José Manuel Ballester. Foto: Antonio Heredia
El artista inaugura en la sala Conde Duque la exposición Allumar, una serie de fotografías centradas en el paisaje y la arquitectura de Asturias.
Pregunta.- ¿Cómo surgió la propuesta de colaborar en este proyecto de Miradas de Asturias?
Respuesta.- Fue la fundación la que me lo propuso hace ya bastante tiempo, en concreto en 2007. Todo surgió de un proyecto sobre Niemeyer que me encargaron a raíz de la compra de una de mis obras de la serie de Brasil que les gustó bastante. A partir de ahí se fue ampliando el trabajo y el compromiso pasó a abordar Asturias en general y adopté un nuevo guion centrado en la naturaleza y la arquitectura de la región.
P.- ¿Conocía Asturias cuando le llegó la propuesta?
R.- Si, ya había estado en varias ocasiones. De hecho, hace años pasé algunas vacaciones de verano en la zona del Sueve. Pero trabajar en este proyecto, concentrarme en él, me ha descubierto un lugar sorprendente.
P.- ¿Cómo fue el trabajo de campo?
R.- La fundación me dio total libertad y además me facilitó mucho el trabajo pues gestionaba todo el tema de los permisos para cada fábrica, cada central eléctrica o para entrar por ejemplo en las minas del pozo de María Luisa. El problema es que me tenía que amoldar a condiciones de seguridad y horarios, a la dinámica de la fábrica. No son condiciones ideales, pero tienes que adaptarte. Por eso solía ir en varias ocasiones a un mismo lugar. Respecto a los paisajes trataba de encontrar aquellos que pudieran ser más significativos para mí. Para ello vas depurando y filtrando y los vas situando en tu propio imaginario.
P.- Supongo que al final tendría una gran cantidad de material para la exposición...
R.- Lo que ocurre es que mucho material acaba siendo documentación y hay que hacer una criba muy grande. Al final lo que intentas es condensar lo máximo posible lo que ocurre allí para captarlo en una o dos imágenes. En total fueron 5 años recopilando material y el sacrificio es enorme cuando tienes que descartar fotografías que piensas que tienen un valor artístico. En este proceso tuvo mucha importancia la colaboración de Ángel Antonio Rodríguez, comisario de la exposición que me acompañó desde que el proyecto era únicamente Niemeyer.
P.- ¿Qué posibilidades le ofrecía Asturias para desarrollar sus inquietudes artísticas?
R.- Empecé después de viajar a Brasil y China. La escala de Asturias es muy distinta, es un microcosmo en comparación con las enormes fábricas y construcciones de estos países. Pero la grandeza que hay aquí no es comparable. Quizá en Asturias la única zona donde se descompensa esta escala tan particular sea en Aboño (Gijón), al límite de lo que puede soportar la naturaleza. Hay una mayor tensión en la relación entre naturaleza e industria y esto es lo que se debe evitar. La relación entre ambas ofrece muchas posibilidades. Hay que recuperar y abrirse a la naturaleza y los pueblos deben reestructurar su riqueza en función de ella. Este país ha olvidado su naturaleza agrícola y si dejamos toda la producción en manos de empresas internacionales perdemos nuestra esencia. La pequeña agricultura puede ser muy rentable.
P.- ¿Pretende con su trabajo concienciar al respecto?
R.- La cultura es un espejo de la sociedad a la que pertenece y se desarrolla en función de las posibilidades que esta ofrece. Hay estructuras que no quieren abandonar su poder y por supuesto no ofrecen alternativas nuevas. Y si estas alternativas aparecen, en muchas ocasiones no tienen verdadera conciencia de cual es el problema y así es muy complicado encontrar soluciones. Todos podemos tener claro que quienes empezaron la crisis fueron los bancos pero hay muchos más elementos. Algunas de las soluciones que se han puesto encima de la mesa son soluciones a corto plazo. Una sociedad inteligente busca soluciones a largo plazo. Habría que tener la sangre fría de decir: "¿a donde vamos corriendo?" La naturaleza de Asturias tiene un vigor incomparable pero hay que explotarla de manera inteligente y creo que se empieza a hacer. Estamos en otro punto que Brasil o China que han copiado los modelos de desarrollo europeos y ahora se empiezan a dar cuenta de que tiene que ser más respetuosos.
P.- ¿Cuál crees que es el hilo conductor de estas 40 fotografías?
R.- El titulo de la exposición es bastante revelador. Allumar significa iluminar, alumbrar... La luz es muy importante para mí y funciona como protagonista. En los espacios vacíos es claramente detectada, predomina y baña el espacio. Trato de fijar la atención en los umbrales del día, cuando el sol sale y se pone, momentos que destacan aspectos abstractos que en Asturias encontraba con facilidad. A pesar del gran peso de la industria en la región, la fuerza de la naturaleza asturiana es enorme, estos monstruos de ingenio no son capaces de enterrarla. En Madrid vas a un polígono industrial y no hay rastros de naturaleza. Pero industria y naturaleza están condenadas a entenderse.
P.- Dentro de unos días su trabajo también estará presente en la exposición Toledo Contemporanea, encuadrada en la conmemoración de IV centenario de la muerte de El Greco. ¿Qué podemos esperar de este proyecto?
R.- La exposición la ha comisariado Elena Ochoa y todavía no he podido ver el resultado pero por el grupo de artistas reunidos creo que va a ser muy interesante. Traer a El Greco al escenario actual va a ser muy revelador. Por ejemplo, se puede ver su influencia en el expresionismo alemán. Hay una tragedia visceral y existencial en los artistas centroeuropeos que ya estaba en los cielos desgarrados de El Greco. Su obra es uno de los grandes aciertos de la incorporación del arte occidental al arte mundial. Esta exposición nos va a a servir para conocerlo mejor, saber su potencial e incluso sus limitaciones, que también las tenía. Por mi parte solo he pretendido rendirle homenaje.
P.- ¿Hacia donde va el arte en la actualidad?
R.- El arte, si transciende y sobrevive, será porque ha revelado su utilidad. Hay que demostrar que sigue siendo útil. Si atendemos a las leyes naturales nos damos cuenta de que todo aquello que sobrevive se debe a que es necesario. Desde que el ser humano existe siempre nos ha acompañado una necesidad artística pero en la actualidad no se valora el arte como algo útil o necesario. Mi compromiso, el motivo por el que me levanto todos los días, no es decorar una pared con una obra.