¡Buenos días!

Han estado muy cerca de ganar los siguientes poemas:

Lorenzo Lotto

¿Dónde habita el canto

de las aves que volaron

sobre nuestra habitación amanecida?

La suavidad de la propuesta y la limpieza del trazo, con esa imagen fugaz del vuelo de los pájaros que planearon sobre una realidad ya fenecida, está expuesta con claridad evocativa y un aparente tono bajo que nos lleva hacia el recuerdo del mejor pasado.

José Becerra Motriz

Ahora la almohada huele a cosa muerta

que va alejándome

como una venenosa caricia.

El principio es poderoso y contiene toda la intensidad del poema, con esa “cosa muerta” que contiene lo más íntimo del sueño, pero también la dureza y la putrefacción del despertar. El intimismo funciona bien y el final termina de redondearlo con sutileza.

Huracanblue

A nadie dices el secreto de los buitres

Que despedazan la risa del niño

Servida en vajilla y cubiertos de seda

El interesante punto de vista del poema está expuesto con inteligencia. Desde la interpelación inicial, nos asomamos a esa gran verdad que se oculta y se trata de edulcorar. Pero la base y la certeza está en el impresionante segundo verso. Bien.

Pero el ganador es

Rosario Campos

Van apagándose las sábanas

en estos días donde las palabras

se vuelven serpientes eléctricas

Aquí son las sábanas que han contenido todo cuanto fuimos las que se van apagando, se van decolorando, se vuelven transparentes y dejan de existir. Se apagan, quizá, porque nunca existieron: fueron la construcción de un sueño propio. Y al final, todos sus coletazos nos agreden, pueden envenenarnos como “serpientes eléctricas”. Muy bueno.

Tema de esta semana: “Lobo hombre en París”. En este cambio de época, de ciclo o de conciencia, hacia una normalidad que nunca será nueva, sino una amputación del abrazo pendiente, también La Unión se separa. Un desastre. Todo lo bueno se acaba o deja de serlo, y sólo los mejores perseveran. Pero estamos hablando de La Unión. Sus canciones han sido el baile interminable de una energía blanca, un ascenso a los cielos que podíamos tocar o respirar. Pero podemos ir a Maracaibo, al este del Edén, naufragar en Sildavia y descubrir que quizá fueron los celos, y que sólo por un momento perdimos el control. Escribamos sobre esto, en 3 versos y no más de 140 caracteres. Porque, en estos tiempos extraños, sobre todo, echo mucho de menos ser un lobo en París.