Y los veinte poemas finalistas son:
Ana Marìa
Las cartas que no lograron su destino
flotan como brasas
en un mar de claridad y tormentas.
Mari Carmen Pavón
Mientras busca la culpa su castigo;
arde en la caldera el cuerpo
y la sangre se baña en el alcohol
Robert Wyatt
Creí que el veneno de mi herida
fue inyectado por tu mordida
nunca fruto de mi sudor.
Eliseo
En el verde abismo del horizonte
El pedernal de la noche
Cuelga en la rama seca.
María José Viz Blanco
La lasitud y el abandono
en una playa ignorada.
Gaviotas que cuentan las horas muertas.
Micene
Las semilla etérea de la muerte dormita en nuestro espinazo.
El tiempo fertiliza sus raíces,
y despunta el invierno en nuestra frente.
Kamikaze
Alocados cíclopes caníbales
circundan las migrañas del bosque
en las antípodas de la cordura.
Hellen R.
Habita tu nombre en el cascarón
de mi boca, cuando sople el olvido
por las noches.
Marta
Las horas construyen nuestras cuatro paredes.
Se suicidan las torres al final del asedio.
Añoran el laberinto de baldosas amarillas
Medea
Pequeño paralítico dios
me miras parásito
bajo tu lupa me carbonizo.
Lys
Las ruinas de otro tiempo reivindican su sitio.
Bajo ortigas y cardos, se asfixian nuestros nombres
labrados en cemento y granito.
Khadi
Bajo un espejismo virtual, buscan dueño
canicas cuarteadas, un rastro de peonzas
y restos de una rayuela en un patio desierto.
Gambela
Una casa vacía crepita en la hoguera.
El letargo ha engullido los senderos
que entornaban las puertas del paraíso.
Constanza
Bajo el mando del brazo pantanoso
una orquesta hipodérmica zozobra
en aquella sonata dolorida.
Laoconte
Qué debo hacer ahora con estas manos
ya no recuerdan cuando tocaban el perfume
literario de las palabras ordenadas
Caníbal
Brotan los girasoles basiliscos
en el envés de una tierra sin lluvia
buscan el abismo de las antípodas.
Titiritero
En la pubertad del mosquito saxofonista
los veranos platónicos se diluyen
entre amores sin noches de jazz.
Pablo Cavero
Conté las pecas celestes de tu clavícula
bajo el sol eclipsado de la luna llena
mis pupilas anhelan aquel paraíso.
Clementina Vidal
Qué graves se han quedado los horizontes
Las micénicas murallas cojean vientos
Y el sol es sombra en fauces detenido.
Bird
Nunca volverá el águila calva
con su cabellera de oro macizo
a posarse sobre los hombros de tu recuerdo.
Tema de la semana que viene: “Las playas interiores”.