Para la inmensa mayoría, nuestra existencia no deja de ser un acto de convivencia pacífica que por desinterés o ignorancia imaginamos distante de la anormalidad y el absurdo que la ficción propone en sus diferentes formas (cine, literatura, fotografía y cómic). Error grave éste del que puede sacarnos la lectura de Axolot: una colección de once relatos nacidos de un blog del mismo nombre donde el francés Patrick Baud se esmera en recopilar curiosidades macabras e inquietantes. Si sólo fuera eso quizá no merecería nuestra atención, entre otros motivos, porque el universo gráfico de la viñeta vive inundado de semejantes producciones desde sus orígenes. Pero hay un detalle que lo cambia todo: lo que aquí se cuenta surge de la misma realidad y eso convierte a Axolot en una experiencia singular.
Su disfrute puede desgranarse en sucesivas lecturas o bien ser digerido de una sola sentada. La veracidad de cada narración queda refrendada con apuntes finales que obligarán a más de uno a replantear su punto de vista sobre la convivencia y a escarbar en la red para reconfirmar sus sospechas. Mientras el recuerdo de la aberración de turno queda instalado en la memoria del lector hasta el fin de los tiempos. Como ejemplo quédense con este título de uno de los relatos: Mike, el pollo sin cabeza, muy apropiado para los tiempos de desorientación que nos toca padecer.
La parte gráfica cae bajo las plumas de diferentes autores que aportan su peculiar visión sobre la crónica en cuestión, arropados por una propuesta editorial muy cuidada. El resultado final es un cóctel ameno y ágil, un entretenimiento macabro para aquellos que reconozcan el lado oscuro del ser humano y no les importe comprobar una vez más que la cruda realidad supera con creces a la ficción.