Confinada en su casa de Princeton, la pandemia le ha impedido viajar a Francia en junio para recibir el Premio Cino del Duca, antesala del Nobel, al conjunto de su obra. Con ochenta y dos años recién cumplidos, el viaje a Francia no es el único plan que Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938) ha tenido que postergar por culpa del Covid-19. También ha visto cómo Lumen retrasa unos meses la recuperación de Blonde, la novela dedicada al mito norteamericano por excelencia, Marilyn Monroe, mientras pasaba desapercibida la reedición prepandemia de Qué fue de los Mulvaney, otro de sus títulos emblemáticos, en el que hace más de veinte años retrataba las tragedias, secretos y mentiras que a veces acompañan a las familias felices.
En charla con El Cultural Oates confiesa que vive con ansiedad todo lo que está pasando, pues siente que “en esta cuarentena, cada día es nuevo y eso es estresante”. Las malas noticias sobre la pandemia en Estados Unidos la abruman, pero no se permite que la paralicen. Muy activa en las redes (en Twitter cuenta con más de doscientos mil seguidores), cada día son decenas los tuits que sube o retuitea contra Trump, cuya gestión combate desde hace cuatro años, sugiriendo, por ejemplo, que si los demócratas dejasen de enfrentarse por nimiedades y se uniesen “T***p sería derrotado”, o lamentando que el partido republicano haya logrado “dividir a las mujeres y a la clase trabajadora con sus engaños”.
Aunque su ritmo de escritura ya no es el de antes –ocho horas diarias nada menos–, ya que aún no ha superado el duelo tras la muerte de Charlie Gross, su segundo esposo, y pasa demasiado tiempo “meditando, tratando de escribir diálogos, escenas, sintiéndose demasiado distraída y demasiado cansada”, la escritora asegura que trata “de encontrar tiempo para trabajar en medio de tanto estrés. Ahora estoy haciendo Zoom con estudiantes y amigos… una actividad de la que no había oído hablar hasta hace poco”, confiesa. “Y leo, leo mucho, todo lo que puedo. Ahora estoy releyendo a Dostoyevski".
Paradojas del sistema
Pregunta. La pandemia está siendo especialmente grave en su país. Se habla de más de tres millones de contagiados de Covid-19, y de 130.000 muertos, mientras sólo hace unos días Trump ha aparecido al fin llevando mascarilla. ¿Está el presidente de Estados Unidos a la altura de este momento histórico?
Respuesta. Trump es un presidente en minoría… lo que significa que no fue elegido por la mayoría de los votantes norteamericanos. Debido a las paradojas de nuestro sistema electoral, un candidato que recibe una minoría de votos puede “ganar” –aunque Hillary Clinton recibiera más de tres millones de votos más que Trump. Así que, por supuesto, no es el verdadero “Presidente de los Estados Unidos” y no representa a la mayoría de los estadounidenses.
"Trump no es el verdadero presidente de los Estados Unidos, pero su gobierno no se acerca ni de lejos al horror que fue el fascismo en Europa"
P. ¿Cree que nos enfrentamos a una especie de distopía en estos momentos, a la altura de las peores pesadillas históricas?
R. No, claro que no, al menos por lo que a los estadounidenses se refiere. La experiencia actual de la mayoría de los norteamericanos no se acerca ni de lejos al horror que sufrieron las naciones de Europa bajo el fascismo en los años 30 y 40 del siglo pasado.
P. Pero mucha gente piensa que estamos empeorando en lo que respecta a los derechos humanos, al racismo y a los derechos de la mujer. ¿Está de acuerdo?
R. Si hablamos de los Estados Unidos, los derechos de las mujeres están amenazados en los estados “rojos”, de mayoría republicana, no en los estados “azules” (demócratas).
P. ¿Qué opina del movimiento #MeToo? ¿Pueden tener algo de razón los que temen que se convierta en una nueva forma de censura?
R. No es probable. Menos del cinco por ciento de las violaciones son denunciadas a la policía. Las mujeres en general saben que las probabilidades de ser creídas cuando son víctimas de abusos están en su contra, a pesar del #MeToo.
Además de ser una ferviente feminista, Oates a menudo ha denunciado el racismo que esconden las medidas del gobierno federal contra la inmigración. Imposible no preguntarle por el sueño americano, o si realmente cree que un Muro, por alto que sea, podrá mantener alejados a los inmigrantes que huyen de la miseria centroamericana… Y su respuesta es contundente:
R. ¿Qué clase de pregunta es ésta? Lo cierto es que El Muro es un truco político, una broma. La inmigración continúa a través de los canales convencionales, aunque bajo el mandado de Trump, se limita a las naciones favorecidas, es decir, a los países blancos y prósperos.
Secretos de familia
Precisamente una violación es el tema de Qué fue de los Mulvaney, novela que hace pocos meses recuperó Lumen. Muy polémica en su momento, en ella retrata a una familia feliz (“no a una, sino a la familia feliz, en realidad”), para explorar de qué manera hace frente a una tragedia que les destruye, la violación de la hija por un compañero de escuela el día de San Valentín.
Ahora, casi veinticinco años después de su primera edición original, la escritora y ensayista confiesa que no la escribió en clave feminista: “No, en absoluto, no es una novela ideológica, sólo es una historia sobre individuos. Quería escribir sobre la vida familiar, y cómo trasciende a los que la forman; sus alegrías, penas, chistes privados, su dolor compartido… Me interesaba ahondar en el misterio que se oculta en el corazón de las familias ejemplares, con una historia que tratara de vidas complejas, entrelazadas entre sí, siempre definiéndose y comprendiéndose mutuamente”.
“En los Mulvaney me interesaba ahondar en el misterio que se oculta en el corazón de las familias ejemplares, la familia está a punto de ser destruida”
En la novela, la familia está a punto de ser destruida: el padre se refugia en el alcohol y abandona negocios y amigos; la hija sufre el rechazo de todos, sus padres incluidos, que prefieren mandarla lejos; uno de sus hermanos, Mickey, se alista en los marines, y otro, Patrick, planea vengarse. Solo al final, Marianne y Patrick encuentran el camino del amor y el perdón.
P. Si hoy reescribiera el libro, ¿qué cambiaría?
R. Nada en realidad, está ambientada en la década de los años 70 y no necesita ser alterada.
P. ¿Cuál de los Mulvaney es su favorito?
R. Muffin, el carismático gato, está basado en mi amado gato Muffin, que vivió en los 70. Patrick y Marianne pueden ser mis personajes humanos favoritos. Marianne es el tipo de mujer joven que logra vencer el resentimiento y que inspira afecto y amor en los demás.
P. Es, sin duda, uno de sus relatos más oscuros… ¿le cuesta llevar a la ficción los aspectos más siniestros de la realidad?
R. En absoluto, porque no es difícil ser consciente de los elementos siniestros de nuestra sociedad, están presentes en todas partes. La ficción es un espejo de la vida, a veces distorsionada, a veces cruda y sin mediación. No hay ficción tan horrorosa como la vida.