Teodoro Sacristán

Se inaugura la Feria del Libro y su director nos comenta las novedades y peculiaridades de la 73° edición

"No hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas", dijo Emily Dinckinson. Con ellos nos sumergimos en un juego donde el poder de la imaginación juega su papel protagonista y más sincero. Por eso, la literatura y el libro, como objeto, requieren su cuidado. Y de esto se preocupan, un año más, desde la organización de la Feria del Libro que cumple ya 73 años. Teodoro Sacristán (Madrid, 1950), director de la misma, comenta la situación que atraviesa el papel y los retos a los que se enfrenta. El consumo de lectura aumenta pero la venta disminuye. La compra de libros se hace de forma automática y la vida de los libros cada vez es más corta. ¿Dónde culminará la travesía y aventura de este modo de transporte cultural?



Pregunta.- Este año se cuenta con 21 casetas y 51 expositores más. ¿Qué novedades presenta esta edición frente a la del año pasado?

Respuesta.- Una de las novedades principales es la consolidación de la incorporación del año pasado de otros espacios que no están en el recorrido de siempre de la feria. Hemos consolidado la biblioteca Eugenio Trías, se ha incorporado como pabellón, Casa Vacas y también el año pasado con el espacio Wesselmann con mucho cuidado porque todo lo que sacamos del formato feria parece que es difícil de digerir frente al público que esperan irse encontrando en el recorrido. En este sentido, la participación de la Casa de la moneda con actividades para los más pequeños, y hemos incorporado la firma digital.



P.- El mundo del libro está sufriendo un nuevo golpe. Este año ha vuelto a descender el número de ediciones y la vida de los títulos es cada vez menor. ¿Hasta cuándo se puede sostener esta situación?

R.- Es muy compleja. Paseando como estoy con expositores y demás, todo el mundo está en una depresión. En marzo decían que ha sido mejor marzo que el año pasado, pero el pasado en marzo teníamos semana santa. Así que como comparación de ventas no vale. El abril y mayo de este año, con los puentes, se hablaba de que triunfaba el turismo interior, que la gente se movía de la de la ciudad y caen ventas. Unido a la crisis de un sector del libro en el que la compra por impulso es el formato, es muy complicada su sostenibilidad. El libro no es un objeto de primera necesidad.



P.- Deletreando el mundo es el lema de esta edición. Toda una declaración de intenciones.

R.- Es bastante potente, sí. Es como complemento al del año pasado donde el libro era el objeto principal. Además, visto lo visto sobre cómo han ido en las elecciones, nunca mejor que ahora para este lema, que salió sin saberlo, claro. Será interesante verlo.



P.- La conferencia inaugural corre a cargo de César Rendueles y lleva como título El gobierno de los libreros. Un elogio anticapitalista del mercado. ¿Hay equilibrio entre comercio y cultura?

R.- Complicado. Yo creo que es francamente complicado. Hay una parte de comercio importante en relación con la cultura. No nos debe dar miedo cuando hablamos de ello en relación con la feria. Esto es una feria comercial y no pasa nada porque está complementada con muchas cosas. Todos los que pasan por aquí, hoy por hoy, dirán que vienen para ver si venden porque sin la feria no venderían.



P.- Resulta curioso, de todos modos, saber que la venta baja pero el número de lectores aumenta. Estamos en un 64% de media frente al 70% de la media europea. ¿Son estos datos alentadores?

R.- Hay que hacer una lectura más amplia. Hay que ver de dónde procede este país. En 1900 el analfabetismo era brutal y en Europa no era así. Ahora decimos que quienes más leen son las mujeres y en Europa la mujer entró en el mundo laboral muy pronto. Asumieron la fuerza de trabajo que los hombres asumían estando en la guerra. Estas diferencias están acusadas en este país.



P.- Además se rinde homenaje a García Márquez, a Quino y su mordaz Mafalda y al 20 aniversario de Manolito Gafotas. ¿De dónde surgen estas ideas y cuáles son las expectativas?

R.- Lo de Quino nos ha venido fenomenal con el Premio Príncipe de Asturias. Lo teníamos hablado desde hace meses con Random House Penguin. El modelo era traer a dibujantes viendo cómo piensan ellos Mafalda, en abierto, para que el público presencie los en directo. Y lo de Gabriel García Márquez tiene dos formatos. Una lectura continuada de Cien años de soledad para el público y en abierto. Todo el que quiera puede hacer la lectura y, además, dispondremos unos libros de condolencias para que todo el que quiera exprese mediante frases que den sentido de su muerte para enviárselo a la familia. Es un homenaje que como feria se debe hacer.



P.- Aparte, hay varias actividades para el público infantil. ¿Hay que renovar los modos de educación para fomentar entre los más pequeños la lectura y no mejorar la situación?

R.- El pabellón infantil es una alternativa e idea manejada por la Feria. Creemos que lo que es fomento de la lectura lo tenemos como obligación. Son pocos días pero lo hacemos encantados, hay una gran biblioteca que se usa para los niños, padres y una guía de lectura para que los padres y educadores la vean y consulten. Y que expertos en el área de educación puedan aconsejar a los padres. Es un juguete importante.



P.- Y, ¿cuáles son las expectativas de este año?

R.- Hablo a título personal. Creo que va a ser buena, si nos acompaña el tiempo, claro, que siempre es un factor a tener en cuenta. Pero tal y como está transcurriendo el año las ventas del año se centran en la Feria del libro y el Día del libro y son datos negativos porque son eventos puntuales. Pero esperamos que cubra estos días las ventas porque si no hubiera Feria las librerías estarían vacías.



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