¡Buenos días!

Estuvieron a punto de ganar estos poemas:

Cordelia

caen manzanas sobre cadáveres de manzanas

y los muchachos, corazón de almíbar,

almacenan su fulgor dorado en el desván.

Muy buena esa imagen inicial de la acumulación del fruto, como un empacho de tiempo en el espacio que se nos presenta metafóricamente, antes de asistir al deslumbramiento final. Versos sencillos desde su original elegancia, con elegía por el tiempo perdido.

Medea

Desperté enmascarada de humana

con una jauría mascando mis senos

y el aliento plomizo agrietando la puerta.

Aquí los versos se decantan por un pulso potente que se mantiene intacto durante toda la composición, buen ritmo interno con imágenes descarnadas y muy plásticas, creativas desde su carnalidad, antes de llegar a un verso final muy original en su plano simbólico.

María José Viz Blanco

Mis ruinas todavía se yerguen

en el erial maldito

con la soberbia azul del zafiro.

El comienzo desde el derrumbe asumido nos va ofreciendo niveles distintos de aceptación, desde el exacto y descriptivo segundo verso —desde su brevedad— hasta ese verso de cierre con su imagen de plástico misterio sobre la verdad de un sentimiento.

Pero el ganador es

Ficha

Macarena Ruiz

En la última habitación de este poema,

entre crucigramas y mariposas oxidadas,

Guardo, avara, el perfume de tus ojos.

Ese primer verso ya no sitúa en dos planos distintos de lectura: el espacial, que puede ir acompañado también del emotivo, y el propio del lenguaje que se cuestiona a sí mismo como reducto final de la poesía. A partir de ahí, esos dos niveles de lectura se entrecruzan elegantemente: ¿hablamos de la poesía o del amor evocado, con ese “perfume de tus ojos” que se atesora con avaricia? Doble juego mantenido con acierto.

Tema de la semana: “Murallas interiores”. Las levantamos o nos las erigen sin que nos demos cuenta, en el centro mismo de nuestra gravedad. Dolor, sueños aniquilados, esperanzas que duermen en un sueño de fuel. Todos las tenemos, y a veces las mantenemos, porque nos afirmamos en su seguridad, aunque también nos minen lentamente. Escribamos de esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres. Escribamos sobre esos muros íntimos, invisibles o no, que hay que derrumbar para seguir viviendo.