¡Buenos días!
Estuvieron muy cerca de ganar, en muy reñida competencia, los siguientes poemas:
Eliseo
Se parece a un destartalado cuenco
bajo la lluvia; pero un gesto mío
lo vuelve copia de un cristal dormido.
Ese comienzo de suavidad distante, con una especie de despreocupación discursiva –“Se parece a”- nos va introduciendo en un poema que luego se diluye a sí mismo –“bajo la lluvia”- para mostrarnos los que somos. Delicadeza expresiva y elegante misterio.
Laoconte
Soñábamos lo que nos bebíamos
con el ímpetu combativo y nocturno
mientras nuestros dientes brillaban de neón
Excelente comienzo, con una entrada confesional de arrebato y declaración, antes de esa fuerza interior que se va despertando sobre la oscuridad, con un final sorprendente que nos ilumina en la lectura. Imágenes poderosas y contención abierta a otros matices.
María José Viz Blanco
El autor sintió un escalofrío
cuando descubrió al personaje despreciado
manejando los hilos de la trama.
El aparente tono casi narrativo del poema nos muestra otra propuesta en la que lo importante no es el lirismo verso a verso, sino la contemplación de una escena y su vigor metafórico, con una distancia inicial que luego nos atrapa en su enigma despierto.
Pero el ganador es:
Briseida Colomé
Me arranqué la luz para disolverme en la noche
y triunfar sobre el ácido del fuego
que marchita las agujas de mis ojos hambrientos.
Versos muy poderosos por la fuerza de sus imágenes y por su capacidad de evocación. Cada verso funciona como un poema autónomo que concentra vigencia e intensidad por sí mismo y nos va conduciendo hacia un baile final en el que se mezclan elementos de resistencia y brío existencial, ante un hambre final que nos devora en la lectura.
Tema de la semana: “La ventana indiscreta”. Recordamos la película de Hitchcock porque la estamos viviendo cada día. Somos esa ventana, su nueva silueta. Somos ese hombre sentado en un sofá sobre el que otro dispara su silencio al acecho detrás de otra ventana de cristal. Somos esa mujer que acumula un sonido de tejados detrás de las cortinas. Más allá de las verbenas improvisadas en muchos de los balcones, escribamos sobre las ventanas indiscretas en 3 versos y no más de 140 caracteres. Escribamos sobre el nuevo espionaje o los nuevos vecinos que ahora nos reconocen con un golpe de vista, porque formamos parte de sus vidas y sus curiosidades, aunque no nos conozcan.