora era parte del equipo", concluye Urroz.
@PaulaAchiaga