John Chamberlain. Foto: Galería Gagosian

El artista estadounidense John Chamberlain (Rochester, Indiana, 1927), famoso por sus esculturas de metal prensado de chatarra, falleció el pasado miércoles en Nueva York a los 84 años, según informó la galería Gagosian que desde este año lo representaba.



John Chamberlain nunca pensó ser escultor. En plena depresión americana su infancia fue errante, solitaria y difícil. De Rochester a Chicago, de Chicago a Rochester. Nunca tuvo una vocación clara y dejó pronto los estudios. Con 16 años se alistó en el US Navy. Al volver se instaló en California pero pronto volvió a Chicago donde estudió peluquería y maquillaje hasta que, a comienzos de los 50, se matricula en la escuela de Arte de Chicago en la que tan sólo permaneció un par de años.



En 1955, asiste a Black Mountain College; según él mismo dice, el primer momento en el que empezó a interesarse realmente por algo y dónde comenzó su carrera artística. Es entonces cuando comenzó a leer: Ezra Pound, D. H. Lawrence, William Carlos Williams, Dashiell Hammett, Raymond Chandler... y empieza a definir el concepto que, más tarde, él tendría de Arte. Para Chamberlain, Arte es una extraña locura que utiliza otras maneras de comunicación para decir algo que nadie antes hubiera oído, percibido o reprimido.



El material que Chamberlain utilizaba para sus esculturas eran viejas carrocerías de coche. Reunía piezas y las estrujaba, doblaba y torsionaba hasta crear un todo armónico. A finales de los años sesenta comenzó a experimentar con otros materiales cansado de que vieran en sus esculturas imágenes de accidentes de coches que se malinterpretaban como metáfora de su visión de la sociedad del momento. Realizó entonces esculturas instantáneas con planchas de foam que ataba y cortaba para moldear y comenzó a utilizar además el acero galvanizado y a veces también acero pintado, el plexiglás...



Protagonizó durante más de cinco décadas de actividad más de cien exposiciones en solitario en todo el mundo, desde la primera acogida por el Museo Guggenheim de Nueva York en 1971 hasta la última retrospectiva que la misma institución tiene previsto inaugurar sobre él en febrero de 2012.



El pasado mes de mayo, su escultura de metal prensado Nutcracker (Cascanueces) se vendió por la cantidad récord de 4,78 millones de dólares en una subasta de la casa Sotheby's en Manhattan. La pieza, elaborada en 1958, fue descrita como "un raro y temprano ejemplo del tipo de obras por las que el artista se hizo conocido en los años sesenta" y supone el precio más alto jamás pagado en una puja por una obra de Chamberlain. "Nutcracker", que se adjudicó por cuatro veces más de calculado inicialmente (entre 1,2 y 1,8 millones de dólares), es una escultura elaborada con pedazos de metal, algunos pertenecientes a piezas de coches, que luce diversos colores como azul o granate, además de los tonos propios del metal oxidado.



Las esculturas de John Chamberlain se pueden observar desde cualquier punto de vista. El espectador las puede rodear e ir descubriendo con cada paso una nueva forma, un nuevo color, una nueva emoción. John Chamberlain no pretendía mandar un mensaje a través de sus obras, sino descubrirnos un espacio.