El Museo del Prado expone dos de las primeras 'poesías' de Tiziano. Por un lado Dánae de la colección Wellington y Venus y Adonis de la pinacoteca. Ambas son obras que el maestro italiano pintó en 1553 y 1554 para el futuro Felipe II y que ahora se muestran al público, tras su reciente restauración, desde este miércoles y hasta el próximo 1 de marzo. La muestra presta especial importancia al proceso creativo, que está ilustrado mediante documentación técnica de estas obras que inauguran uno de los ciclos mitológicos más importantes e influyentes de la historia de la pintura occidental, sirviendo de inspiración a artistas como Veronés o Rubens.
Se trata de obras que el artista pintó a mediados del siglo XVI y que pueden contemplarse reunidas por primera vez desde que Fernando VII regalase Dánae al duque de Wellington. Junto a ellas, se puede apreciar otra de las versiones de Dánae, conservada en el Prado, que fue realizada hacia 1565 y emparejada a Venus y Adonis en las "bóvedas de Tiziano" en el Alcázar. Inspiradas principalmente en las Metamorfosis de Ovidio, los temas elegidos por el artista para estas obras están interpretados para deleite de los sentidos y para demostrar la capacidad de la pintura para transmitir emociones.
Estas tres composiciones reunidas revelan que la calidad del italiano no depende tanto de la cronología de la obra como del empeño del pintor, la identidad del destinatario y del precio pagado por su trabajo. De ahí que, a pesar de ser réplicas de composiciones anteriores, las dos Dánae y Venus y Adonis expuestas son de gran calidad pictórica.
Las "poesías" de Tiziano
Dentro de su producción se denomina 'poesías' al conjunto de obras mitológicas que pintó para Felipe II entre 1553 y 1562, integrado por Dánae (Londres, Apsley House), Venus y Adonis (Madrid, Museo del Prado), Perseo y Andrómeda (Londres, Wallace Collection), Diana y Adonis y Diana y Calisto (Edimburgo, National Gallery/Londres, National Gallery) y El rapto de Europa (Boston, Isabella Stewart Garden Museum).
Probablemente fue el propio Felipe II quien encargó a Tiziano en Augsburgo un conjunto de pinturas mitológicas, dándole libertad para elegir los temas y su plasmación pictórica, para exhibirse conjuntamente en un espacio, aún por determinar en el momento del encargo. Las 'poesías' son pinturas ajenas a las interpretaciones simbólicas o moralizantes. Así en estas obras, Tiziano se asimilaba a los poetas y proclamaba su libertad para interpretar los textos que visualizaba, principalmente en las Metamorfosis de Ovidio, pero también para representarlos con la imaginación cuando la lógica dramática lo exigía.
Dánae y Venus y Adonis
Las primeras 'poesías' que recibió el príncipe Felipe fueron Dánae (1553) y Venus y Adonis (1554), versiones de otras anteriores, pero revestidas del prestigio de su propietario, y que se convirtieron a su vez en modelos para múltiples réplicas. Dánae ilustra el momento en que Júpiter la posee en forma de lluvia de oro. Pintó la primera Dánae en Roma en 1544-45 para el cardenal Alessandro Farnese y aludía a los amores del cardenal con una cortesana. Esta Dánae fue modelo para la de Felipe II, donde Cupido fue sustituido por una anciana celadora, cuya inclusión enriquece la pintura al brindar sofisticados contrapposti: juventud frente a vejez; belleza frente a fealdad; figura desnuda frente a vestida...
Felipe II recibió esta obra en 1553 y permaneció en la colección real española, primero en el Alcázar y después en el Buen Retiro, hasta que, tras la Guerra de la Independencia, Fernando VII se la regaló al duque de Wellington. Su tamaño original era similar al de Venus y Adonis, pero a finales del siglo XVIII se eliminó el tercio superior por razones de conservación. Descripciones antiguas y una copia flamenca, revelan que en ese tercio superior se incluía el rostro de Júpiter y un águila con los rayos, atributos del dios.
Años más tarde, en 1565, Tiziano pintó la Dánae que se conserva en el Prado con una factura más deshecha y una extraordinaria calidad, resultado del elevado precio que debió pagar su comitente, posiblemente Francesco Vrins, mercader flamenco residente en Venecia. Velázquez compró esta obra durante su primer viaje a Italia y la vendió a Felipe IV con destino al Palacio del Buen Retiro, pero más tarde, en 1666, sustituyó a la Dánae de Felipe II en las "bóvedas de Tiziano" en el Alcázar, emparejándola con Venus y Adonis.
Tiziano pintó el primer Venus y Adonis, perdido y conocido por copias, a finales de la década de 1520. Ninguna otra obra suya ilustra mejor la asimilación de pintura y poesía, pues el episodio del vano intento de Venus por retener a Adonis, ausente en las fuentes escritas, fue de su invención. Tiziano retomó el asunto veinte añosdespués en varias composiciones, una de las cuales fue el punto de partida de la conservada en el Prado.
En esta obra, realizada en 1554, presenta a la diosa de espaldas para demostrar, mediante la contemplación conjunta de Dánae y Venus y Adonis, que la pintura podía representar distintos puntos de vista, equiparándose así con la escultura. La restauración El proceso de restauración, realizado por la técnico del Museo Elisa Mora con el apoyo de la Fundación Iberdrola, ha consistido en eliminar todo aquello que interfería en la lectura correcta de las obras, y permitir de esa forma entenderlas en toda su fuerza e integridad. Para conseguirlo se ha realizado una limpieza de los barnices oxidados yuna eliminación de los repintes.
En Dánae no se podía reconocer la mano de Tiziano a causa de antiguas intervenciones, no muy acertadas, que habían alterado su planteamiento y ejecución. El lienzo, por otra parte, está cortado en sus cuatro lados y fue reentelado en dos ocasiones. La capa pictórica presentaba numerosos y burdos repintes que se distinguían a simple vista y que tapaban partes de la pintura original. En otras zonas se apreciaban abrasiones y pérdidas puntuales de materia pictórica. La superficie mostraba además un aspecto mate apagado debido a un antiguo barniz de cera.
El cuadro de Venus y Adonis fue ampliado y estos añadidos alteraron la composición ideada por Tiziano al crear un nuevo espacio a la izquierda del cuadro que reducía la inercia del conjunto de las figuras, que se mueven hacia el bosque, en el otro extremo de la pintura. Para recuperar el sentido original de la obra se ha ocultado la franja de tela añadida con la moldura del marco, sin necesidad de eliminarla. De esta forma, el eje central del cuadro coincide con la pierna que Adonis apoya firmemente en el suelo, dividiendo el espacio y la acción en dos mitades.
Con la restauración, la luz de ambas pinturas ha recuperado su valor y ha vuelto a definir los espacios, las formas y los volúmenes para comprender mejor los distintos planos que forman cada composición, recobrando así el sentido que Tiziano quiso darles.