Yolanda García Serrano
La dramaturga y directora estrena ¡Corre! en la Sala Mirador con Antonio Zabalburu y Nur Levi
Pregunta.- ¿De dónde surge la idea de escribir este ¡Corre!?
Respuesta.- Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribirlo porque conozco de manera cercana a estos personajes de los que habla. En principio siempre se parte de cosas que te interesan y te mueven. En el caso de Emma y Kico no solo me mueven sino que me conmueven y he necesitado que pasara tiempo para tomar distancia y poder hacer con ellos una obra de ficción donde todo lo que ocurre en el escenario es inventado. Me he basado en ellos pero para hacer una obra de teatro para los espectadores.
P.- Lo importante es que lo que conmueve al autor de un texto llegue a conmover al espectador, ¿no?
R.- Exacto, eso es lo que uno intenta hacer cuando concibe una obra de teatro, una película o escribe una novela. Quieres que le toque al otro, no solamente enseñarlo. Creo que cuando escribes, para mí al menos, no quieres que sea una labor egocéntrica de decir 'mira esto tan interesante que me ha pasado'. Considero que hay que convertirlo en algo externo a ti aunque parta de algo de dentro.
P.- Se trata de la historia de dos hermanos donde Emma visita a Kico en la cárcel por un motivo concreto. ¿Qué descubre en esos encuentros?
R.- Ella descubre que nunca había visto lo que ocurrió en casa, no se había dado cuenta. Ve que no solamente su hermano es el malo sino que había unos elementos que ella no veía. Esto no justifica su comportamiento pero a ella le remueve lo que su hermano le da a entender.
P.- Parece que huyen de ese ajuste de cuentas pero, ¿hay también algo de huida de uno mismo?
R.- Sí, sobre todo ella que huye de su hermano porque no quiere tener la presión de esa persona que le hace tanto daño, que le hace sufrir, le da igual lo que le diga y estimule porque él siempre vuelva a ser él. Y el hermano también huye de sí mismo y aquí ¡Corre! se convierte en metáfora porque en la obra se apunta a unas olimpiadas carcelarias para correr los 100 metros pensando que así le van a rebajar la condena y va a salir antes. Ese reencuentro con la hermana le da el aliciente para salir.
P.- Joaquín Oristell dice que viaja al corazón de la culpa. ¿Qué relevancia ese sentimiento en esta obra?
R.- Emma piensa que tiene la culpa de no haberse dado cuenta de lo que pasaba en casa y no haber cuidado de su hermano pequeño. Tiene esa sensación de 'si me hubiera dado cuenta y enterado quizá mi hermano no hubiera sido así'. Ese es el viaje a la culpa del que habla Joaquín.
Imagen de la obra ¡Corre!
P.- Antonio Zabalburu y Nur Levi dan vida a Kico y Emma en la obra. ¿Cómo ha sido la labor de trabajo y lectura del texto entre los tres?R.- Ha sido un trabajo muy bonito porque la obra cuenta cosas muy dolorosas pero nos hemos reído mucho, hemos tenido mucho espacio para el disfrute. A mí me ha permitido sentirme cómoda porque un actor tiene que ser generoso y no todos lo son. Cuando lo son te brinda la oportunidad de que pruebes cosas y vas viendo diferentes factores. Desde que empezamos hasta ahora hemos pasado por un recorrido de hasta el tipo de interpretación, de hacerlo hacia fuera, de pie, que nazca de lo auténtico. Eso solo se consigue con gente generosa que te regala su trabajo.
P.- Siendo tan solo dos los intérpretes, ¿cómo es la puesta en escena?
R.- Es minimalista porque son varios espacios; la cárcel, el gimnasio de la cárcel y la casa de ella. Quería que transmitiera la relación entre estos dos hermanos, sombría, árida e incómoda. Tenemos también una composición musical de Mariano Díaz que es muy sensual y hace un buen contraste con la escenografía más dura.
P.- La Sala Mirador, que pertenece al llamado circuito off, es especial. ¿Cómo se ha sentido?
R.- Sí, porque no tiene un escenario al uso, es una sala alternativa pero de lujo. Como espectadora he asistido mucho pero nunca pensé que estrenaría allí. Me da vértigo. Además, en una obra de teatro cada día es único, se manejan muchas sensibilidades y emociones, todo está a flor de piel. Lo que pasa ahora no se vuelve a repetir. Disfruto mucho y siempre se lo digo a los espectadores, hay que ir más al teatro porque los actores regalan una interpretación y cada día es diferente.
P.- Últimamente hay muchas salas alternativas que están acogiendo infinidad de obras y espectadores. ¿Hasta qué punto el circuito off del teatro se está haciendo con la escena madrileña?
R.- Yo creo que todas estas salas que han surgido desde hace muy pocos años hasta ahora están sirviendo para que nuevas generaciones de autores, directores y actores salgan a la palestra y se muestren porque es muy difícil que te den un hueco en los teatros comerciales y es difícil conocer a gente joven. Siempre se han quejado y con toda la razón del mundo. Se preguntaban qué hacer y a dónde ir con sus obras pero económicamente es una ruina. Hay una cantera de donde están saliendo gente que tiene cosas que contar y son cosas diferentes a las que se ven en un teatro comercial, pero no por eso menos interesante. El único problema es el económico porque solo de eso no se puede vivir. Te tienes que dedicar a otra cosa.
P.- Aun así, da la sensación de que es positiva con la escena que hay en España. ¿Cómo ve la salud del teatro en nuestro país?
R.- Sin ninguna duda la salud es muy buena, siempre lo ha sido porque incluso cuando no había tanta sala siempre se buscaba en los centros culturales y en las asociaciones. La gente se ha buscado las habichuelas. Ahora, por suerte, hay sitios donde se puede ir y he visto obras que incluso han pasado a ser obras más importantes. Además, conozco a mucha gente joven que antes decía que para qué iba a hacer teatro y preferían ser guionistas. Ahora eso ya no lo escucho.
P.- Ha trabajado también en el cine y en la televisión. ¿Cómo combina ambas disciplinas?
R.- Estoy en la serie Seis hermanas y todas las semanas tengo que escribir un capítulo. Ha sido una paliza para mi cabeza porque durante la semana he estado con ¡Corre! y el fin de semana con la serie. Ambas son diferentes. El teatro es algo que lo tocas, que lo vives cada día, lo vas cosiendo con los actores y vas haciendo cambios. En cambio una serie o un guion lo escribes y una vez se lo das al director te olvidas hasta el día que lo ves. El teatro es continuo, como una masa de barro que la moldeas todos los días.
@scamarzana