El mundo de los niños con frecuencia es tratado por el cine de terror explotando su ambigüedad vista desde el punto de vista de los adultos. Payasos asesinos (Joker), muñecas diabólicas (Annabelle, Chucky), niños monstruosos (La profecía, El pueblo de los malditos) o El resplandor, de Kubrick, obra maestra de una profundidad abismal en la que el mundo infantil se solapaba con una realidad terrorífica.

La película Un amigo extraordinario, dirigida por Marielle Heller (conocida por la serie Transparent y la película ¿Podrás perdonarme algún día? de hace dos años) nos propone un rotundo y emocionante alegato en contra del cinismo. Hay mucha verdad y mucha emoción en esta película hermosa basada en hechos reales sobre un periodista (interpretado por Matthew Rhys), que se define a sí mismo como un hombre roto, que acaba encontrando la salvación en un tipo que le da grima por su buenismo, Tom Hanks en la piel de Mr. Rogers, un popular presentador de televisión con un programa infantil que marcó época en Estados Unidos durante tres décadas en antena el siglo pasado.

“El personaje de Lloyd (el periodista amargado) es un vehículo excelente para la película porque representa nuestro propio cinismo”, ha dicho la directora sobre el filme. “Él tiene esta actitud de ‘vamos, ¿quién es este tipo? ¡No puede ser real!’ y actúa con ese cinismo neurótico que todos llevamos encima”. La base de la película es un largo reportaje que escribió Lloyd a finales de milenio que acabó siendo portada de Esquire, tiempos gloriosos en los que los grandes reportajes marcaban la tónica del mejor periodismo.

Las películas de terror que utilizan el imaginario infantil funcionan por contraste, la oscuridad anida allá donde debería reinar la felicidad y el candor. Como seres humanos escépticos y desconfiados, tendemos a ver algo sospechoso en todo aquello que parece demasiado bueno. Y en gran parte, hacemos bien: como ya dice la propia policía, si encontramos una ganga lo más probable es que sea un timo. La directora va más allá al personificar en su cínico periodista a una sociedad que quiere pensar que por fuerza tiene que ver algo malévolo en un hombre como el personaje de Hanks, ese hombre demasiado pulcro para ser verdad.

Hanks tiene algo de santo y su interpretación va ganando en matices a medida que avanza la película. Donde primero vemos una ambigüedad que nos hace desconfiar, después observamos a un hombre que no es que sea siempre bueno sino que se esfuerza de manera heroica por serlo. Su encuentro con el periodista es catártico. Aquí vemos a un cuarentón atormentado por un pasado familiar angustioso cuando su padre abandonó a la familia en el momento en que su madre se estaba muriendo de cáncer. Enfermo de rencor, cuando reaparece el padre (Chris Cooper) para reconciliarse, se reavivan los demonios familiares y regresa un estado de violencia.

El cine de Estados Unidos siempre ha estado marcado por su defensa de que el ser humano es bueno por naturaleza, una idea que marca de manera profunda su propia cinematografía. Lo vemos en el cine de Frank Capra, claro referente de esta película, o en el de Spielberg. En este caso, Mr. Rogers, además de ser un showman, se erige también en un gran pedagogo cuya filosofía se puede resumir en que hay que apoyar que los niños sean como quieran ser y tratarlos como “los niños que son y no los adultos que serán”. Película sobre el perdón y la redención, Un amigo extraordinario nos confronta con nuestro propio cinismo para realizar un sentido y bello homenaje al valor de la amistad, la compasión y el afecto. Una gran película.

@juansarda