A su muerte, acaecida el 23 de enero de 1516, hace casi 500 años, Fernando el Católico era rey de Aragón, Valencia, Sicilia, Nápoles y Navarra y gobernador del reino de Castilla, títulos que deja a su hija Juana, a la sazón monarca castellana. Las crónicas, contemporáneas y posteriores a él, lo presentan como un militar de éxito, un amante de la buena vida, un político maquiavélico, un hábil cazador, un conspirador sibilino y un padre que buscó con las alianzas matrimoniales de sus hijos aumentar su poder. Fernando llegó a ser sin duda, uno de los hombres más poderosos de una Europa que empezaba lentamente a ser moderna. Pero su imagen real, el hombre, se ha visto distorsionada tanto por la leyenda negra vertida por sus detractores como por la leyenda blanca empeñada en hacer del rey el mito y modelo de una época.
Adentrarse en la figura de Fernando despojándola de todos los añadidos posteriores es lo que pretende el reconocido hispanista Henry Kamen (Rangún, Birmania, 1936) con su libro Fernando el Católico. 1451-1516: vida y mitos, que ofrece al lector no especializado una guía para comprender la carrera política y vital de uno de los fundadores de la España moderna. Un trabajo publicado por La Esfera de los Libros que, en palabras de Kamen, ha sido "de extrema dificultad porque se trata de una época histórica de la que no existe apenas buena documentación al no existir una burocracia estatal como tal".
Un gran obstáculo para acercarse a la figura de Fernando es que tiene que competir con Isabel, cuya vida ha sido ampliamente documentada desde varias vertientes por la historiografía castellana."Esta marginación provocó que en épocas siguientes surgieran todo tipo de exageraciones y leyendas que configuraron un Fernando más mítico que real", afirma Kamen. Este fue el caso de la obra El político (1640), del escritor Baltasar Gracián. "Gracián era aragonés, y escribió un ensayo poco riguroso pero justificado por la poca importancia concedida en Castilla a la figura del rey frente a la de Isabel". El único estudio destacable sobre Fernando el Católico se encuentra en el texto Fernando II y la ciudad de Barcelona (1479-1516) del gran historiador Jaime Vicens Vives, que "causó una fuerte polémica a raíz de sus tesis abiertamente críticas con la tradición historiográfica del catalanismo creada en el siglo XIX en la época de la Renaixença".
Es precisamente el nacionalismo catalán uno de los más furibundos detractores del que fue rey aragonés, porque como analiza Kamen: "Los primeros nacionalistas del XIX atacaban a Fernando el Católico porque representa para ellos la evolución de una España unificada, lo que es una amenaza para su Cataluña imaginaria". Esta visión negativa iniciada hace casi dos siglos se mantiene inalterada en la actualidad debido a que "los que están fabricando la nueva Historia de Cataluña no tienen ni idea y copian todo de los nacionalistas del XIX".
La política catalana no es un tema ajeno al autor, residente desde hace años en Barcelona, que el año pasado publicaba un libro sobre el tema España y Cataluña. Historia de una pasión, donde era muy crítico con la revisión histórica que se da en Cataluña a episodios como la toma de Barcelona en 1714: "Los independentistas falsifican la historia de Cataluña para adecuarla a sus intereses ideológicos". Sobre el vigente proceso de independencia, Kamen opina que no es un simple capricho político sino una pretensión seria. "Hay un deseo histórico de expresar una identidad propia, pero no existe base histórica suficiente porque no hay estudios hechos ni justificación documental".
Este tipo de situaciones derivan, a entender del historiador, precisamente de la época de los Reyes Católicos quienes "no modificaron en nada la estructura del país, que sigue siendo una combinación de diferentes territorios casi independientes, lo que ha provocado sucesivos problemas en la historia de España". Aunque a pesar de ello, el reinado de Fernando constituyó una época de hechos y cambios, positivos y negativos, que se revelarían fundamentales para abandonar definitivamente la Edad Media y entrar en otra época. El descubrimiento de América, la Inquisición y la Expulsión de los Judíos, la toma de Granada y el fin de la Reconquista, la unificación de las monarquías españolas... "Fernando no concebía la importancia real de muchas de estas cosas, pero sus decisiones serían determinantes en el futuro. Su reinado constituyó una época de inicios, de poner los puntales, que ofreció el comienzo de una aventura que en origen no parecía tan imponente como se significaría después".
Con este estudio se llena un hueco fundamental en el capítulo de biografías de grandes personajes históricos, pues Fernando el Católico no goza en el resto de Europa del reconocimiento que merece como gran figura política del siglo XV. "Su actuación se limitó a España, Italia y el Mediterráneo, y por eso los europeos en Alemania o Rusia saben muy poco de él comparado con reyes más reconocidos como Felipe II o Felipe IV", afirma Kamen. También se refiere el autor al déficit de los historiadores españoles a la hora de adaptar el estilo de biografía para escribir sobre historia, algo que es muy natural en el mundo anglosajón. Y por último critica que en España "hay gran cantidad de buena documentación en los archivos que los historiadores locales nunca han aprovechado".