Vista de una de las instalaciones de la Bienal de Sharjah
Javier Hontoria (Sharjah, EAU)El clima político y social que viven los Emiratos Árabes no es el del norte de África pero mientras se inauguran la Bienal de Sharjah y la feria de Dubai, las dos citas más importantes del calendario en el campo del arte contemporáneo, nadie es ajeno a la inquietud ante la situación en el vecino reino de Bahrein, donde el rey Hamad ha pedido el apoyo de tropas saudíes y cuenta además con la ayuda de un generoso contingente de policías procedente de los Emiratos Árabes Unidos, algo que no ha gustado nada entre la comunidad artística local. Algunos medios cifraban ayer en siete el número de víctimas mortales causado por las revueltas y la preocupación crece en el estado más pequeño del Golfo Pérsico.
En Sharjah se inaugura esta mañana una bienal que cumple este año su décima edición y que de un tiempo a esta parte se ha consolidado como la referencia en Oriente Medio. Esta edición está firmada por la comisaria del Guggenheim Suzanne Cotter y por Rasha Salti, curator independiente afincada entre Nueva York y Beirut. Cuentan, además, con el asesoramiento de Haig Aivazian, gran conocedor de la escena local, que es desde hace años responsable de The Third Line, una de las galerías más importantes de la región, situada en Dubai. La exposición, que se titula Plot for a Biennal (algo así como un intento de perpetrar una bienal), cuenta con un centenar de artistas entre los que se encuentran las figuras más interesantes del panorama árabe como Ziad Antar, Walid Raad, Yto Barrada, Harun Farocki o Rossalind Nasashibi junto con algunas grandes figuras occidentales como Hans Haacke, Josephine Meckseper, Artus Zmijewski o Jane & Louise Wilson.
Es una buena exposición, con argumentos de peso y gran riqueza de matices. Tiene lugar en un buen puñado de sedes del corazón de Sharjah, el emirato que cuenta con las infraestructuras culturales más importantes de los EAU. El grueso de la exposición se concentra en el Sharjah Art Museum pero también pueden verse trabajos en el espacio de Bait al Serkal o en el Collections Building. Tiene además un conseguido ciclo de cine y una importante sección dedicada a la música.
Al mismo tiempo se inaugura la feria de Dubai, que cumple ahora su quinta edición. Se celebra en Madinat Jumeirah, junto al emblemático hotel Burj Al Arab. Cuenta con ochenta galerías de las que un tercio pertenece a países de la región y el resto a países europeos, Estados Unidos o Asia. De las españolas sólo participa la mallorquina Horrach Moyà, y los trabajos de Susy Gómez parecían gustar mucho a los visitantes locales. Quien sí tuvo éxito fue Kalil Joreige, en la galería In Situ/Fabienne Leclerc (París/Nueva York), con sus grandes imágenes de ciudades recortables (y coleccionables, pues los visitantes pueden coger fragmentos de las imágenes). Su obra también puede verse en la Bienal, una gran escultura de un cohete frente al Sharjah Art Museum. A tenor de los visitantes que había en la recepción oficial que tuvo lugar ayer, el coleccionismo es ágil en Dubai. Las grandes galerías europeas muestran trabajos de artistas árabes con frecuencia. En Pilar Corrías, de Londres, destacaba el trabajo interesante de la pakistaní Shaziah Sikander, mientras en Chantal Croussel el de Mona Hatoum. Y quien parecía tener buenas ventas aseguradas era la dealer belga Isabel van den Eynde, que tiene un espacio en una zona industrial de Dubai desde el que promociona a artistas de Oriente Medio como Ramin Haerizadeh, uno de los mejores nombres de la feria, también presente en la Bienal.