Carmen Calvo delante de una de sus obras.
La artista inaugura hoy 'El festín de la araña' en la galería Fernández-Braso de Madrid
Pregunta.- ¿Qué nos encontramos en este Festín de la araña?
Respuesta.- Todo parte del título de una ópera, no es una pieza deslumbrante, en realidad eso es lo de menos. Pero me encantó el título: la araña es un animal que teje alrededor y va transformando un hilo en red. Esta exposición trata sobre todo de retratos que se van trasformando con los libros o, mejor, con la literatura. Es una ópera de Albert Russei (1913) un marinero que se convirtió en músico.
P.- ¿Está la música de algún modo también presente?
R.- Sí, de hecho ha estado muy presente en mis últimos trabajos, desde que el año pasado los Amigos del Liceo de Barcelona me encargaron los dibujos para el nuevo libreto, 50 dibujos para las 50 óperas que siguen representando todavía hoy.
P.- Pero en realidad esta es una exposición de retratos.
R.- Paul Valéry dijo: "Ver es olvidar el nombre de las cosas que uno ve". Y es que todo retrato tiene una doble lectura. La intervención, la manipulación de la fotografía, es la que me lleva y me permite establecer vínculos con otra cosa. Toda mirada puede cambiar. Como dijo Picasso al mostrar el retrato de Gertrude Stein: "No se parece pero se parecerá". Mi trabajo se basa en los materiales clásicos y el retrato que también es un género clásico. Los de ahora son retratos de personajes anónimos que intervengo para crear otros.
P.- ¿Hay mucho de reciclaje en su trabajo?
R.- Yo soy pintora, no fotógrafa. Mis fotos son piezas únicas porque en realidad son pinturas intervenidas. Hay esa doble lectura de recuperar fotografías encontradas (o más bien buscadas) y a partir de esa imagen que me cautiva voy formando esta nueva representación. Es la imagen sobre la propia imagen.
P.- ¿Y de dónde saca estas fotografías encontradas?
R.- Llevo ya mucho tiempo reinterpretando objetos, para mí es como salir a pintar un paisaje. Yo salgo a la búsqueda de esos objetos. En realidad no es muy distinto de la interpretación clásica de la propia pintura.
P.- ¿Es de las que cree que la fotografía terminó con la pintura?
R.- Bueno, la fotografía ha ido después del dibujo. Vuelvo a Valéry que decía que cuando empezó la fotografía se perdió el dibujo. El retrato empieza en el siglo V y fue todo un símbolo de estatus. La imagen ha sido lo que ha perdurado. En realidad nada ha cambiado demasiado. Hay que observar la Historia para ver que es muy difícil aportar algo nuevo. Yo soy clásica aunque no lo parezca.
P.- ¿Cuáles son sus referentes?
R.- Pues vienen sobre todo del mundo del objeto, no diría tanto el surrealismo, pero sí de todo artista que ha trabajado con el objeto, que es otra manera de pintar. El objeto rompió la forma de ver la pintura. Podemos remitir al arte povera que es lo más cercano a hoy que ha trabajado con el objeto. Yo no miro el arte como moda pero hay ciclos que se vuelven otra vez a remitir.
P.- ¿Se identifica con los artistas españoles de su generación?
R.- Claro que sí. Y con los de ahora, me gusta tener obra de otros artistas y en cuanto puedo compro algo. Los de mi generación además son amigos. A la Bienal de Venecia fui con Brossa un poeta que hace objetos, algo muy cercano a mí. Pero también me siento cercana a Miguel Ángel Campano, Darío Villalba, Miquel Navarro, Soledad Sevilla.
P.- Acumular, coleccionar, conceptos muy presentes en su obra, ¿fetichista o archivista?
R.- Yo me defino como pintora, el concepto de cada uno la manera de expresar esa idea cómo la guarda o como la protege. El artista es más voyeur que fetichista, yo no guardo los elementos reproducidos.
P.- En contra de lo que pudiera parecer con el 21 por ciento del IVA y demás las galerías siguen moviendo a sus artistas, participando en ferias y organizando actos como esta Apertura masiva...
R.- Menos mal que hay galeristas y artistas que son madres coraje porque con lo que pasa aquí no es de extrañar que los coleccionistas se vayan a comprar fuera. Hay que agradecer esa apuesta de las galerías. Pero no hay dinero. La ley tan injusta de un 21 por 100 retrasa un proceso que se había iniciado. Los galerías no pueden salir ni importar, eso ha sido un retroceso. Es una ley completamente absurda que va en contra de la cultura y un país que no protege de cultura es un país que va al fracaso.