Vista de la exposciión El arte en la época de Altamira en la Fundación Botín de Santander
Entre las joyas del recorrido destacan los Renos Nadadores, una escultura realizada con marfil de mamut que el British Museum presta por primera vez; la cabeza de íbice esculpida de Tito Bustillo cedida por el Museo Arqueológico de Asturias y la singular escultura que muestra a El glotón del Jarama, uno de los tesoros del Museo Arqueológico Nacional, que por su fragilidad no pudo ir Londres a la muestra Ice Age Art: arrival of the modern mind, de la que parte la muestra de Santander. Piezas que, como ha recordado Cook, "plasman la obra de expertos, con un cerebro como el nuestro y con gran creatividad".
Pero no es ésta la única singularidad de la exposición. Y es que, como ha explicado Paloma Botín, las obras "se ven por primera vez junto con obras de la época moderna, con el objetivo de destacar el valor de las piezas prehistóricas como obras maestras que descubren la capacidad creadora del hombre de la Edad de Hielo". Y, en el centro, Altamira: una especie de renacimiento en esta Edad de Hielo "en que surgieron nuevas técnicas, distintos estilos y un característico abanico de arte decorativo y figurativo", añade.
Renos Nadadores, uno de los tesoros del British Museum que puede verse en Santander
"La mayoría de los arqueólogos de entonces consideraron que las imágenes descubiertas eran falsas y las rechazaron -explica Cook-. Las pinturas parecían modernas, y se juzgaron erróneamente como obras recientes, similares a las realizadas por los impresionistas de la época, con cortas pinceladas de color y gradaciones tonales difuminadas. Tal modernidad no encajaba con un concepto de la evolución humana que suponía que los pueblos que vivían como cazadores-recolectores eran incapaces de transformar su mundo a través de imágenes".
A las casi setenta piezas de las muestra se une una instalación fílmica que refleja la experiencia de crear arte bajo tierra con la ayuda de luz artificial. Entre las obras modernas, 3 aguafuertes de Miró recuerdan su visita a Altamira. Las obras proceden de los museos franceses de la Abadía de Arthous y de Prehistoria de Les Eyzies; de los museos de Halle y Weimar en Alemania; y en España, del MAS de Santander, Prehistoria y Arqueología de Cantabria, Museo Arqueológico de Madrid y Museo Arqueológico de Asturias, además del British Museum de Londres.