Detalle de Autorretrato con el doctor Arrieta, 1820

Francisco de Goya goza de una salud y vitalidad creciente ahora que viaja hasta Boston para ver su mayor antológica realizada en los últimos 25 años en Estados Unidos; Goya, orden y desorden. El Museo de Bellas Artes de Boston recorre, a través de 160 pinturas, dibujos y grabados, la trayectoria vital y la capacidad creativa del gran titán del arte español que abrió la puerta a la era moderna. Su mirada, a veces contradictoria y siempre observadora, filtró, vio y atestiguó una era de cambio radical en el pensamiento y en el comportamiento que quedó reflejada en sus lienzos. La obras provienen de diferentes colecciones que llegan del Museo del Prado junto con préstamos del Museo del Louvre, de la Galería Degli Uffizi, del Metropolitan de Nueva York, de la Galería Nacional de Arte de Washington y de colecciones privadas de toda Europa y Estados Unidos. Momentos de incertidumbre y cambio que acecharon su imaginario se exponen a partir de este domingo en Boston con el patrocinio de la Fundación Banco Santander.



Tal y como el título de la retrospectiva advierte y sugiere, la muestra se configura a través del orden y desorden de la era del pintor. Desde la prosperidad al caos de la guerra, el crimen, el castigo y el hambre en tiempos de la revolución. Se trata de un enfoque innovador acerca de la variedad temática de un artista que sirvió a cuatro generaciones de reyes en España. Poco se le escapó al pintor que cultivó, con gran destreza, el dibujo, el grabado y la pintura. Desde los elegantes retratos de cuerpo entero de los aristócratas que le valieron su fama en Madrid a los grabados satíricos que le catapultaron al panorama internacional pasando por lo álbumes privados que revelan el fundamento de sus ideas. Tanto es así que la retrospectiva se divide en ocho apartados.



María del Pilar Teresa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo y Silva, 1797. A la izquierda Autorretrato pintando, 1795

"Se mueve de una corriente a otra con gran comodidad mostrando un orgullo y una energía en cada obra que es digno de un grupo reducido de artistas como Rembrandt o Picasso. Canalizaba su gran creatividad en el medio adecuado dependiendo de sus inclinaciones", cuenta Frederick Ilchman, comisario de la exposición. "La organización se basa en lo que queremos ilustrar en la exposición, que es su poder de observación, imaginación e innovación. Y para eso hemos observado el contenido de algunas obras que Goya examinó así como los medios en los que los trabajó", amplía Stephanie Stepanek, otra de las comisarias de la muestra.



Así, Goya se mira a sí mismo es el apartado que abre la exposición con una amplia selección de autorretratos liderada por La familia del Infante Don Luis, un lienzo que reúne a 14 figuras entre las que se muestra el propio artista trabajando en una obra sentado en un caballete. El grabado El sueño de la razón produce monstruos estará acompañado de dos obras que llegan desde Madrid, El autor soñando del Prado y Autorretrato ante su caballete, del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La segunda sección, Estudios de la vida, representa las diferentes etapas en las que Goya hace hincapié en la fragilidad humana a la vez que crea alegorías sobre la vanidad y el paso del tiempo con El quitasol como obra más representativa, también de El Prado.



Juego y caza, con la obra Disparate femenino, de la Fundación Lázaro Galdiano, explora el juego popular en el que las mujeres tiran de una manta a un maniquí y las conocidas pinturas de hombres dedicados a la caza y al toreo como La Tauromaquia y los Toros de Burdeos. Con En equilibrio se llega al momento fundamental de la obra de nuestro artista. Se contraponen el orden y el desorden, el equilibrio y el desequilibrio, un tema tratado de manera realista que refleja la naturaleza mostrando los cambios que acechaban a la sociedad del momento. No solo eso, sino que también son un símbolo, un alegato a las enfermedades que le acuciaban: la sordera y el vértigo.



El sueño de tu razón produce monstruos, 1797-1799. A la izquierda Dos hombres luchando, 1812-1820.

Caminamos con los ojos abiertos hacia Retratos, la corriente que le otorgó su mayor reputación. El Duque de Alba y La Duquesa de Alba se muestran juntos por primera vez desde el siglo XIX. Llega inmediatamente después Otro Mundos, Otros Estados donde se ofrece al público dos facetas del pintor que inauguró el Romanticismo y una de sus grandes contradicciones: su fe en la religión cristiana y la superstición. Asimismo, aquí se incluyen sus dibujos de los sueños, los estados mentales y psicológicos, las pesadillas y el mundo de los locos.



Algunos de los personajes de Goya muestran en sus miradas la línea que transita entre la cordura y la demencia, lunáticos angustiados y momentos históricos. Entre todos ellos, Goya se preocupó por los afectados y damnificados por la Guerra y la Inquisición Española. Así, Capturando la Historia mezcla lo épico y lo mundano. Pone su aguda y sensible mirada en la guerra, en el dolor, en el amor. En definitiva, entendió lo que ocurría y preocupaba en esa sociedad acechada por las transformaciones políticas y sociales y lo extrapoló a una obra (1.800 óleos, frescos, miniaturas, aguafuertes, litografías y dibujos) en la que se contrapone la armonía al caos y prevalece la inquietante tensión que viaja de un lado a otro.



Así se llega a Solo Goya, el último apartado, donde se resume la grandeza del artista y uno de los temas más resonantes: el poder. Un poder que transita a sus anchas y está encarnado en la figura del gigante, condicionado por la rapidez de ascenso y caída de las fortunas militares e institucionales. Quizá la obra más emblemática en esta sección sea El Coloso de 1818 donde muestra una figura amenazante inmovilizada por la carga del poder. Es decir, el poder no es inherente pero tiene un precio. Pero, al igual que se interesó por las desgracias humanas también supo sacar lo mejor de la humanidad, los mejores momentos y más simpáticos así como una reflexión sobre la redención. Porque "el tiempo también pinta".