Ilustrador: Ulises
Hamlet ambiguo, manipulador y confusamente enajenado. La magistral interpretación servida por Israel Elejalde (Madrid, 1973), nominado este año al Premio Valle-Inclán, puede degustarse de nuevo en el Teatro Kamikaze.
Los diarios de Emilio Renzi, de Ricardo Piglia. Prácticamente lo he leído todo de él.
¿Ha abandonado algún libro por imposible?
Alguno por imposible, algún otro por incapacidad mía, como el Ulises de Joyce.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con Shakespeare. Hay tantas incógnitas que me gustaría que me resolviera...
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Creo que Momo, de Michael Ende. Después, El Señor de los anillos y La historia interminable, del propio Ende.
¿Cuáles son sus hábitos lectores? ¿Es de iPad, de papel, lee por la mañana, por la noche?
Prefiero el papel, pero leo mucho en el móvil también, sobre todo teatro. Me gusta leer en los trenes y por la tarde con un té.
Cuéntenos alguna experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Antes de entrar a la escuela de teatro me obligaron a leer las obras completas de Shakespeare. Me hizo tener más claro aún que quería ser actor.
Dice Miguel del Arco que Hamlet es un psicópata. ¿Comparte el diagnóstico?
Tiene rasgos, sí. También decía T. S. Eliot que en Hamlet hay algo menos de locura y algo más de fingimiento.
¿Debe respetar la adaptación de una clásico ciertos límites: literarios, estéticos, cronológicos...?
¿Quién pone los límites? En teatro vale todo menos cualquier cosa. Ese es el límite.
Después de haber encarnado al príncipe danés, ¿qué otro personaje shakesperiano le tienta especialmente?
Macbeth. Y me habría fascinado interpretar a Marco Antonio. Me aprendí el papel con 13 años, aún hoy recuerdo fragmentos del texto. Desgraciadamente, creo que ya no tengo la edad para hacerlo. Ahora me ofrecerían Bruto o Casio. Se me escapó.
En el Teatro Kamikaze está desplegando intensamente su faceta como director. ¿Se ve en el futuro concentrado en ella, relegando la actuación?
Soy actor. La dirección complementa mi trabajo de actor, no lo sustituye.
¿Para abrir un teatro privado es indispensable tener madera de kamikaze, estar dispuesto a la ‘inmolación'?
Un poco sí, la verdad. Sobre todo en España en estos momentos.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Me dedico al teatro, necesariamente tiene que interesarme. Últimamente, cada vez me interesa más aquello que no entiendo. Los enigmas que encierra el arte.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Algún dibujo de Cocteau no estaría mal.
Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado.
La última fue de Bacon en el Guggenheim. Me emocionó profundamente. No soy crítico, soy espectador y me dejo llevar por la pasión.
¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?
Leo todas las críticas, las mías y las de mis compañeros. Me interesa mucho y me sirve para reflexionar, para pensar sobre mi trabajo.
¿Qué música escucha en casa?
De todo. Soy muy ecléctico. Para trabajar, solo música clásica. Especialmente Bach, Vivaldi o Mozart.
¿Cuál es la película que más veces ha visto?
Creo que El Padrino.
¿Qué libro debe leer el presidente del Gobierno?
Algo va mal, de Tony Judt.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Soy español, claro que me gusta España. Me gusta la diversidad de caracteres, de costumbres, de paisajes, de lenguas. Amo España pero también soy muy crítico con ella.
Regálenos una idea para mejorar la situación cultural.
Abandonemos el sectarismo. Intentemos llegar a acuerdos aceptados por todos para crear políticas a largo plazo.