¿Qué libro tiene entre manos?
La inquietud de la noche, de Marieke Lucas Rijneveld.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Que no haya logrado atraparme por, al menos, alguna de las tres variables que me conquistan: lenguaje, personajes, historia.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con Charles Swann, de En busca del tiempo perdido.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Chico Carlo, de la uruguaya Juana de Ibarbourou.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche…?
Leo en cualquier formato pero prefiero el papel. Puedo leer varios libros a la vez. Subrayo con lápiz y doblo las puntas de las páginas que quiero recordar. Desde que la vista no es la misma leo de día, de mañana.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
El recital en el que Sting hizo subir al escenario a abuelas y madres de Plaza de Mayo y bailó con ellas 'Ellas danzan solas'.
En Catedrales todo gira en torno al asesinato de Ana, y la búsqueda del culpable 30 años después: ¿qué gana al elegir el punto de vista de 6 personajes implicados?
En esta historia nunca se llegaría a la verdad si cada uno de esos personajes, seis o siete (si tomamos en cuenta el epílogo), no asumieran su culpa o responsabilidad en el asunto. O, al menos, no estuvieran dispuestos a contar, por fin y 30 años después, lo que saben. Sólo con la concurrencia del discurso de todos y sus distintos puntos de vista se puede llegar a la verdad, si es que uno está dispuesto a dar ese paso final para conocerla.
¿Cómo surgió la idea de que la protagonista descubriera que su lugar en el mundo es una librería de Santiago de Compostela?
Quería que en la fractura que se produce en esa familia a partir de la muerte de Ana, una de las hermanas, Lía, decidiera emigrar. Para Lía, al aceptarse atea, el estar en una ciudad donde la religiosidad está tan presente le da fuerza dramática al conflicto. Pero, además, para mí Santiago de Compostela es una ciudad que me es familiar, donde he estado muchas veces, y donde por mis antepasados gallegos me siento afín. Le presté ese lugar, que es mío, a Lía. Aunque todo sea ficción.
¿Sabe cuál es el suyo, al menos en el mundo de las letras?
Mi lugar en el mundo de la escritura creo que es uno en donde cuento historias que me permiten tener mucho diálogo con los lectores. Siempre escribo para otro u otra. La escritura es un acto de comunicación para mí. El acto en sí mismo de sentarse a escribir tiene que ver con un diálogo con otros y otras. Y finalmente la literatura está compuesta de una infinidad de diálogos posibles, en los mismos textos y fuera de ellos.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
Me emociona cualquier manifestación artística, la entienda o no.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Antonio Berni.
¿Se ha “enganchado” a alguna serie de televisión?
A muchas; escribo series, además. La última que disfruté mucho: Nos conocimos en Estambul.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Muchas veces sirve para notar cuestiones que uno no detectó en la propia escritura. En esos casos me importa y la tengo en cuenta.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me encanta. Mi padre era español. Mis cuatro abuelos lo eran. Me siento en casa, siempre.
Denos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Que se entienda de una vez cuál es el valor de la cultura. Creo que la pandemia, en la que tantas personas fueron sostenidas por músicos, escritores, actores y artistas diversos, lo dejó muy claro. Si la política lo entiende y lo refleja en los presupuestos, la cultura mejorará.