Manolo Tena. Foto: Casa de América.
El músico publica El concierto de Las Ventas, una grabación del celebrado recital que ofreció en 1993 en el coso madrileño.
Pregunta.- ¿Por qué sale este disco ahora y no antes?
Respuesta.- Ha sido una casualidad. Algún tiempo después de aquel concierto, se desbordó el Manzanares y la oficina de mi manager quedó inundada. Pensamos que se había perdido la grabación, pero apareció hace poco y me propusieron sacarla a la luz. ¡Pensé que sonaría fatal, pero me llevé una sorpresa!
P.- ¿Cómo recuerda aquella noche?
R.- La recuerdo con mucho cariño. Los Rodríguez y yo éramos amigos y aquella noche les ayudé a que empezaran a ser unos figuras. Así eran las cosas antes en esto de la música: yo te ayudo, tú me ayudas. Había un espíritu más fraternal.
P.- ¿Y cómo es ahora?
R.- Se ha perdido mucho corazón por el camino, mucha alma. Ahora lo que mandan son unos cromos que se llaman dinero o acciones de no sé qué empresa. Los siete años de vacas flacas van camino de ser 70. Han aumentado las diferencias entre ricos y pobres, pero no hablo de capital, sino artísticamente. Hay músicos que están todo el día en la tele y otros igual de buenos o más que no tienen dónde actuar. Si tuviera que empezar de nuevo, no me metería en esta profesión.
P.- ¿Qué se va a encontrar un chaval de 16 años que no le conozca y le dé por escuchar su disco online?
R.- El otro día estaba viendo el Saturday Night Live y salió Springsteen intentando demostrar que podía cantar con una voz más delicada que la que estamos acostumbrados a oírle. Pero lo que nos gusta de Springsteen es lo que hace siempre. Pues con este disco es igual, quien lo oiga se va a encontrar con una dosis de autenticidad, esto es lo que yo soy y esto es lo que hago.
P.- Ha probado muchos estilos: más heavy con Cucharada, más pop con Alarma, más rock latino en solitario, ha hecho versiones de jazz de sus canciones, ha rapeado poemas de Lorca... ¿Con qué sonido se siente más identificado ahora?
R.- Ahora con el humanista universal. Como decía Antonio Flores, el flamenco y el blues son lo mismo. Vas a Brasil y ves que la bossa también es lo mismo. Júntalo todo y ponte en la época que te ha tocado vivir. Eso es lo más novedoso que se puede dar de corazón a corazón.
P.- ¿Va a llevar las canciones de este disco de nuevo al escenario?
R.- Hasta el verano no creo que haga mucho. Luego supongo que habrá una demanda en base a este disco, pero no pienso montar banda. Los haría en clave de jazz y en sitios pequeños, y en cada lugar invitaría a alguien a tocar algo conmigo.
P.- ¿En qué músicos de hoy se reconoce?
R.- A mí los indies me recuerdan mucho a Cucharada, la tímbrica es la misma. Hay muchos artistas latinos que me interesan, también me gustan muchos desconocidos del blues underground madrileño, otros que hacen reggae... Mis hijos y sus amigos lo mismo escuchan a Leonard Cohen o Dire Straits que luego ponen algo super techno que no hay quien lo aguante, pero yo digo "bueno, pónmelo a ver qué tal". Uno no se puede rasgar las vestiduras en temas de música. En los 70 dije que Alaska triunfaría. La gente me preguntaba cómo podía llevarla de concierto si no sabía ni tocar la guitarra y yo les decía: "Esto es el futuro".
P.- ¿Qué cosas le hacen hoy "tocar madera"?
R.- Los familiares lejanos que no sabía que tenía y han venido a incordiar, como la prima de riesgo. Se podrían haber quedado en su tribu.